El fútbol americano lucha por sobrevivir en Málaga
El equipo de la capital, los Málaga Corsairs, se reconstruye para armar una plantilla más amplia y volver a competir a nivel profesional. En el Fuengirola Potros, el club más veterano de la provincia, el cambio generacional también está pasando factura
Antonio Castro
Domingo, 7 de diciembre 2025, 00:01
Son las nueve de la tarde en el campo de Santa Rosalía, en Campanillas. Como cada semana, un grupo de unas quince personas se reúnen para entrenar. Saben que este año no van a competir, pero es la pasión que comparten por el fútbol americano lo que les mantiene unidos. Así son los Málaga Corsairs.
Los entrenamientos comienzan con un calentamiento común: estiramientos y un par de vueltas al campo. Después, los jugadores empiezan a quejarse, siempre entre risas. Viene la parte que menos les gusta del entrenamiento:'el circuito'. Escaleras, dummies (una especie de sacos acolchados que se utilizan para entrenar) y conos torturarán a los jugadores mientras corren durante la siguiente parte del entrenamiento.
«El físico es una de las partes fundamentales de nuestro deporte, ya que al jugar cuatro cuartos, el partido puede llegar a hacerse muy largo. Esto nos ayuda a tener más resistencia y terminar el partido de la mejor forma posible», indica Alejandro Agüera, segundo entrenador de Málaga Corsairs. «Aprender los movimientos estando cansados es bueno para que luego se refleje en el partido cuando no podamos pensar más y tengamos así esa capacidad de auto exigirnos a nosotros mismos para llegar a terminar», añade.
A continuación, el equipo se divide en posiciones. En una esquina del campo, la línea, el corazón del equipo. No aparecen en las fotos, porque no anotan touchdowns, pero sin su trabajo en el campo sería imposible que las jugadas salieran según lo planeado. Frente a ellos, en las otras esquinas del campo, quarterbacks, receptores y runningbacks (o corredores) entrenan por separado; ellos sí salen en las fotos. Los primeros son el cerebro del equipo. Se encargan de pasar el balón a un receptor, aunque también pueden dárselo a un corredor o incluso salir en carrera ellos mismos.
«Este año es muy importante porque se decide el futuro del equipo», afirma Francisco Javier Juárez 'Ochoa', entrenador jefe de Málaga Corsairs: «La cuestión este año es llevar un plan de acción para que nos conozcan. Tenemos que conseguir cincuenta o sesenta personas para que veinticinco o treinta sean los que se queden en el equipo y afronten el futuro, teniendo en cuenta que esto es un deporte que requiere mucho dinero y sacrificio».
«La importancia de este año es el sacrificio; hay que sacrificar a los jugadores veteranos para conseguir ese número. No se puede mantener un equipo sin competir. Son siete u ocho jugadores que ya tienen experiencia y que han crecido en otra parte del fútbol. Pero es muy importante entender que la gente que venga tiene que tener la misma ideología, formación y hacer los mismos sacrificios», añade el entrenador.
A pesar de no llegar a la veintena de jugadores y no competir esta temporada, las cosa no ha sido siempre así en Málaga Corsairs. «La primera temporada que competimos éramos entre cuarenta y cincuenta personas, el entrenamiento en el que menos gente había eran más de treinta jugadores», comenta Alberto Cabello, quarterback del equipo y el único jugador que resiste desde sus comienzos.
«Al final de los entrenamientos se hacía un scrimmage (entrenamiento conjunto) de once contra once y sobraba gente. Había que ir rotando a la gente para que todos participasen. A día de hoy llevamos años sin poder hacer un scrimmage completo de once personas, ni siquiera de nueve contra nueve en la temporada pasada que jugábamos a fútbol 9», añade el jugador.
«Tirar un año a la basura como es este es tirarlo para rearmarse y que tenga su fruto», explica Ochoa: «Ahora están viendo bastantes personas a los entrenamientos, y tenemos que afrontarlos para que sean un poco lúdicos y que la gente se enganche a la parte lúdica de este deporte, pero para que también vean lo que requiere este deporte. Sacrificio, dolor, sudor, estudio y constancia».
Tras dos horas dejándolo todo en cada repetición y ejercicio, los jugadores se reúnen de nuevo en el centro del campo para estirar. Una vez han terminado, ponen fin al entrenamiento alzando sus voces: «Un, dos, tres, Málaga. Un, dos, tres, Corsairs».
Fuengirola Potros, en la misma tesitura
Al otro lado de la provincia, la situación no es mejor. Los entrenamientos del Fuengirola Potros, el club de fútbol americano más veterano de la provincia, no superan la cifra de diez jugadores. El cambio generacional ha pasado factura al equipo, los jugadores veteranos, tras más de una década en algunos casos, han decidido colgar las botas. Misma situación de nuevo. El elevado costo del deporte y la carencia de ayudas no incitan la llegada de nuevos jugadores.
«Todo el que quiera venir a probar debe animarse a hacerlo. Para el fútbol americano se necesita actitud, pero no requiere tener una complexión física necesariamente fuerte y musculosa», explica José Antonio Molina López, presidente y jugador de Fuengirola Potros. «No hay que dejar que este deporte desaparezca».
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