El Barça deja vivo al Valencia

Por encima de los precedentes coperos , lo que sí tendrán muy en cuenta los dos técnicos es el último pulso liguero, el 1-1 en Mestalla en la primera vuelta, con los dos equipos mostrando sus cartas en un partidazo. La primera parte fue azulgrana, con control, dominio y buen juego, incluso con un gol no concedido a Messi, pero la segunda fue levantina, con contragolpes, dos contra uno por las bandas y un gol de Rodrigo que luego igualó Jordi Alba tras asistencia de Messi.

Llegado este punto de la competición tras un mes de enero que ha pasado factura a los dos equipos, con partido cada tres días, desgaste físico y lesiones, ahora ya nadie quiere hablar de rotaciones ni usa mensajes ambiguos: la Copa es lo único que importa. «Cuando estás en una semifinal te la tienes que jugar, porque a una final no se llega todos los días», sentenció este miércoles Valverde, quien, a diferencia de sus jugadores, no ha ganado una Copa que, por ejemplo, se le escapó con el Athletic en 2015 ante el Barça. El técnico extremeño avisó de que «el Valencia tiene el mejor contragolpe de la Liga y hay que contrarrestarlo» y señaló que «mantener la portería a cero sería importante».

«Nos tocó el peor rival. Puede que sea el equipo más en forma de Europa, pero seguro que tendremos opciones con sacrificio y trabajo», apuntó por su parte Marcelino, que lamentó las cuatro bajas de peso que tiene entre lesionados y sancionados: los centrales Murillo y Garay, el mediocentro Kondogbia y el extremo Guedes. Para compensarlo ha dado entrada en la lista a la joya de la cantera, Ferran Torres, un extremo de futuro.

El Barça tiene las bajas de los lesionados Dembélé, Vermaelen y André Gomes. Sin Arda Turan (Basaksehir Istanbul), Mascherano (Hebei Fortune), Rafinha (Inter) y Deulofeu (Watford), las salidas del mercado de invierno, el centrocampista de la cantera Aleñá podría tener otra oportunidad en Copa. Aleix Vidal se queda.

Los dos equipos tienen apercibidos de sanción. Jordi Alba y Luis Suárez en el Barça y Rubén Vezo y Santi Mina en el Valencia.

Le está costando al Barça hacer gol en esta Copa del Rey. Sufrió ante el Espanyol y también le tocará ir por la vía dura ante el Valencia. Y todo, porque está sufriendo para ver puerta. Ante el conjunto ché, fue dueño y señor del partido. De principio a fin, su dominio fue tan abrumador que Cillessen apenas apareció de refilón en el partido (aunque casi la lía en los últimos minutos en una jugada en la que se equivoca al salir de su portería). Pero lo cierto es que sólo pudo sacar una renta mínima para el partido de vuelta. Sólo Luis Suárez desmontó el entramado impuesto por Marcelino, quien sufrió la cuarta derrota consecutiva con el Valencia.

Pero es lo que tiene plantear el partido fiando la eliminatoria al choque de vuelta en Mestalla. El Valencia se vio incapaz siquiera de generar ocasión alguna de peligro. El portero holandés del Barça fue un auténtico convidado de lujo en el duelo copero.

El control era absoluto para los azulgrana, pero lo cierto es que necesitó un mundo para crear la primera oportunidad clara de gol. Tocaba, sobaba el cuero ante un rival replegado, incrustado atrás.

El Valencia llegaba con bajas al Camp Nou, pero a priori el equipo contaba con efectivos para crear cierta competencia ofensiva al Barça, pero nada se supo de los pupilos de Marcelino en lo que a ver puerta contraria se refiere.

El vigente campeón buscaba el resquicio que abriera la lata. El entramado ché era tal, que el primer disparo entre los tres palos no llegó hasta el minuto 40 de partido en un centro chut de Messi que atajó sin problemas Domenech. Rondó con peligro la portería del meta valencianista de forma continua el Barça, pero las ocasiones claras de gol se resistieron más de lo normal.

Al Valencia le quemaba el balón. Era incapaz de crear jugada alguna. La presión intensa y alta del Barcelona abortaba cualquier atisbo de contragolpe. La línea medular del Valencia apenas existía y la azulgrana se fundía con un Messi muy activo que llegaba a incrustarse entre los centrocampistas para generar más ocasiones.

Que pasaran los minutos y que no llegaran los goles para el Barcelona, dio cierto aire de optimismo al Valencia. El equipo de Marcelino pareció despertar del letargo defensivo en el que se andaba inmerso dese el pitido inicial. Se estiró algo el Valencia y, al menos, comenzó a verse a Cillessen.

Con menos desequilibrio en el control del choque, el Barça seguía circulando el balón en busca de ese punto flaco del rival que no aparecía. Messi volvía a ser, casi como siempre, el más activo en la generación de peligro. Tras reanudarse el choque, se encontró con el lateral de la red en primera instancia, y con los puños de Domenech minutos más tarde. Pero el gol, se resistía.

Pero no se daba por vencido el argentino que tenía entre ceja y ceja darle algo de ventaja a los suyos para el choque de vuelta. Y en esas estaba, con Coutinho ya en el campo, cuando logró encontrar la brecha en la zaga valencianista para colgar un balón que Luis Suárez mandó al fondo de la red con un testarazo cargado de intención.

La racha goleadora por la que atraviesa el delantero charrúa es digna de mención. No sólo sigue marcando en cada partido, sino que ya ha igualado a Messi como máximo artillero del torneo del KO. Su figura ha vuelto a recuperar parte de la trascendencia que había tenido en cursos anteriores. Sobre todo, porque el uruguayo se ha especializado, además, en abrir los partidos con los primeros goles del Barça.

El tanto de Luis Suárez renovó las energías azulgranas. El Valencia volvía a verse superado por el rival e incapaz de sacar el balón jugado. Con Coutinho, Messi encontró un nuevo socio con el que compartir la responsabilidad creativa. Se buscaban con cierta asiduidad y fue el brasileño el que casi hace el segundo con un tiro ante el que tuvo que poner de nuevo los puños Domenech.

El brasileño ha logrado lo que pocos, crear un foco de atención en los rivales casi similar a la que genera Messi. Aunque su primer gol como azulgrana se resiste, pues Domenech se tuvo que emplear a fondo en el tramo final. No pudo evitar, eso sí, una nueva derrota de los suyos en lo que es la peor racha ché del curso.