La vela malagueña vuelve a los Juegos con Ana Moncada

Hija y hermana de apasionados del mundo náutico, Moncada comenzó a navegar siendo una niña risueña y menuda que apenas llegaba al timón del velero de su padre. Fue ya en la escuela de verano del Puerto de Estepona cuando comenzó a formarse y despuntar. Ya entonces empezó a soñarse olímpica. Fiel seguidora de los Juegos toda su infancia, se quedaba obnubilada mirando el televisor. «Yo lo veía y me imaginaba ahí», recuerda, con una seguridad en sí misma que la hace única. No tardó en llamar la atención de la selección española en categorías inferiores, con la que brilló al más alto nivel internacional: fue subcampeona del mundo juvenil de Láser Radial, dos veces campeona de Europa (júnior y sub-21) y varias veces campeona de España en todas las categorías de edad.

Y acarició la posibilidad de acudir a los pasados Juegos, en Tokio 2021, en los que se quedó a las puertas. Pero, tras un intenso ciclo de 4 años, Moncada creció hasta convertirse en lo que es hoy, la mayor referencia nacional de ILCA 6 en la actualidad, y por lo tanto, la candidata española a pelear en los Juegos Olímpicos, el mayor logro de su carrera: «Llevo toda mi vida persiguiendo este sueño, superenfocada especialmente la última campaña olímpica». Ahora descansa unos días en su Estepona natal tras unos meses de completa locura y máxima exigencia. De hecho, aunque es consciente desde el sábado (día que terminó el Princesa Sofía) de que era la favorita para los Juegos, aún no termina de creérselo. «Aún estoy tranquila, creo que hasta que no se acerquen los Juegos no me lo voy a creer. Llevo tantos días estresada por querer hacerlo bien… He tenido que aprender a manejar la presión, porque en estas competiciones piensas mucho en el futuro, en que quiero ganar, que no puedo hacerlo mal... Y realmente hay que centrarse en el presente, en aspectos de la carrera».

Pero sí, aunque no se hizo oficial hasta este martes, la mente de Moncada ya descansaba en paz desde hace días; sabía que era la elegida: «Estaba segura de que me escogerían, fui la mejor española en las tres pruebas de observación para la selección, así que era obvio. De hecho, cuando crucé la línea de meta de Mallorca ya comencé a celebrar, me sentí liberada, sentía que ya lo había dado todo».

De lo que no era consciente es de la importancia de su llegada al Olimpo, porque esta significaba el fin de una larga etapa de 28 años sin presencia malagueña en la vela de esta gran cita internacional. «Estoy superorgullosa de poder representar a la provincia en los Juegos después de que ningún malagueño lo hubiera conseguirlo (en vela) en tanto tiempo». Y aprovecha para lanzar un alegato a favor de su disciplina, con el ánimo de que los regatistas de la provincia no se vean obligados a salir de casa para progresar, como tuvo que hacer ella en su día, primero en Cádiz y luego en Barcelona, donde también comenzó la universidad (Publicidad y Relaciones Públicas). «Creo que esto puede servir como un punto de inflexión para que explotemos los recursos que tenemos aquí en la Costa del Sol, las instalaciones, la costa en sí, el sol durante todo el año, el viento… No está nada aprovechado y si fomentamos más este deporte, podremos sacar más olímpicos», clama, a lo que también agradece el apoyo a la Federación Española, Becas Podium, Alisios y el ayuntamiento de Estepona y Los Reales. Sin desdibujar ni un segundo su sonrisa perfecta, plena de felicidad, Moncada ya sueña con poder desfilar en el estadio olímpico parisino y navegar en las aguas de Marsella. «Voy a dar lo mejor de mi, intentar estar en lo más alto e intentar hacer el resultado de mi vida», afirma.

que firmó, por ejemplo, su referente olímpico más cercano, su novio, el canario de descendencia suiza Mateo Sanz, fue nada menos que nº 1 del 'ranking' mundial, y dos veces olímpico en windsurf (diploma en Tokio). «He visto su progresión día a día en estos últimos años, así que estoy supercontento. Ahora, a disfrutar de la experiencia; estos días son importantísimos para asimilarlo, ha invertido mucho esfuerzo para llegar aquí. Que no se preocupe del resultado, que lo que tiene que hacer es disfrutar del momento», aconseja a su pareja. y es que además, como curiosidad, ambos acudirán a París, porque él ejerce como entrenador de la selección española de windsurf: «Va a ser increíble que podamos vivir esto juntos», asegura.

Aunque para orgullo, el que desprenden sus padres, Sergio Moncada y Paqui Sánchez, quienes han vivido todo el proceso en primera persona, arropándola hasta verla cumplir el sueño de su vida: «Hemos vivido la noticia con mucha ilusión, pero hemos sufrido muchísimo, los nervios nos han devorado. Se lo merece, y también la familia, porque si no está la familia ahí, difícilmente pueden llegar a todo los deportistas», apunta él. Y ella añade, eufórica: «Me he quedado en 'shock', no me lo creo. Estoy superorgullosa de ella. Ha luchado mucho por conseguirlo; llegar a unos Juegos ha sido su sueño desde que empezó a navegar». Pero antes de París, deberá cerrar su preparación en la Semana Olímpica de Hyeres (Francia), del 20 al 27 de este mes, y en una concentración posterior en Marsella.