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LO ÚLTIMO DE 'HOUSE OF CARDS'

MIKEL LABASTIDA

Martes, 6 de noviembre 2018, 00:06

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La última temporada de 'House of cards' está disponible. Llega con el morbo de que se han cargado a su protagonista principal (Kevin Spacey pasó a ser persona non grata después de que un escándalo sexual sacudiese su carrera). Eso puede que despierte la curiosidad de los muchos que abandonaron este título hace algunos años cuando empezó a desvariar más de la cuenta. De la producción original británica apenas queda el nombre.

En los ocho episodios finales que ha presentado Netflix (en España se pueden ver a través de Movistar por un contrato previo que tenían ambas plataformas) la gran protagonista es Claire Underwood (a la que da vida la también grande Robin Wright). Hace siglos que este traspaso de poderes debería haberse efectuado, pero los guionistas quisieron estirar tanto el cuento que siempre lo echaban atrás en el último momento. Al final lo han tenido que hacer deprisa y corriendo. En el comienzo de las nuevas entregas ya tenemos a Frank Underwood muerto y a su viuda, como dueña del Despacho Oval, dejando atrás todo lo que él había hecho. Aunque ambos eran de la misma escuela ella quiere tomar distancia, actuar de un modo diferente, llegar a sus propios acuerdos. Y para ello pasa de todo lo que había dejado atado su antecesor. Esto no sienta bien a mucha gente. Claire pone cara de no inmutarse. Tampoco está contenta con su llegada al poder gran parte de la sociedad americana. Y así se lo hacen saber sus asesores, que le advierten de las múltiples amenazas contra ella que pululan por internet. Ella pone cara de no inmutarse. Así todo el rato.

Reconozco que en el momento en que escribo estas líneas aún no he visto la temporada completa de esta producción. Lo haré como mero trámite. Después de haberle dedicado seis años de mi vida qué mínimo que conocer su desenlace. Sé, eso sí, que no será brillante. La serie ha llegado tan maltratada a estas alturas que le quedaban pocas posibilidades de enmendarse. Ni siquiera Claire, que fue la gran esperanza durante tanto tiempo, ha podido hacer nada para salvarla. Hasta ella ha perdido el interés. Lo que pudo ser y no fue.

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