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Neymar, en un entrenamiento del equipo.
El Barça presume de actitud antes de una semana trascendental
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El Barça presume de actitud antes de una semana trascendental

Neymar admite el cambio mental, pero el conjunto culé tiene que confirmarlo en su primera final del curso en el Calderón en la Copa y ante el Villarreal en la Liga

p. ríos

Domingo, 25 de enero 2015, 20:13

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Parece una frase más, un tópico post-partido, pero viniendo de quien viene dice muchas cosas. «Ha cambiado nuestra actitud, con este comportamiento y jugando así es difícil perder porque lo que ocurre en el campo depende de nosotros». Así habló Neymar minutos después de que el Barça goleara al Elche por cuarta vez esta temporada para un global de 18-0 entre Liga (3-0 y 0-6) y Copa (5-0 y 0-4). Por la entidad del rival, un conjunto el de Fran Escribá que lucha con orgullo por la salvación, pero con las lógicas carencias respecto al Barça, no debería sacar demasiado pecho el equipo de Luis Enrique. Y menos tras conceder un par de claras ocasiones que desvió Bravo todavía con 0-0. Pero valorando que volvieron las rotaciones (hasta seis jugadores respecto al once de la Copa) y que el Barça no se acababa de mostrar fiable a domicilio, la goleada en el Martínez Valero da la razón a Neymar.

La actitud ha mejorado. Todo el mundo está de acuerdo tras seis victorias seguidas desde la derrota (1-0) en Anoeta: tres triunfos en Liga y tres en Copa. Sin embargo, una afirmación así implica que la actitud anterior no era la ideal. Con lo bien que funciona el Barça ahora, habría que preguntarse el motivo por el que el equipo azulgrana ha cambiado su mentalidad. Y se intuye en ese sentido que el conflicto de Luis Enrique con Messi, a falta de saber si el remedio tendrá efectos secundarios en un futuro, de momento ha tenido consecuencias positivas. En el vestuario azulgrana han comprobado que el entrenador tiene el carácter que se le suponía para enfrentarse a las personalidades más caprichosas. Ya lo hizo con Piqué, que encadenó suplencias y presencias en la grada y Messi se lo ha tomado como un estímulo. Sempre rindió más con la necesidad de demostrar en el día a día (Rijkaard y Guardiola le apretaron) que con los entrenadores haciéndole reverencias: Tito Vilanova y Tata Martino le dieron demasiada comodidad.

Entre unas cosas y otras, el Barça se encuentra en su mejor momento, aunque también es verdad que debido a la distancia que le saca el Madrid en la Liga (un punto que pueden ser cuatro si gana su partido pendiente ante el Sevilla) y a la dificultad de la eliminatoria de cuartos de final de la Copa del Rey, camina en la cuerda floja, obligado a salir hacia adelante sin tiempo a dudar o mirar atrás. Este miércoles defiende el gol de Messi de la ida en un Vicente Calderón mentalizado para la remontada que lleve al Atlético a las semifinales. Y el domingo recibe en la Liga a un Villarreal en racha (17 partidos sin perder entre Liga, Copa y Europa League) que intentará aprovechar cualquier debilidad. Es una semana trascendental para verificar si este Barça ha cambiado su actitud, como asegura Neymar. El brasileño si ha confirmado que, tras la adaptación de su primera temporada, va camino de ser un futbolista importante para el Barça, aunque para alcanzar el estatus de su admirado Messi tiene que ser decisivo en los partidos importantes, como el del Manzanares.

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