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Ocho mil maneras de disfrutar corriendo
En pareja, con amigos, descalzos, marchando, con su mascota o por una buena causa, estos fueron algunos de los alicientes de los corredores de esta 45ª edición de la Carrera Urbana Ciudad de Málaga
Edición tras edición, los participantes de la Carrera Urbana Ciudad de Málaga encuentran la manera de no dejar indiferente a nadie. ¿Quién dice que hay ... una única forma de correr? Protagonistas como los de este domingo, desde luego, lo ponen en duda, y es que cada una de las 8.700 personas que salieron a las calles de la ciudad esta mañana encontraron su peculiar motivo para correr, el de algunos, especialmente peculiar.
El atleta del Trops Cueva de Nerja Iván Trujillo regresó a Málaga este mismo martes, aún con las piernas cansadas tras colgarse la medalla de bronce máster +45 en el Campeonato de marcha. Sin embargo, el cansancio no pudo frenarle y decidió tomar salida en su segunda 'Carrera de El Corte Inglés'... De nuevo marchando. Llegó agotado a la meta, pero mereció la pena: «Qué mejor que hacer un rodaje en una carrera como esta», valoró, muy contento.
No fue el único que captó la atención de los espectadores de la zona. Sin duda, los amigos mijeños Alberto Calvo y Antonio Pérez, también dieron que hablar. Aunque no muchos se percatasen entre la multitud, corrieron los 10 kilómetros descalzos. «Siempre digo que el día que me quité las zapatillas perdí la cabeza pero gané una línea directa con el corazón», afirma Calvo, que lleva más de tres años disputando todas las carreras (tanto en asfalto como en montaña), sin zapatillas. «No lo recomiendo a todo el mundo, pero me ha aportado mucha felicidad», reconoce, sin ningún signo de dolor en sus pies. Convencido por su amigo, Pérez también se unió a esta práctica este mismo verano, y asegura: «Te ayuda mucho psicológicamente por el estrés que tenemos diariamente con el trabajo. Es otra filosofía». Eso sí, en sus respectivos oficios no pueden descalzarse, así que, al menos, aprovechan para vivir 'al desnudo' experiencias como ésta.
Fueron pocos, pero un selecto grupo de participantes de esta edición también destacó al correr con unos compañeros muy especiales, sus perros. Es el caso de Carlos Padilla, que disputó la prueba reina junto a su fiel amigo Robin (podenco): «Casi todas las carreras las hago con él, sobre todo, corremos mucho por naturaleza, pero esta es una tradición. Para mi perro, esto es como un calentamiento, está acostumbrado a correr detrás de las cabras montesas en mi pueblo, en Comares».
Una de las imágenes más repetidas, símbolo del amor y de la felicidad, fue la de las parejas que decidieron correr juntas y atravesar la línea de meta cumpliendo un objetivo en común. Eufóricos y con los brazos el alto, llegaron de la mano Catarina Spratley y Nuno Guimaraes, una simpática pareja de portugueses que se encuentra en Málaga de vacaciones y se lanzó a correr junta por primera vez. «Él sí ha hecho media maratones, pero esta ha sido la primera carrera que terminamos juntos. Ha sido una experiencia muy bonita, nos hablaron de esta carrera y por qué no repetir el año que viene».
Por supuesto, no podían faltar aquellos que aprovecharon la ocasión para sacar a relucir su faceta más solidaria y presentar al mundo su causa: ya sea la lucha por el cáncer, la ELA, o como es el caso, las personas con capacidades diferentes. Un grupo de chicos y chicas del Club Deportivo Adaptado Al-Andalus, de Torremolinos, se lanzó a la aventura este domingo para disfrutar del fantástico ambiente de la carrera, en este caso, en su versión Mini, de 4,3 kilómetros. Así lo cuenta la presidenta del club, Pilar Jiménez, que también se vistió de corto: «Hemos venido con unos cuantos chicos, están un poco nerviosos, porque es la primera vez que están en un evento con tanta gente, pero queremos aprovechar para dar visibilidad a nuestro proyecto». Una excusa perfecta para hacer ver al mundo que ellos también pueden cumplir con cualquier reto que se propongan.
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