Un 'tornado' de solidaridad

La historia de Maikel con el boxeo es curiosa especialmente por lo tarde que comenzó a ponerse los guantes y lo lejos que ha llegado en poco tiempo. «Yo estaba en un gimnasio en Carlinda y Boris Heredia daba clases de boxeo allí. Un día me asomé y me gustó lo que vi. Yo quería perder peso y Boris me dijo que el boxeo era lo mejor y me invitó a una clase. Yo tendría entonces 32 años», comenta Ruiz, escayolista de profesión, que ahora tiene 41. Anoche disputó su quinto combate como profesional en su casa, el Saga Heredia, ante el argentino Matías Raimundo. Sus cuatro peleas anteriores las ganó.

Tras aquella primera invitación de Boris Heredia, el boxeo fue ocupando cada vez más tiempo de la vida de 'El Tornado'. «Empecé boxeando dos días a la semana, luego tres... Veía que perdía peso y me gustaba como si llevase toda la vida en ello. Al final a base de entrenamiento he llegado a algo que yo nunca pensé que iba a pasar», asegura. Eso de lo que habla el púgil es su debut en competición, primero 'amateur' –a los 38 años– y dos años más tarde como profesional en el peso wélter. Este último fue en una velada muy especial, la del 21 de octubre de 2017 en el Palacio de los Deportes Martín Carpena. Cerca de 3.000 personas y dos títulos internacionales IBF en juego. Luca Giacon perdió el del peso superligero y Ronny Landaeta mantuvo el del peso supermedio, pero poco antes el protagonista fue 'El Tornado', que venció a Juan José 'Rambo' Querol. El debut profesional dejó a Juan Francisco Ruiz mejor sabor de boca que el 'amateur'. «Me hice un corte por un codazo cuando estaba a punto de ganar y pararon el combate», recuerda el boxeador, que después del primer traspiés cosechó 15 victorias en 20 combates.

El apodo de 'El Tornado' aparece en los carteles de las veladas seguido del nombre de su barrio, Mangas Verdes, donde Maikel se ha convertido en un ejemplo para los más jóvenes. Desde hace dos años participa en los campus que organiza el colegio de su infancia, el Sagrada Familia, en los que enseña a niños sus primeras nociones de boxeo. «Hacemos ejercicios de coordinación y les enseño algunos movimientos, pero primero les doy una charla sobre los valores del boxeo, cómo actuar ante situaciones de 'bullying' y la importancia del compañerismo y la defensa de los más débiles», explica. Al final de cada clase tiene que firmar autógrafos a todos.

El barrio se moviliza cada vez que 'El Tornado' de Mangas Verdes tiene un combate. El 11 de mayo del año pasado el apoyo de sus vecinos fue fundamental en su victoria ante el francés Fabio Julien Dane en el Polideportivo Ciudad Jardín. «Había hasta una pancarta y gente con camisetas con mi nombre», relata con asombro Ruiz, cuyo sueño ahora es crear una escuela de boxeo en el barrio. «Es una zona de gente humilde que siempre que es noticia suele ser por algo malo. Allí nunca había habido un boxeador y por eso me quieren tanto, porque se habla del barrio por algo positivo. Muchos me piden por la calle que abra un gimnasio para que los jóvenes no estén en la calle», comenta.

Dentro del Saga Heredia también se ha ganado la fama por su constancia en el entrenamiento. «Entrenar con los mejores te hace mejor», sentencia. Se define, ante todo, como «valiente». «No soy muy pegador, pero no rehúyo la pelea. Creo que soy un boxeador técnico e intento aplicar todo lo que me enseñan aquí». Sus ídolos están en su mismo gimnasio y son el jovencísimo Samuel 'La Esencia' Heredia y Ronny 'El Llanero' Landaeta. «El 'niño' tiene un gran futuro y Ronny es un luchador de la vida, un espartano. Me fijo en cosas de los dos y algo se me pega», confiesa Maikel, que ahora tiene otro objetivo en el horizonte, el Campeonato de Andalucía.

Mientras espera que le pongan fecha a la velada, sigue entrenando al cien por cien. «El boxeo me ha cambiado la vida totalmente. Tengo una motivación y una fortaleza mental y física que me ayudan a afrontar los problemas. Al final, el boxeo es como la vida, todos los días se libran batallas. Unas se ganan y otras se pierden, pero la clave es la constancia», cuenta. A él no le importa perder, solo quiere hacer «un boxeo honrado y sano» y convertirse en «el boxeador del pueblo».