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Tomás, Pedro y José en una catarata de Asturias. Durante aquél viaje hicieron barranquismo e ‘hidrospeed’. SUR
Aquel verano del humorista Tomás García

Aquel verano del humorista Tomás García

El malagueño recuerda un verano en Canarias con su padre y un viaje con sus amigos de la infancia a los Pirineos, donde practicaron deportes extremos

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Lunes, 28 de agosto 2017, 00:28

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Hacer el equipaje puede ser tedioso. El tiempo apremia y elegir aquello que llevarse para el camino es a veces una sucesión de decisiones difíciles. No obstante, en los viajes del humorista Tomás García, había algo que no podía faltar: la adrenalina. Tanto a la ida como a la vuelta, las emociones fuertes han marcado sus recuerdos más especiales. Hubo dos veranos que marcaron su vida y que a día de hoy son parte de su día a día gracias a las imágenes que se han quedado marcadas en su memoria: en 2006 se fue con su padre y su hermana a las Islas Canarias, donde hizo varias actividades de riesgo. En 2008, en compañía de sus mejores amigos, viajó a Asturias, donde hicieron descenso de barrancos y el ‘hidrospeed’ –aquellos días siguen siendo un tema recurrente en su grupo de amigos–.

Tomás García se ha colado en el hogar de prácticamente todos los españoles a través del televisor. Su profesión le ha llevado a recorrer toda la geografía nacional desde el año 2005, momento en el que dejó sus estudios de periodismo para dedicarse a la comedia. A día de hoy ha viajado mucho más que la media de españoles, pero, «sin duda», la aventura de las Islas Canarias es uno de los más trascendentes y divertidos de su pasaporte.

Tomás García es humorista. Ha trabajado en televisión, radio y sobre el escenario. Su profesión le ha llevado a recorrer toda España, pero hay dos viajes que se han quedado grabados en su memoria: a Canarias con su familia y a los Pirineos con sus amigos de infancia, Pedro y José.

«Ese verano cumplí dieciocho años, que eran como los catorce de ahora; yo era un chaval inocente». Explica que fue un regalo de su padre, que sabía que le gustaban los deportes extremos. «Fuimos a un parque que había en Lanzarote e hicimos ‘puenting’ y nos montamos en el columpio de la muerte». Tomás recuerda que para subirse en esa atracción había que firmar «un papel diciendo que la empresa no se hacía responsable de las posibles lesiones». Recuerda divertido que cuando volvieron a Málaga y se lo contaron a su madre, «quería meter a mi padre debajo del brasero por haber tenido semejante idea» –la actividad consistía en saltar desde una grúa hacia una red, sin ningún tipo de cuerda ni seguridad más allá de la tela–. En Canarias, Tomás y su padre bromeaban con su hermana pequeña, y le decían que ya sabían lo que había pasado en España porque allí era una hora menos –«Vaya dos graciosos...»–.

Tomás García.
Tomás García. SUR

Ese verano celebraron su cumpleaños en Tenerife, con una tarta y «un montón de regalos del Málaga Club de Fútbol», que a día de hoy sigue conservando. Entre ellos, «una gorra, una bandolera y una camiseta de verano». También en 2006, Tomás y su padre fueron de viaje a Port Aventura. «Mi padre se dedicaba a decirle a la gente que estaba ya montada en el Dragon Khan –una de las montañas rusas más grandes de España– que no llevaban bien puesta la sujeción de seguridad». Aunque era mentira, la reacción de algunos pasajeros era «muy divertida». «Se asustaban, empezaban a pedir que parara la atracción pero ya no había vuelta atrás». Tomás grabó un vídeo que acumula más de tres millones de visitas para homenajear a su padre, «que ya no está entre nosotros». En dicho vídeo, el humorista repite la broma que creó su padre y recoge las reacciones de los pasajeros asustados por los gritos de alerta.

Verano en los Pirineos

En el 2008, Tomás decidió invitar a dos de sus mejores amigos, Pedro y José, a ir con él en uno de sus viajes de trabajo. «Teníamos veinte años, yo ya tenía un trabajo y mi dinerito, pero ellos eran universitarios así que les dije que me acompañaran para hacer algo juntos». Tomás tiene grabado a fuego en la memoria el viaje en autobús hasta los Pirineos, donde la gente se tumbaba a dormir en el pasillo «como en la guerra, nos partíamos de risa porque nos parecía del tercer mundo». Además, sus acompañantes hicieron que todos los pasajeros le cantasen el Cumpleaños Feliz, porque su cumpleaños coincidió con el trayecto.

«Mi padre le decía a la gente de la montaña rusa que tenía el cinturón mal puesto»

«Conocí a José y a Pedro cuando teníamos tres años. Ellos se sentaban juntos y yo me puse entre los dos el primer día de clase; ahí empezó todo». Rememora la cantidad de actividades que hicieron en el norte, donde se enamoró de la naturaleza. «Hicimos barranquismo y tuvieron que remolcar a mis amigos porque se estaban ahogando de verdad». También recuerda la primera vez que se pusieron un traje de neopreno, «algo totalmente ridículo». «A pesar de tener 20 años éramos adolescentes bastante inocentones. Allí había niñas muy guapas pero nosotros habíamos subido a hacer deporte y nos daba todo un poco igual; hoy en día el barranquismo habría sido lo último».

Tomás tiene infinitos recuerdos de verano, como las veces que se iban al río de Alpandeire, un pequeño pueblo de la Serranía de Ronda. «Allí jugábamos al fútbol y organizábamos expediciones». Sin embargo, uno de los momentos que más marcaron a Tomás a parte de sus viajes fue la vez que sus padres le llevaron a ver a los Mojinos Ecocíos, su grupo favorito. «Fue en 1998; tocaron en Archidona y tuvieron que llevarme sí o sí». Explica que, a día de hoy, es «muy buen amigo» del Sevilla, cantante del conjunto, por lo que recordar aquella vez que los vio en directo es «muy especial».

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