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MARÍA ESTÉVEZ
Lunes, 6 de agosto 2018, 00:15
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Llega una nueva serie a la televisión titulada 'Heridas abiertas'. Esta adaptación de la novela de Gillian Flynn está producida e interpretada por la actriz Amy Adams. En la narración, Adams da vida a una reportera que regresa a la ciudad donde creció para investigar la desaparición de una niña y la muerte de otra. La cadena HBO, tras 'Big Little Lies' y 'Sexo en la ciudad', apuesta de nuevo por una historia de mujeres, relatada por mujeres y desde su perspectiva. Dividida en ocho capítulos, 'Heridas abiertas' cuenta tras las camáras con el brillante realizador Jean Marc Vallée, que dirigió 'Big Little Lies'. Más allá del misterio y la investigación de las adolescentes, la historia sirve de marco para estudiar el personaje de Camille, papel donde Adams muestra su increíble flexibilidad interpretativa.
- Durante mi estudio descubrí los distintos niveles de alcoholismo, no todo el mundo experimenta el alcohol de la misma manera. Ella bebe para estabilizarse. Cuando eso ocurre, los efectos son diferentes. Camille es una mujer que vive en un estado de resaca permanente, que bebe para mantenerse y no para emborracharse. Llamó mi atención que conducía bajo los efectos del alcohol. Me ha costado interpretar un papel que tiene normas y valores tan distintos a los míos.
- En otro momento de mi vida, tal vez. Hoy soy más cuidadosa. Tengo una hija y he dejado de invitar a mi vida a personas que no son capaces de ayudarse a sí mismos. Este papel me intrigaba porque es un espejo de muchas vidas con ese problema. Espero que quien necesite ayuda sea capaz de encontrarla o de ver que hay muchos otros en esa situación. Camille es alguien que trata de mejorar, pero siempre se queda corta.
- Muchísimo. Patricia Clarkson representa en el cine ese tipo de personajes. Brilla dentro de estos papeles duros, complejos, exigentes con el resto del reparto. Me sentí atrapada por la profundidad que imprime a su personaje.
- He leído todo lo que ella ha escrito. Tenía mis ojos puestos en otra de sus novelas, 'Dark Places', pero no me atreví a abrirla porque no deseaba entrar en ese lugar tan oscuro donde te lleva su obra. Por mi hija, intento mantenerme alejada de narraciones que me alteran el ánimo. Interpretar a Camille tuvo sus complicaciones. Hablé mucho con mi marido sobre la aproximación más adecuada hacia el personaje. Decidí no llevármelo a casa, abandonar la posibilidad de vivir durante las semanas de rodaje en la piel de Camille. Sin embargo, fue inevitable sentir el poder de este papel desde su perspectiva como madre. Me costó mucho sacudirme su presencia en mi vida.
- Para mí fue necesario entrar y salir del personaje. No hubiera sobrevivido sin cierta dosis de frivolidad. Jean-Marc es un realizador intenso que me confesó antes de rodar cuánto iba a exigirme durante la filmación. Yo sabía dónde me metía. Sin embargo, grabando el episodio octavo, me encontré en un lugar personal muy extraño, incapaz de reírme al finalizar el día. Decidí llevarme a mi marido al rodaje para ayudarme, para aliviar la tensión que acumulaba interpretando a Camille. Sin su sentido del humor no hubiera podido sobrevivir. El me ayudó a no confundir ficción y realidad.
- Muy distinta a la de mi personaje. Como madre tengo mis momentos de temperamento, pero soy justa. Quiero que sepa que es una prioridad para mí, que no le dé miedo atreverse a probar cosas nuevas. Hoy en día caemos en la tentación de dar a los niños todo lo que nos piden, se sienten con derecho de tenerlo todo. Yo quiero seguir unas reglas, que tenga independencia y una ética de trabajo, pero no sé si lo lograré. Espero que ella pueda tomar decisiones sin miedo.
- Por supuesto. A mi hija le explico que los actores invertimos nuestra lucha personal en el arte. No me gusta discutir en público mis problemas, pero estoy de acuerdo que es normal cargar con los demonios a lo largo de nuestra vida. Para mí, el dolor es el enfrentamiento más difícil del ser humano. Es maravilloso poder brillar y superar las dificultades, especialmente en los momentos de tristeza. Creo que todos los adultos sufrimos de tristeza y es en la esperanza donde encontramos alivio. Algunas personas no son divertidas cuando beben, al contrario, se vuelven hurañas. Es una disfunción de la personalidad. En ella hay más síntomas depresivos que de alcoholismo; Camille se vuelve insensible cuando esta borracha.
- Sin lugar a dudas. También he sentido que ha sido un rodaje muy largo. He ido construyendo el personaje peldaño a peldaño, hasta conseguir una profundidad a la que nunca había llegado antes con otro personaje.
- Hollywood está cambiando, el mundo profesional está cambiando. Hay más mujeres en puestos claves. Nos estamos ganando la confianza del público y de los ejecutivos. Es un momento muy interesante dentro de la industria, pero resulta perturbador ver el tiempo que ha costado conseguirlo. Para mí fue muy divertido trabajar como productora, contratar actrices jóvenes y crear oportunidades a otras generaciones.
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