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Robles, en un combate internacional (izquierda) y con su tío, Paco Lozano, quien la inició en el yudo (derecha). PACO LOZANO
Una promesa en busca del olimpismo

Una promesa en busca del olimpismo

La yudoca malagueña Patricia Robles, asentada en la selección española, se entrena desde hace seis años en el CAR de Valencia, al que se trasladó ante la imposibilidad de crecer en casa

marina rivas

Viernes, 10 de julio 2020, 00:13

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Es la menor de cinco hermanos, todos varones, pero siempre supo defenderse bien. También es la única deportista consagrada de su casa, aunque no de su familia, porque llevaba el yudo en la sangre. «Empecé con mi tío, Paco Lozano, en Ciudad Jardín, cuando tenía tres años o así, aunque lo compaginé con el fútbol-sala y al fútbol en el colegio, hasta me llamó el Málaga femenino por si quería entrar en la cantera, pero a mí me gustaba el yudo», recuerda la malagueña Patricia Robles, actualmente, la mejor promesa de la provincia a nivel nacional. Su tío es precisamente una de las voces autorizadas para hablar de este deporte en la provincia. Exyudoca, exentrenador y desde hace años, dedicado en cuerpo y alma a la fotografía deportiva. Incluso, ha acudido a Mundiales y Juegos Olímpicos como fotógrafo oficial de la Federación Europea de Yudo. Ahora, también capta los mejores momentos de la carrera de su sobrina.

Una trayectoria que comenzó a despegar como cadete, con sus primeras medallas internacionales (bronce en la Copa de Europa) y nacionales (dos platas en los campeonatos de España), aunque ni Málaga ni Andalucía podían ofrecerle los recursos necesarios para continuar agrandando su palmarés y tuvo que marcharse tras acabar primero de bachillerato. «Yo recuerdo que llegó un momento en el que tuve que hablar con Miguel Ángel (Arias, que pasó a entrenarle después de su tío), porque sólo me tenía a mi de competidora a un mayor nivel y tampoco podía exigirle estar conmigo siempre en todos los viajes porque tenía sus otros alumnos, que pagan sus clases. Así que quedamos en que yo me iría a Valencia con la beca», valora la malagueña, sobre el momento en que tomó la decisión de marcharse de casa. Le apoyó en todo momento su técnico, miembro de la Unión Europea de Yudo, que consciente de que ni Málaga ni Andalucía apuestan económicamente por la supervivencia de por este deporte.

París 2024

Así, desde hace seis años, asentada en la selección española para los grandes campeonatos, se entrena en el Centro de Alto Rendimiento de Valencia junto a tres olímpicos: Sugoi Uriarte, Laura Gómez y Julia Figueroa, entre otros. Figuras de renombre que no hacen sino alimentar la ilusión de la joven malagueña por seguir el mismo camino. «Es lo que quiero, llegar a París 2024. Cuando volvamos a entrenar en el CAR tendré que hablar con mi entrenador para planificar el tema del ciclo olímpico, pero primero tengo que recuperarme del hombro», asegura, porque el paso mayo tuvo que operarse de una lesión de SLAP (afecta al labrum del hombro), que se produjo durante el combate con el que consiguió su primera medalla nacional sénior (-63 kilos). Un bronce con el que puso un broche de oro a la pasada campaña. Eso sí, la malagueña quiere evitar frustraciones adelantadas e imponerse metas pequeñas antes de luchar por el olimpismo: «Paso a paso, quiero preparar los Campeonatos de España, los de Europa… No pensar directamente en los Juegos, sino ir subiendo poco a poco, porque tampoco quiero forzarme para llegar a París y una vez esté allí no hacer nada».

Aunque las puertas de Tokio 2021 están cerradas para ella, sí que podrá probar un simulacro de lo que supone pisar un tatami olímpico. Así lo explica: «Una de mis compañeras, María Pérez (puertorriqueña) me invitó a ir a Tokio con ella como 'uke'». Se trata de una pareja de calentamiento, para que el competidor pruebe sus técnicas antes de la hora 'H'. «Me encantaría vivir esa experiencia ya que no tengo la oportunidad de competir, pero, a ver, mis Juegos serán los de París».

Robles siempre fue una fuente de nervios. A la joven nunca le bastó con dedicarse al alto rendimiento deportivo, por lo que seguirá compaginando sus entrenos con su formación (tiene un grado Medio de Deportes y otro de Administración) y su trabajo para conseguir algunos ingresos, porque no puede vivir del yudo. «No me gusta que todo sea deporte, creo que te acaba quemando pensar todo el día en lo mismo», asegura. Y explica sobre su perfil laboral; «Ahora estoy de comercial 'on-line', durante la cuarentena estuve de repartidora con Uber, porque me gustaba montar en bici, aunque se está poniendo muy difícil ese empleo. Lo dejé cuando me operaron del hombro. Antes también trabajé montando tatamis, de árbitro… Y ahora me quiero preparar las oposiciones para Policía, porque todos sabemos que la vida de deportista dura unos años, así que tengo que ir preparándome ya».

Ha trabajado poniendo tatamis, de árbitro, de repartidora y de comercial, a la par que seguía estudiando y entrenando

En el futuro, se ve llevando uniforme y placa, aunque por ahora, seguirá vistiendo el 'judogi'. Todavía le quedan muchas medallas nacionales e internacionales que dedicarle a una de sus fuentes de motivación, la que fuera su compañera y una de sus mejores amigas, Paula Vadillo. Una promesa del yudo malagueño que falleció con sólo 19 años a causa de un tumor cerebral. «Ella es uno de los motivos por los que lucho, porque a Paula le gustaría verme en el podio, me gusta tenerla siempre presente», se sincera Robles.

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