La disyuntiva de Davidovich: perder de inmediato o jugar acalambrado un 'match ball' en contra

El reglamento médico del tenis está encaminado a evitar excesivos parones o situaciones de mala fe de los jugadores cara a simular lesiones, pero eso llega en ocasiones a volverse en contra de tenistas cuando realmente sufren problemas. Se distingue entre calambres, lesiones no tratables o lesiones que pueden ser tratadas pero siempre con una evaluación del médico o fisioterapeuta que da pie, tras aprobarlo el juez de silla, al uso de un tiempo muerto médico de tres minutos que empieza en el momento del tratamiento. En torneos del ATP Tour, como el caso analizado, el juez árbitro puede extender dicho tiempo si lo estima necesario.

Cada jugador tiene derecho a un tiempo muerto médico por cada problema tratable distinto, pero los calambres entran en otro capítulo. El tenista puede recibir tratamiento por ellos únicamente durante el tiempo asignado para los cambios de lado o el descanso entre sets, pero no con la categoría de tiempo médico.

Si hay duda sobre si es calambre o no el problema físico, el criterio del fisioterapeuta o medico en contacto con el juez de silla, decide la solución a adoptar. Además, si el tenista no puede continuar jugando debido a calambres musculares, confirmados por el fisioterapeuta o el médico del torneo, se podrá otorgar al rival los puntos o juegos necesarios para llegar con el tanteo a un cambio de lado o descanso entre sets y así poder recibir evaluación inmediata y tratamiento durante el tiempo que dure el descanso. Puede haber un total de dos tratamientos completos realizados en los cambios de lado o descanso entre sets por calambres musculares, los cuales no tienen por qué ser necesariamente consecutivos.

Este es el caso que afectó a Davidovich. Ya había sido atendido al comienzo del quinto set por un problema muscular, y el tirón definitivo que le dejó incapacitado casi para moverse se produjo con segundo saque y bola de partido en contra. Parecía cantada la retirada, ante la gravedad del calambre. Pero entonces, tras levantarse a duras penas, ayudado por Trungelliti y el 'fisio' durante unos instantes, pese a los fuertes dolores, quiso acabar el partido (por orgullo y en reconocimiento al rival, para que no quedara como retirada) y jugó el punto final, aun sabiendo que era poco menos que imposible ganarlo. Ya no había margen para ser atendido profesionalmente, pues había que llevar el tanteo a un descanso (a la derrota).