SUR

Rafa Fernández, un superviviente malagueño en la élite

Se marchó becado a la Blume y se asentó en Madrid, donde reside desde hace diez años; es el capitán del Real Canoe de waterpolo, y lo compagina con su trabajo como fisioterapeuta

marina rivas

Jueves, 6 de agosto 2020, 01:08

Hasta hace un par de días no se había parado a pensar en un dato: es el único malagueño en la élite nacional del waterpolo, ... la Liga PREMAAT. Un 'superviviente' en un deporte al que apenas ha llegado algún talento de la provin-cia en los últimos tiempos, al menos en categoría masculina. Su estancia además no pasa inadvertida, porque a sus 27 años, puede enorgullecerse de llevar una década en lo más alto, incluso como el capitán de su equipo, el Real Canoe. El costasoleño Rafa Fernández, fruto del Waterpolo Málaga se marchó becado al Centro de Alto Rendimiento de Madrid cuando todavía estudiaba el bachillerato. Diez años después, además de ser uno un pilar del conjunto, es fisioterapeuta deportivo en una clínica y a domicilio.

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No le pesa el trabajo. Es una mente cuadriculada con una personalidad afable. Tuvo una buena escuela para aprender de disciplina. «Desde pequeños estábamos en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, entrenábamos a las 7.30 horas, después tenías clase, luego otro entreno… Estamos acostumbrados al no parar», explica el defensor de boya. Tiene una rutina atípica para un deportista de alto rendimiento porque tiene que hacer malabarismos para cuadrar su agenda sin renunciar a nada. «Voy alternando la clínica con los entrenamientos. Hacemos dobles sesiones y me dan flexibilidad en el trabajo para hacer mis horarios con mi cartera de clientes, porque si no con los entrenos, las concentraciones, la liga, la Copa del Rey…», relata. Y tiene suerte en cierto modo, porque muchos otros jugadores, ven imposible el compaginar ambos caminos: «A muchos de mis compañeros les pasa que una vez entran en la vida laboral, los entrenos se complican mucho». Esta dificultad empuja a que muchos tiren la toalla antes de tiempo. «No es la carrera de un futbolista. A todos nos gustaría entrenarnos mañana y tarde y quedarnos tranquilos en casa cobrando nuestro dinero, pero este no es el deporte que tenemos, lamentablemente», se aqueja el malagueño.

Es por ello que su lugar de asentamiento no ha variado este tiempo, porque sí que le han llegado importantes ofertas de clubes potentes de Cataluña, epicentro del waterpolo de élite nacional. «Estos años he tenido propuestas de clubes de Barcelona, pero como ya empecé la carrera aquí, me veía bien colocado para empezar a trabajar. No quise moverme de Madrid y al final aquí sigo en el Real Canoe, diez temporadas», se sincera. Los objetivos de su club, por presupuesto, son diferentes, aunque las metas deportivas no dejan de ser ambiciosas. Ha habido campañas en las que se ha proclamado subcampeón y tercero de la Liga, pudiendo optar a una plaza continental que más tarde se veían obligados a rechazar. «A día de hoy nuestro objetivo es jugar la Copa del Rey y, luego, estar pendientes de las plazas europeas, a partir del quinto o sexto puesto. Luego el club es el que tiene que decidir si puede afrontarlo», explica.

Ahora que se para un instante a hacer balance de una carrera en la que todavía le queda mucho que ofrecer, Fernández recuerda cómo han cambiado las cosas desde que llegó a la capital. «Uno sale de Málaga muy pequeño, con la ilusión de jugar en División de Honor, lo cumple y su siguiente meta es jugar con la selección española». Lo que también tachó de la lista; llegó a ser capitán del combinado nacional júnior y disputó la Liga Mundial con la absoluta en la campaña 2016-17. Su más preciado recuerdo.

Futuro

¿Cuál es el siguiente peldaño profesional? «Ir a las Olimpiadas es uno de mis sueños. Para Tokio está la cosa complicada, pero quién sabe dentro de otros cuatro años, para París... Tendré 30 o 31», cuenta. Sabe que es complicado volver a tocar a la puerta de la selección, pero una parte de él sigue creyendo. «Ahora mismo hay un grupo muy competitivo, que está haciendo muy buenos resultados, es complicado entrar pero yo no me cierro las puertas». Por ahora, sólo espera poder descansar unos días en su Málaga natal junto a su familia, sus primeros días de libertad postconfinamiento y antes de retomar una temporada todavía llena de incertidumbre.

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