Borrar
Zoilo lleva siete años entrenando en la cantera del club antequerano, actualmente con el equipo juvenil. DAVID MANRIQUE
Alberto Zoilo, una historia de superación por amor al fútbol (y a la vida)

Alberto Zoilo, una historia de superación por amor al fútbol (y a la vida)

Este joven de 26 años sufrió un accidente que le dejó sin practicar su mayor hobby, que ahora sana como entrenador en la cantera del Antequera

CRISTINA PINTO

Domingo, 4 de septiembre 2022, 00:07

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Hace unas semanas que Alberto Zoilo se reencontró con una vieja amiga del instituto, Lidia, y le dijo algo que le llegó bastante al corazón: «Siempre has tenido ganas de vivir, nunca has querido quedarte estancado». Y este joven antequerano de 26 años recuerda esas palabras con un especial cariño, ya que se las dijeron justo en el mes en el que se cumplieron 12 años de «aquel día en el que la vida te enseña que puede golpearte bastante más fuerte de lo que uno puede llegar a imaginar». Así lo escribía Alberto Zoilo en su publicación de Instagram justo el pasado 8 de agosto, una fecha que quedó marcada en su vida. «Echando la vista atrás es cuando uno realmente se da cuenta de que todo ha merecido la pena, que todo el camino recorrido va dando sus frutos y que lo que nunca se puede perder son las ganas de vivir y luchar», termina en la publicación que acompaña con imágenes de su proceso de recuperación.

Tenía 14 años, una vida como cualquier niño de su edad y jugaba al fútbol en la cantera del Antequera CF. En su equipo conoció a gran parte de los amigos que hoy le siguen acompañando: Jose, Álex, Joselillo, Juanma, Momo y muchos más. Este joven antequerano jugaba de delantero y extremo y solía llevar el 11, aunque lo cambiaba con otros números. Pero una ola hizo que cambiase el rumbo en aquel 2010: «Estaba en Los Boliches, en Fuengirola, y una ola me revolcó. Como esa playa es bajita, impactó la cabeza en la arena y ahí me quedé inconsciente; menos mal que un hombre que estaba allí cerca se dio cuenta y me sacó rápido», rememora el momento Alberto Zoilo. A partir de ahí, más de un año de recuperación para comenzar una historia de superación que a día de hoy ve sus frutos.

El revolcón de una ola en Los Boliches lo llevó un mes y medio a la UCI y después le dijeron que se quedaría en silla de ruedas

«Estuve en Carlos Haya, me trasladaron a Toledo y así fui recuperándome. El primer diagnóstico que le dijeron a mis padres era que me iba a quedar tal cual, en silla de ruedas, que no tuvieran muchas esperanzas. Estuve mes y medio aproximadamente en la UVI y en Toledo me tuvieron que intervenir de urgencia», relata con detalle este joven antequerano. Los procesos de asimilación fueron duros, sobre todo cuando llegó a casa: «La primera fase la pasé sedado y no me daba cuenta de mucho. Ya luego, cuando fui siendo consciente, estuve mal porque me veía sin poder moverme, sin ver a nadie... Cuando llegué a Antequera y me encontré la realidad fue duro, venían momentos de bajón», cuenta Zoilo. Pero enseguida sale su actitud positiva en este relato: «Siempre he sido una persona alegre y optimista. Yo vivo en un segundo sin ascensor y desde que llegué a casa no cogí la silla de ruedas. Iba con muletas a todos lados y cada vez iba mejorando más y más».

Alberto Zoilo, a la derecha, cuando jugaba en el Antequera antes del accidente.
Alberto Zoilo, a la derecha, cuando jugaba en el Antequera antes del accidente. SUR

Además de la mente poderosa y positiva de Alberto Zoilo, el deporte tuvo mucho que ver en esa mejoría del joven tras el accidente: acudió al centro deportivo C.A.R. El Templo y allí se topó con dos entrenadores «que tienen gran culpa de que yo ahora esté así». Ellos son Pablo Ramos y Fernando García, profesionales de este centro antequerano: «Gracias a ellos mejoré un montón y me aportaron muchísimo. Paré de entrenar y luego volví. Ahora sigo entrenando allí con Guille Artacho», comenta Zoilo. Y en esa fase de recuperación pronto llegaría un incentivo que le motivaba aún más, aunque ya unos años después de aquel 2010.

Sin perder de vista el deporte

No había perdido de vista a su equipo ni los partidos del Antequera. Él seguía yendo cada vez que podía y animando a los suyos, que cada fin de semana jugaban y juegan en el campo Ciudad de Antequera o en El Maulí, lugares donde los amantes del fútbol se reúnen partido a partido en la ciudad. «Ya que no podía jugar al fútbol, la única manera que me queda de disfrutarlo desde dentro es entrenar», admite Zoilo. Y todo empezó casi de casualidad, cuando con 19 años le pidieron que echase una mano en un partido. Ahora vive su séptima temporada como entrenador en la cantera antequerana: «Me ofrecí para ayudar y a raíz de ahí me metí en los entrenamientos, me di cuenta de que también me gustaba ese mundillo. Quien tiene la pasión nunca dejará de llevarla... Una vez que empecé me apunté para sacarme los títulos y niveles de entrenador, estudié dos años seguidos y ahora tengo hasta el nivel 2 para entrenar», aclara.

Hace unas dos semanas que arrancó este curso, en el que entrena al equipo juvenil con la ayuda de uno de sus mejores amigos, Kiko Díaz. «Es increíble la conexión que se genera con los niños, el ambiente que se crea... Y ves que ellos confían en ti y mejoran como futbolistas y adolescentes; que se cumplen los objetivos del fútbol base, que es educar para que crezcan como deportistas y personas», asegura el entrenador antequerano. En su día a día también está preparando unas oposiciones para Administración del Estado, pero si tiene que imaginar su futuro no lo hace sin fútbol: «Cuando apruebe y tenga mi plaza aspiraré a más e intentaré hacer el siguiente nivel de entrenador para poder compaginar las dos cosas». Al final va a ser verdad lo que dijo su amiga Lidia, que Alberto Zoilo no pierde las ganas de vivir ni se quiere quedar estancado.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios