'Toy Boy': el lujo se compra, pero no se contagia
Antena 3 estrena la esperada serie grabada en la Costa del Sol, que saca partido al brillo de Marbella, aunque su trama de sexo, drogas, Boney M y asesinatos resulta previsible y sin ritmo
Ya están todas. Primero fue la decepcionante 'Brigada Costa del Sol', que abrió en Telecinco el 'boom' de rodajes y series ambientadas en ... Málaga. Argumento desaprovechado y ambientación de cartón piedra. Después -todavía sigue emitiéndose- asistimos al pase de 'Malaka', la apuesta de ficción de TVE-1 para la nueva temporada que ha (con)vencido con una trama atractiva, personajes con dobleces y un retrato de la Málaga más deprimida e inédita que destila verosimilitud. Y el trío seriéfilo de las grandes cadenas nacionales lo ha completado Antena 3 con el estreno este miércoles de 'Toy Boy', que tiene como kilómetro cero la Marbella del lujo, el derroche y las noches de fiesta. De sexo, drogas y Boney M. Y de un muerto. Bueno, dos mejor que uno. Y alguno más que vendrá. Porque la trama, el 'thriller', es de lo más previsible. Y la serie, con sus hallazgos, tiene buen envoltorio, pero cojea.
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Esta producción de Plano a Plano narra la historia de un stripper que condenan por el asesinato de un rico empresario y, tras pasar siete años contemplando barrotes, un despacho de abogados se interesa por su caso y consigue que salga de la cárcel al declararse el juicio nulo. Dejando a un lado que liberen al reo en un tiempo récord para los plazos eternos de la burocrática justicia patria, esta trama protagonizada por el malagueño Jesús Mosquera, otrora jugador de fútbol de segunda que ha cambiado los banquillos por los repartos televisivos de primera, se sustenta en un trío protagonista desigual: Cristina Castaño, María Pedraza y el mencionado pelotero.
Empezando por el último, Mosquera no es un derroche de interpretación en la piel -y los músculos- de Hugo, pero no lo hace mal para llevar buena parte del peso de la intriga. Aunque, eso sí, lo que mejor le sale es lucir palmito. Pedraza es su abogada, Triana, una joven de un gran bufete que quiere agradar a su jefa y que, pese a esas gafas de chica aplicada, no consigue darle garra a su mojigato personaje que ya está tardando en entenderse con Hugo más allá de lo profesional. Y Castaño es Macarena Medina, la amante del toy boy, al que trata como a una 'pretty woman' al que llevarse de compras y al que aparentemente le tendió una trampa colgándole la muerte de su marido. La actriz es lo más sobresaliente del triángulo, con su personaje a lo Jesús Gil y Gil marbellero que se lo debe todo a la ciudad, pero que solo piensa en concesiones de obra pública, comisiones y ganar pasta.
Este diseño argumental de la primera línea es pura rutina y se mueve en un sentido tan convencional que sumerge el conjunto en las aguas cansinas de lo previsible. La ambientación y la Costa del Sol del lujo -¡qué maravilloso contraste con los escenarios que nos muestra 'Malaka'!- está bien retratada y ambientada en la pantalla, donde también se lucen algunos de los personajes de la galería de secundarios de 'Toy Boy'. Como la cínica abogada encarnada por María Pujalte, el policía corrupto versión Marbella de Pedro Casablanc, el 'stripper' bueno José de la Torre y, sobre todo, esa inmensa Benigna a la que da vida una Adelfa Calvo convertida en el padrino de la familia de los Rojas, viviendo en un casoplón a lo Ángela Chaning y cuidando de su huerto. Una matriarca encantadora, pero con el mazo dando.
El encuentro entre Macarena y Benigna -Castaño vs Calvo- es de lo mejor del primer episodio y no es difícil imaginar que ahí va a estar buena parte del interés de esta serie que promete traernos una pelea de Montescos y Capuletos, de Corleones y Barzini, aunque aquí los llamenos los Medina y los Rojas. La corrupción inmobiliaria apunta tras la intriga poco convincente de 'Toy Boy', que contiene menos erotismo del que se pudiera pensar y de lo que se ha publicitado. Aunque, eso sí, la testosterona luce a todo trapo. Y el intercambio de roles de mujeres poderosas en papeles de hombres, no deja de ser eso, un intercambio de clichés. En el debatido tema nacional de los acentos de las series ambientadas en Andalucía, en esta producción de Antena 3 hay mucha mezcla de actores foráneos y autóctonos. Y se agradece que los que no son de la tierra no intenten forzar la voz para parecerlo y los que lo son, no lo exageren pero tampoco lo escondan.
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El primer capítulo de 'Toy Boy' ha resultado irregular, con algunos aciertos, pero con una trama poco original y sin mucho ritmo. Le falta gancho y queda claro que el lujo se compra y entra por los ojos en pantalla, pero no se contagia tan fácil al argumento. Eso sí, por tal de ver un nuevo encontronazo entre Macarena Medina y Benigna Rojas merece la pena darle otra oportunidad a la serie la semana que viene. Entonces habrá que confirmar si es más de lo mismo o, como en las bodas bíblicas, nos han servido el vino peleón para empezar porque se guardaban el bueno para después. (Be)Veremos.
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