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MIGUEL ÁNGEL ALFONSO
Lunes, 25 de junio 2018, 00:11
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Empezó siendo un personaje secundario para acabar capitaneando el traslado de las galerías 'Velvet Colección' de Antena 3 a Movistar+. Ahora Clara, el personaje que interpreta Marta Hazas (Santader, 1977), se prepara para el regreso de Mateo, con quien mantuvo una tormentosa relación y al que da vida Javier Rey, y la llegada de Omar Ahmadi (Andrés Belencoso), un misterioso empresario iraní que revolucionará el cotarro. Estos días se encuentran en Madrid grabando los nuevos capítulos, y la actriz avisa: «Da para una temporada más tranquilamente».
- Te pasa como a mí; yo siempre lo pienso antes de cada inicio de rodaje: ¿qué más cosas le pueden pasar a ella? Esta temporada es muy divertida, con capítulos de 50 minutos que dan otro empaque y en los que nos vamos a salir del marco de las galerías. Es como un paréntesis en 'Velvet' que va a funcionar como un tiro.
- Sí, fue una pequeña transición, como empezar otra serie, con nuevos directores... Clara tenía incluso otra dimensión.
- Dice que está más maduro, pero eso no se lo cree ni él (risas). A mí me parece una historia muy divertida la que tiene con Clara, no es la típica historia romántica. Ambos somos la horma del zapato del otro, pero Mateo viene esta temporada a marcar territorio. Javi y yo hemos llegado a un nivel de entendimiento que hace más fácil trabajar.
- Es uno de los personajes con más fondo de armario de la ficción. Clara tiene que ser un poco vulgar, no tan elegante como era Ana Ribera (Paula Echevarría), pero eso da mucho juego porque ella es 'chic', muy moderna para su época. Lleva minifalda aunque tenga que ir a hablar de cosas serias con directivos como el señor Godó (Imanol Arias). La labor que hace el departamento de vestuario me facilita un 70% el trabajo.
- A mí me harían un favor grande si esta serie acabara en los años ochenta, porque yo tengo el pelo rizado y no me tendrían ni que peinar, podría llegar más tarde al plató. Imagínate, esta serie que empezó en los años sesenta con todo el glamour acabando en esos tiempos gamberros de la movida madrileña.
- Hay personajes que necesitan tener un final; sus historias no pueden alargarse más. En mi caso, como empecé poquito a poquito, los guionistas podían contar más cosas porque no se conocían ciertos aspectos de su vida. Mínimo, da para hacer otra temporada tranquilamente, y yo no tengo sensación de estar quemada.
- Sí, como no sé estar delante de una cámara siendo yo, cuando me lo propusieron, me apetecía mucho sumarme a 'El Hormiguero' para aprender cosas nuevas. La productora me permite hacerlo porque sabe que, al fin y al cabo, 'Velvet' son solo cuatro meses al año. Creo que también es bueno para ellos que sus actores estén haciendo otras cosas.
- Joaquín Sabina ya fue y me encantó. También me tocó estar con Ricardo Darín las dos veces que ha venido; es uno de los actores con los que más ilusión me haría trabajar. A mí en 'El Hormiguero' siempre me pasa que en los ensayos todo sale bien, pero luego la cosa se fastidia en directo. Menos mal que en ese programa queda divertido, al contrario de si ocurriese en una serie.
- No me llena, no me gusta. Yo estudié Periodismo y si tengo que trabajar en el entretenimiento no me siento cómoda, prefiero usar mi parte creativa, sacar un ensayo adelante, levantar del papel un texto. Aunque no lo parezca, soy tímida; me gusta enfrentarme a la cámara y que el espectador vea a alguien que no soy yo.
- En todas (risas). Cuando acabó 'Bandolera', después de 530 capítulos, pensé que me iba a tomar un mes de descanso, pero cuando me llamaron para 'Gran Hotel' al lunes siguiente dije que sí sin pensármelo. Y desde entonces no he parado de trabajar con la productora Bambú. Apuesta mucho por el mundo de las mujeres no ñoñas, potentes, pero a la vez te deja vivir historias de cuentos de hadas que no tienen que estar reñidas con lo primero. Es la confianza ciega de saber que vas a tener un personaje con peso. Ellos cuidan mucho al actor, no es para nada una fábrica de churros.
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