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El ganador de la prueba, a su llegada a la meta.

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El ganador de la prueba, a su llegada a la meta. Francisco Zambrana

Jesús Bravo y Gemma Arenas derrumban el muro de Jarapalos

El alhaurino y la manchega se encumbran por segunda vez en la decimoctava edición de la mítica carrera alhaurina

Francisco zambrana

Málaga

Sábado, 9 de noviembre 2019

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Doce y media. Meta. Qué cosas. Las zapatillas, embarradas. Las pulsaciones, al límite. Tensión. Puede que algo más. Pero sobre todo tensión. Y felicidad. Esa que martillea el cerebro de quienes se han cubierto de una banda verde en meta. «Un año para esto». Un año para eso. Horas sacrificadas. Vidas dedicadas. Todo para unos instantes. Todo para derribar el muro. No el de Berlín. El de Jarapalos. El que derriban 1.450 personas a primeros de noviembre de cada año.

Hasta romper a llorar y abrazar al compañero que ha llegado detrás después de cuatro horas y 43 kilómetros y medio de intensa batalla, existe una vivencia. Algunos la llamarán leyenda, pero, al final, todos convergerán en que es historia. Una que, a golpe de zapatilla han escrito sobre las páginas de la carrera que encumbra el trail andaluz.

El punto álgido del comienzo se vivió en la mítica subida de Arroyo Blanquillo. Durante varios kilómetros, el pelotón de líderes se mantuvo separado del resto de la carrera. Juan Jesús Bravo, que ya fue ganador el pasado año, continuó segundo, buscando mantener con su cabeza lo que su cuerpo podría no darle. Porque en el instante de rendir, tendría que darlo todo. Decenas de corredores bañaron aquel enclave geográfico de un Jarapalos que lucía distinto. El fuerte viento golpeaba con sus rachas las ilusiones de los corredores. De los jóvenes, de los experimentados, de los que por primera vez se encaraban la dureza de una cuesta arriba que ya había cumplido la mayoría de edad. Kilómetros y kilómetros. Horas y horas. Y frío. Mucho.

Para ese momento, Alberto Gameiro y Sonia Vizcaíno se habían llevado la victoria en la carrera de 17,5 kilómetros. Jugaron sus cartas, movieron sus hilos. Consiguieron marcar un antes y un después en los momentos estratégicos del recorrido. Y se colgaron el oro. Los dos pasos por Blanquillo fueron suyos. Sin discusión.

El mismo camino siguieron las promesas de la competición, quienes se encumbraron en la prueba de 11,5 kilómetros. En categoría masculina, Francisco García Albarracín, del Alpino Benalmádena, consiguió imponerse a sus rivales y hacerse con una gesta que le permite continuar escalando posiciones en su carrera. Lucía Algaba, del BTT Yunquera, se llevó la victoria en categoría femenina, dejando el crono en una hora y dieciséis minutos.

Retirada de Daniel García

No pudo decir lo mismo Daniel García. El que logró el récord de la prueba en 2014 se vio obligado a retirarse en las antenas. La Euráfrica Trail que había disputado la pasada semana le había costado el seguir peleando entre los diez primeros. «Durante los primeros minutos me percaté de que no estaba bien, y abandoné», comentaba esperando en meta. Aguardando el final del sueño del desvelo de millares de personas.

Jarapalos es así. Plantea su propio reto a los corredores. Busca la forma más pura y simple de poner al límite a quienes optan por ese límite. Y triunfa. Suele hacerlo. Para David Gallardo, del Club Al Reventón, no defrauda. «En mi casa se vive como si fuera un gran día». Como corredor local, su año se planifica en base a esta celebración. Tampoco lo hace para Beatriz Jiménez, que no ha fallado a esta cita en ninguna de sus ediciones. «Es una cita imprescindible», destaca la creadora del Club Corredoras Alhaurín e impulsora de este deporte en el municipio. «Correrla es un placer», añade.

Sin embargo, para Gemma Arenas eso no sirve. Sólo vale coronarse. Independientemente de lo que ocurriese, de la fiesta que se viviese en meta. Allá, los speakers animaban al respetable aguardando su llegada. Sabían que iba a por récord, que iba a lanzarse desde que el 'Highway to Hell' sonase hasta que los confetis volasen por los aires. Percutió con su grupo, que la rodeaba como si exhibiera su trono de reina de montaña ante quienes la animaban con las campanas.

Batalla de genios

Y se fue. 'Pitu', Jacob y Bravo se unieron, por su lado, en un hermanamiento perfecto. Una batalla de genios. A falta de cinco kilómetros de meta, se dejaban el alma. En el momento del final de las maratones, se miraban atentos a los ojos. La pantalla del streaming los delataba. Donde García había abandonado, Luna comenzó a dar de sí. Había que entregarse. Con todo. Sin dejar nada. Porque una vez cruzada la línea de los dos cronómetros y el arco verde y negro, no habría oportunidad de más. No. No esta vez.

Solo, sola. Alzaron los brazos. Lleno, llena. Se hundieron entre los disparos de colores, de cristal pálido hecho papel, y de obturadores de cámaras. Bravo, 3 horas y 49 minutos, y Arenas, 4 horas y 20 minutos, segundos antes que su récord en 2018, se lo dedicaron al cielo. Como nunca. Como siempre. De nuevo. Qué cosas. Rompiendo Jarapalos. Derrumbando el muro.

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