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TIRO LIBRE

VIVIR EN EL CONFLICTO

PEDRO RAMÍREZ

Domingo, 13 de octubre 2019, 00:02

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Daryl Morey, director general de los Houston Rockets, hace tan sólo unos días y sin prever las consecuencias, durante la gira en Tokio de su equipo no se le ocurrió otra cosa que escribir en Twitter: «Lucha por la libertad, apoya a Hong Kong», un tuit de solo ocho palabras o el poder de las redes sociales que ha sido la mecha de un conflicto sin precedentes entre China y la NBA ante el caldo de cultivo que las tensiones diplomáticas y comerciales entre los gobiernos Chino y Estadounidense venían sembrando en los últimos tiempos (aunque ahora ya en vías de solución Trump se atreva a denominarlas «Festival de amor»), un tuit en apoyo de la democracia y de la libertad de expresión que tanto escasean en el país asiático, tan perseguidas cuando a alguien se le ocurre ejercer cualquier tipo de crítica al sistema.

La NBA ahora se debate intensamente entre las lucha de los valores de los que ha hecho gala últimamente y que tan abiertamente ha defendido siempre Silver, su comisionado desde 2014: abrir la mano en cuestiones sociales y aumentar los ingresos. Porque hay muchos millones de dólares en juego de los más 4.000 que genera la NBA en China ante la reacción que ha producido el mensaje entre patrocinadores y televisiones, de tal manera que las franquicias ya trabajan con bajadas del límite salarial de entre un 10 y un 15%.

La posición de Silver sin embargo se mantiene firme: «Si es el precio por defender nuestros valores, estamos dispuestos a pagarlo», a la vez que se pide silencio esperando que haya suerte y pase la crisis lo antes posible.

Por otra parte aún vivimos con estupor volver a ver la lacra machista de la intolerancia también en el mundo del deporte, la opresión de la mujer disfrazada y teñida de negro escondida tras la excusa de lo divino y los rasgos culturales que empatizan tampoco con lo que debería ser un Dios justo y misericordioso, para los que dicen creer, o con los valores más elevados que podemos darnos hombres y mujeres en igualdad, para los que no lo hagan.

Prohibir a las mujeres la entrada en los estadios de futbol o alardear de lo contrario convirtiéndolo en excepcional en un lamentable espectáculo de opresión y cinismo; lo vivido por algunas atletas en el Campeonato del Mundo de Atletismo o limitar a la mujer de alguna manera en la práctica del deporte o en cualquier otra actividad que quiera ejercer, incluso para conducir sus propios coches, alienando así sus derechos fundamentales son sólo la punta del iceberg de un mundo enfermo frente a los hechos y a su tolerancia, lo que es problema de todos, para después tener que escuchar al privilegiado futbolista español de estómago agradecido, Xavi Hernández, cantar las lindezas del oprobio de estado o dando lecciones veladas de lo rancio, más le vale seguir aprovechándose lo que pueda pero al menos que guarde silencio.

Pero nada de esto nos debe de extrañar porque al final casi todo es una pura cuestión de interés, da igual la procedencia del dinero porque este nos atrae como abejas al panal, y si no que nos lo explique a todos la Federación Internacional de Atletismo y, principalmente, a sus propios Atletas, los verdaderos damnificados. Ya lo avisaban estos y sus médicos antes de la celebración del Campeonato Mundial de Atletismo en Catar, un país en condiciones socio políticas complejas, donde el gran calor ya presagiaba lo que estaba por venir y que ha sido un problema para los deportistas que además de soportar estas tremendas condiciones climatológicas han visto la mayoría de asientos vacíos en la arena de Doha hasta en los momentos más destacados del campeonato y que ni tan siquiera la TV catarí lo retransmitiera en su totalidad. Pero según parece a algunos todo esto les importa un bledo si han llenado convenientemente sus arcas ante la pasividad y el silencio cómplice de los que tienen responsabilidad en la gestión del deporte mundial y de los países que lo integran.

Y es que vivir en el conflicto es algo consustancial a la naturaleza humana, el grado de evolución de la especie se mide tras hacer la media entre la generosidad y los avances tecnológicos contra el uso y abuso que hacemos de ellos, la barbarie de la guerra, el odio y el egoísmo, lo mejor y lo peor frente a frente que ejerce tal tensión entre fuerzas que ralentizan, y de qué manera, nuestro crecimiento.

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