Nadal, ochenta títulos y a por el codiciado doblete americano

Tras haber besado la gloria en 2005, 2008 y 2013, el balear revivió el éxito en el país americano y se sacó la espina de no haber conquistado un trofeo de categoría Masters 1000 desde, precisamente, su último triunfo en estas mismas tierras. El español, instantes después de rugir sobre el cemento y arrodillarse sobre el mismo, aupó su cuarto título en Canadá y su Masters 1000 número 33, lo que le sitúa con tres más que Djokovic y seis por encima de Roger Federer.

Con casi 3.800 puntos de distancia con el suizo en la clasificación mundial, el de Manacor buscará su título 81 en Cincinnati el próximo domingo, lo que supondría un doblete que no consigue nadie desde que él mismo lo hiciera en 2013. Para ver algo parecido, hay que remontarse a 2003, cuando Andy Roddick se llevó el doblete americano.

Pocas horas después de ganar el torneo de Toronto, Nadalanunció que renuncia a jugar el Masters 1000 de Cincinnati para «cuidar el cuerpo», dos semanas antes de que comience el US Open. «Lamento anunciar que no voy a jugar en Cincinnati este año. La única razón es que quiero cuidar mi cuerpo y tratar de mantenerme tan bien como ahora», dijo el español en un comunicado.

Su ausencia permite al suizo Roger Federer ser cabeza de serie número 1 para el torneo de Cincinnati, que comenzó el domingo. El suizo hizo al revés que Nadal, al no jugar en Toronto para centrarse en Cincinnati. donde ganó ocho veces. El US Open, el último Grand Slam de la temporada, se disputará entre 27 de agosto y el 9 de septiembre en Nueva York.

Como contrapartida de los 80 títulos de Nadal estuvo el joven Tsitsipas, de 20 años, cumplidos el mismo día de la final de Toronto, y con la titánica tarea de ser el primer tenista en vencer a cinco 'top 10' en el camino hasta la gloria. En su bolsillo llevó las victorias ante Dominic Thiem, Novak Djokovic, Alexander Zverev y Kevin Anderson y aspiró a su primer gran triunfo en el circuito ante quien ya le apartó de la gloria en el Conde de Godó.

Aquel día, hace cuatro escasos meses, Nadal abrió una brecha con la llamada 'Nueva Generación'. En casa, dejó a Tsitsipas en tres juegos para sumar su undécimo Godó y le demostró que mucho tendría que mejorar para hacerle daño en arcilla y en el tenis en general.

El espejismo de un primer juego ganado en blanco por el griego se lo llevó por delante un manacorense encendido y arrasador. Dos roturas consecutivas devolvieron a la tierra a Tsitsipas y le recordaron la lección de la Ciudad Condal.

La paliza iba camino de ser rápida e, incluso, indolora, ya que el nivel del español distó a años luz de los tenues destellos de Tsitsipas, quien descubrió la gran diferencia entre ganar a Djokovic en octavos y enfrentarse a Nadal en una final. El instinto de un Nadal arrasador le obligó a no aflojar y el cansancio acumulado de Tsitsipas afloró.