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El brasileño Marcelo celebra el gol que selló el triunfo del Real Madrid ante el Eibar, ayer en el Bernabéu. :: juan Medina / REUTERS
El Madrid ya disfruta en casa

El Madrid ya disfruta en casa

Cristiano sigue errático, pero el campeón vence sin desgastarse

IGNACIO TYLKO

MADRID.

Lunes, 23 de octubre 2017, 01:10

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Tras las victorias de Barcelona, Valencia y Atlético, no podía el Real Madrid permitirse más tropiezos impensables en el Bernabéu ante rivales tipo Levante, Betis o Eibar, siempre bien trabajado por Mendilibar aunque este curso no es tan firme y solvente como en el pasado, cuando rascó un punto en este escenario. El vigente campeón estaba obligado a vencer y, a ser posible, reconciliarse con una afición que siempre exige el máximo y no está satisfecha con el discurrir del equipo en el torneo de la regularidad. Y se impuso sin apuros, pero sin grandeza, jugando sólo a ráfagas y con algunos desajustes inquietantes. Hizo lo justo para sumar en una de esas jornadas que luego no se recordarán.

No por ser una cita de tres puntos obligados iba Zidane a cambiar su política de rotaciones. Si no lo hizo cuando se jugaba la Liga, menos aún en la novena jornada y frente a un rival inferior. Ciertamente, dispone el Madrid de dos onces que serían capaces de pelear por el título. El técnico francés dio descanso esta vez de inicio a Marcelo, Kroos y Benzema, a quien defendió a ultranza en la víspera y quiso proteger al inicio, y buscó la juventud y el desparpajo de tipos como Ceballos y Asensio, puro arte junto a Isco, que se movió con plena libertad entre las líneas enemigas pero anoche dejó solo destellos de su clase.

Modric guardó algo más la posición, pero el verdadero equilibrista era Casemiro en una especie de 4-1-4-1 en el que Cristiano, peleado ante el gol, actuaba en punta. El brasileño auxilia a sus compañeros pero tiene una tendencia a las tarjetas que en el Madrid ya es peligrosa y, seguramente, en un equipo modesto le haría no terminar la mitad de los partidos. Esta vez, se buscó una amarilla temprana por una discusión absurda con Charles y luego cometió una falta a Inui que le pudo costar cara si al árbitro catalán le da por ser riguroso. Salieron bien los locales, que ya en el primer minuto intimidaron a los armeros en una combinación de Asensio e Isco que acabó con una buena parada de portero serbio Dmitrovic. Sin embargo, el Eibar ya iba sintiéndose más a gusto cuando llegó el afortunado primer gol del Madrid. Un córner en corto, un centro de Asensio y un cabezazo sobre su propia meta del central portugués Paulo Oliveira, que saltó junto a Ramos. Pura desgracia para el fichaje más caro en la historia del Eibar (3,8 millones más variables).

Reaccionó el equipo vasco a ese gopetazo y dispuso de alguna ocasión, como la que terminó con un intento de vaselina de Charles en lugar de asistir a Inui, completamente solo en un dos contra uno. A diferencia de otros choques, este Madrid sí disfrutó de su tradicional pegada. Y abrochó el triunfo en otra acción aislada; Isco se la puso a Asensio, que disparó con la zurda, duro, seco y sobre la marcha. El balón pasó entre las piernas de un defensor y sorprendió al portero balcánico, que hizo un gesto extraño. El balear es el máximo artillero del Madrid en esta Liga con tres tantos y lleva tres campañas marcándole al Eibar, al que le hizo su primer doblete con el Espanyol.

Se pudieron meter los guipuzcoanos en el duelo en el inicio de la segunda mitad, pero el colegiado acertó al no ver un aparente penalti de Casemiro que el propio Inui confesó luego que no era. El Madrid no veía peligrar el triunfo y vivía tranquilo aunque los de Mendilibar tenían mucho balón. Pero tampoco se empleaba con continuidad, solo a base de acelerones o latigazos. La tuvo que Cristiano, enfadado consigo mismo una noche más. Faltaba el golazo de Marcelo tras una combinación excelsa a base de taconazos en la que resultó clave Karim. Lo mejor de una noche plácida para el campeón.

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