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Desde la misma salida Jorge Lorenzo impuso su ley en Le Mans con una actuación impecable que le permite recuperar el liderato de MotoGP. :: afp
Lorenzo emula al Rossi de Jerez y se pasea por Le Mans

Lorenzo emula al Rossi de Jerez y se pasea por Le Mans

Valentino da por buena la segunda plaza, y la caída de Márquez y de los dos oficiales de Ducati abre las puertas del cajón a Maverick Viñales

JOSÉ MANUEL CORTIZAS

Lunes, 9 de mayo 2016, 00:33

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El fin de semana marchaba sobre ruedas para sus intereses, pero no era suficiente para rebajar el escozor que aún mantenía desde el recital de Rossi en Jerez. Había profanado el italiano el templo andaluz, donde para colmo de sus rivales irreconciliables había sido adorado como deidad. Jorge Lorenzo no se conforma con medias tintas. En sus tímpanos aún retumbaba la retranca del público entregado en España al invasor de Tavullia. Por eso ayer sólo consumaría su satisfacción una victoria similar, incontestable, cincelada desde el primer metro en Le Mans. Acabó consiguiéndola en una carrera que deparó unas cuantas sorpresas. No lo es su retorno al liderato en MotoGP, que promete guerra. Márquez cede ahora cinco puntos y Valentino, doce.

Lorenzo se ha destacado como un consumado especialista en arrancadas. Con ellas coloca la primera piedra de sus éxitos. Si luego el 'setting' de su Yamaha no decae y las gomas le respetan en durabilidad y funcionamiento, tiene casi todo hecho. Los 99.000 espectadores que batieron el récord de asistencia a la convocatoria motera en Le Mans presenciaron sin pestañear un primer giro dividido en dos submundos. El primero sólo habitado por el balear. Apagarse el semáforo y ver su moto propulsada por una potencia brutal es todo uno. Sólo las Ducati le siguieron la estela, aunque a más de medio segundo en la primera vuelta. Partió mal Márquez y alcanzado por los hermanos Espargaró y Rossi participó en un aquelarre que retrasó a todos y por momentos pudo facturarles hacia el asfalto. Varios toques y un hachazo que a Márquez se le fue de las manos y no concluyó en colisión porque Pol levantó su Yamaha serie B para evitar el impacto.

Al galimatías en ese grupo tuvo tela y tardaron tres giros y la correspondiente tardanza respecto a cabeza de carrera en ponerse las pilas Márquez y Rossi para colocar su proa rumbo a las Ducati. En el equipo italiano hay un elemento distorsionador. Es Iannone, incapaz de atemperar su sangre. Cedía un segundo ante Lorenzo y se enfrascó en una cruzada sin retorno. Había limado en media vuelta cuatro décimas, lo que da una idea de cómo iba. Descontrolado. Tanto que la horquilla le marcó la dirección al suelo. Batacazo imaginable. Otro. Lleva tres en cinco citas. En el equipo italiano comienzan a mirarle de reojo.

La carrera no escondía secretos sobre la identidad del ganador. Lorenzo seguía en su planeta, descontando vueltas. Tras él se había quedado solo Dovizioso, pero sentía en el rugir de las gradas que no tardaría en tener tras su escape a Márquez y Rossi. Valentino aún albergaba la esperanza de poder ir a por su compañero de garaje si prescindía del freno de la compañía. Interior de manual al ilerdense y unos metros después marcó como cazado también a 'Dovi'. Falló en sus cálculos, sin embargo, porque después de colocarse segundo y aunque amagó con ello no pudo abrir hueco. Su ritmo era notablemente mejor, circulaba más fino dentro de lo que cabía ya que no hubo montura que se librara del cabeceo que comparaba el avance de las motos con el de serpientes zigzagueando.

A 13 vueltas del final, cuando ya no entraba en el cálculo lógico que 'Vale' alcanzara a Lorenzo, sus compañeros de grupo armonizaron una sincronía letal para sus intereses. Rodaban por la curva 7, conocida como la del Museo, y ambos se fueron al suelo al unísono, separados por cinco metros. Como si se tratara de un videojuego en el que la pareja fuera fulminada por el mismo ataque. Dovizioso ni lo intentó y Márquez, con su Honda hecha un ocho y las entrañas mecánicas a la vista la recuperó y devolvió al trazado para ir digeriendo su orgullo mancillado con la recompensa de defender los tres puntos de la decimotercera plaza. No fueron los únicos descabalgados en ese ángulo -sólo acabaron trece pilotos la carrera-, lo que inicialmente llevó a buscar explicaciones. Una apuntaba al exceso de goma dejado por las monturas de Moto2 que limita el agarre a las monturas de MotoGP que cierran el programa.

Tanta criba acumuló damnificados y pilotos favorecidos. Entre éstos, un Maverick Viñales que se había distanciado del grupo perseguidor a tiempo y con Pedrosa a su estela lejana -el barcelonés fue quien cobró un premio mayor para su deficiente fin de semana-, avanzó hacia su primer podio en la cilindrada reina. Ambos han sido, además, protagonistas en el paddock ya que se les señala como los más próximos a cerrar un acuerdo con Yamaha para ocupar en 2017 la vacante de Lorenzo que, con su triunfo de ayer iguala el número de podios de Ángel Nieto.

La próxima cita llevará el Mundial a Mugello, donde Rossi es un dios y Ducati puede dar rienda suelta a su bárbara velocidad, siempre que sus pilotos logren domar a las Desmosedici.

Victoria de Rins Moto2

La inteligencia también da potencia

Mala salida, lo que ya es un clásico en su caso, y desde el badén de la pequeña decepción propósito de enmienda. Álex Rins tiene valor, no rechaza la pelea, su sangre entra fácilmente en ebullición. Pero nunca deja de ser inteligente. Supo reaccionar, seleccionar el terreno que pisaba sabedor de que los nervios se van apaciguando a partir del quinto giro, que fue el momento que eligió para atacar y pasar a dominar la carrera de Moto2. Se había caído antes Folger (cuatro percances durante el fin de semana), Lowes rodaba séptimo sin ritmo y Zarco décimo, aunque acabó accidentado. Puso en fila a Corsi, Baldasarri (que también besó el suelo) y Luthi para acabar ganando merced a su soberbio control de la situación. Una victoria que le alza al liderato del certamen.

Binder repite Moto3

El sudafricano es el líder más sólido del año

Un grupo inicial de once pilotos que fue perdiendo unidades hasta convertirse en cuarteto. Binder se protegió de Fenati hasta que atacó en una última vuelta perfecta en la que cerró todas las puertas al italiano. Navarro no pudo aspirar a más que el tercer puesto al ser tocado por su compañero Canet en la última curva, cuando arriesgó en exceso. El vencedor es el líder más sólido del año con 102 puntos de 125 posibles.

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