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Algunas de las piezas que se exponen hasta el 10 de febrero en el Pompidou. Ñito Salas
Utopía plástica

Utopía plástica

Crítica de arte ·

La incorporación del plástico como material para el diseño y la arquitectura y el uso constructivo de estructuras neumáticas durante los sesenta fueron vías para las promesas sociales y para la utopía

juan francisco rueda

Sábado, 12 de enero 2019, 00:29

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Una de las expresiones que actuaron como símbolo del ansia utópica y de la esperanza que cruzó el Mayo del 68 fue «Bajo los adoquines, la playa» ('Sous les pavés, la plage'). En los sesenta y parte de los setenta, la implementación del plástico en el diseño y, más importante aún, en la arquitectura, de modo que se pudieran crear estructuras neumáticas (sustentadas por el aire), vino a abrir la puerta a una serie de 'promesas sociales'. El plástico parecía esconder bajo sí la anhelada y metafórica playa, la utopía. 'Construir el aire. Arquitectura y diseño hinchable, 1960-75' es una valiosa exposición, deslumbrante en su puesta en escena, que no sólo nos introduce en esas nuevas formas y materiales que toman diseñadores y arquitectos, también en el contexto en el que se desarrollan, en la dimensión política y social de su uso y, por tanto, en una serie de actitudes y comportamientos que emergen, en clave social y artística, en ese momento.

Así, la opción del plástico como material, que venía a reducir costes y a facilitar las tiradas, debía permitir que el acceso a los bienes de consumo fuera más democrático, aspiración implícita en el diseño como arma social. Obviamente, el consumismo fue su 'lógico' envés, tanto como una postrera –casi que actual y, por tanto, ajena a aquellas fechas– conciencia medioambiental contraria al uso del plástico. Ahí se inscriben los numerosos ejemplos de mobiliario y de soportes publicitarios que los difundían y que se exponen. Permite esta muestra volver a visibilizar las relaciones entre ciencia-industria y arte, ya que esos nuevos modos que adoptaba la creación artística y arquitectónica partían de aquella dupla.

En numerosos proyectos arquitectónicos también observamos cómo los parámetros formales son plenamente organicistas, tomando en muchos casos formas biológicas (fauna y flora), más específicamente antropomórficas. Ese organicismo y ese sentido plástico –de valores plásticos y no del material– se encuentran en sintonía con los presupuestos de cierta arquitectura de la Posmodernidad, que se halla justamente en sus albores. En ocasiones, algunos planteamientos asumen desarrollos con formas celulares que aluden a la fisiología y a la histología. Pero el organicismo era una vía de escape de la ortodoxia, rigor, asepsia y cierta impersonalidad que había definido, en buena medida, a la arquitectura del Movimiento Moderno, cuyos ideales sociales y utópicos no siempre habían conseguido imponerse y llegar a grandes capas de la sociedad.

Esta muestra permite volver a visibilizar las relaciones entre ciencia-industria y arte

Ese ejercicio de libertad y de 'desmarque' se ve acompañado por el pulso de tomar la calle, de hacer uso del espacio público, por volver a convertirlo en espacio de encuentro, convivencia, generador de valores pero también lúdico. 'Pulsión social' que se pudo ver en una exposición como 'Playgrounds. Reinventar la plaza', en el Reina Sofía (2014), y que aquí se manifiesta con distintos proyectos de intervención en el espacio público a través de estructuras neumáticas. A finales de los sesenta, el uso del plástico y de las estructuras neumáticas era susceptible de ser considerado un 'aire del tiempo', de modo que el grupo Utopie organiza la exposición 'Estructuras hinchables' (1968) en el Musée d'art moderne de la Ville de París.

'Construir el aire' reúne una serie de autores y colectivos –he aquí otro rasgo de este momento, la autoría compartida o colectiva– imprescindibles respecto al diseño y la arquitectura utópica y contracultural, así como artistas que emplearon el plástico y las estructuras neumáticas, por simples o precarias que fueran, para crear o para intervenir artísticamente en lugares, tanto en la naturaleza como en la ciudad, vinculándose a nuevos comportamientos y prácticas artísticas en torno al conceptualismo o el 'land art'. Son los casos de Archigram, Utopie, UFO, Haus-Rucker-Co, Hans Hollein o Graham Stevens. Asimismo, encontramos algunos iconos del diseño, elementos hinchables que son familiares en nuestras vidas e imaginario. La museografía, como nos acostumbra el Centre Pompidou Málaga, es ciertamente espectacular y eficiente, enlazando esta muestra con la colección permanente que exhibe el centro, con la utopía como concepto medular, tanto que podría ser considerada un eventual apéndice.

La exposición cuenta con una cuota española y en ningún caso menor, todo lo contrario, aunque quizás hubiera requerido aún más atención y sumar algún ejemplo próximo al elegido. Así, prácticamente cierra el recorrido el caso de 'Instant City', experiencia que se desarrolló en Ibiza en 1971. Gracias al material audiovisual, se traslada al espectador cómo la creación de este espacio eventual, una red de 'gusanos' y alguna 'burbuja' hechas con plástico de flotador, generó un modo de estar y relacionarse absolutamente alternativo (libre y horizontal). 'Instant City' se debe, principalmente, al arquitecto José Miguel de Prada Poole, auténtico pionero en nuestro país respecto a la ideación y desarrollo de estructuras neumáticas, quien, desde 1968, había ido proyectando distintas construcciones y equipamientos. 'Instant City', que adquiere condición de hito –fue recreada años más tarde en Dinamarca–, evidencia la implicación social, económica (ahorro de costes y tiempo) y medioambiental (ahorro de energía) del arquitecto español, que responde a ese espíritu transformador, responsable y utópico que rodea estas experiencias.

Más allá de una puesta en escena próxima al movimiento 'hippy' y a míticos festivales, como Woodstock, 'Instant City' generó actitudes asamblearias y una cultura colaborativa en su uso e incluso en su materialización, ya que la sencillez de los sistemas posibilitaba que la ejecución, en una noción próxima al extendido actualmente 'do it yourself', fuese asumida por cualquiera, que pasaba a ser 'co-artífice'.

Podría haber acompañado a 'Instant City' el no menos valioso caso del recinto de cúpulas neumáticas que De Prada Poole proyectara como espacio fundamental de los trascendentales Encuentros de Pamplona, en el verano de 1972. Aunque el proyecto pasa de las 44 cúpulas iniciales a sólo las 11 definitivas, el complejo da la medida de los presupuestos transformadores, versátiles y económicos de esta arquitectura efímera (los pabellones, en un PVC próximo al plástico de flotador, ocupaban 8.500 metros cuadrados y fueron soldados por un operario y tres ayudantes en nueve días). Justamente, en esas mismas fechas, en el verano de 1972, se celebraba la Documenta 5 en Kassel, en la que el colectivo Haus-Rucker-Co intervino sobre la fachada del Museum Fridericianum. Esto da una dimensión de cómo en el ámbito español se vivía cierta convergencia con lo que ocurría en escenarios innegablemente más familiarizados con actitudes y comportamientos vanguardistas, como podía ser el caso alemán con la imprescindible cita de la Documenta. Haus-Rucker-Co situaron en la fachada, con conexión con el interior del edificio y a la que se podía acceder, una burbuja hinchable que respondía al título de 'Oasis'. He ahí la paradoja que funda la utopía: la playa existe, el oasis, que se desvanece, es una de las formas de la ilusión.

'Construir el aire. Arquitectura y diseño hinchable, 1960-1975'

  • La exposición. Más de un centenar y medio de dibujos, bocetos, maquetas, planos, objetos de diseño, fotografías, publicidad y vídeos. Se recrean algunos espacios domésticos mediante un extenso repertorio de mobiliario hecho en plástico e hinchable (mesas, sillas, sofás, sillones, lámparas, etc.).

  • Comisaria. Valentina Moimas.

  • Lugar. Centre Pompidou Málaga. Pasaje Doctor Carrillo Casaux, s/n, Málaga. Hasta el 10 de febrero.

  • Horario. De 9.30 a 20 horas Cierra los martes.

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