María Casado: «Mis amigos de Madrid dicen que ya hablo malagueño y yo les contesto 'una mijita'»
La mano derecha de Antonio Banderas en su proyecto audiovisual se instala de forma permanente en Málaga para afrontar los retos del Teatro Soho Televisión
Huía de las cámaras, pero acabó presidiendo la Academia de Televisión. Vivía a caballo entre Madrid y Barcelona, pero su casa está hoy en Málaga. ... María Casado compone su propio guion asumiendo los desafíos que se le presentan por el camino sin dar nada por escrito. Con una sonrisa cuando toca, con una lágrima cuando se emociona. «No me da pudor llorar en público», confiesa la periodista. La mano derecha de Antonio Banderas en su proyecto audiovisual instala de forma permanente su residencia en Málaga porque son muchos los retos del Teatro Soho Televisión y porque esta tierra le ha conquistado. «Estar aquí es vivir de vacaciones», asegura.
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–¿Tiene vacaciones?
–Es la pregunta del millón. Te diría que sí, pero es que están saliendo proyectos y tenemos muchas cosas en marcha. Descansar, descansaremos, pero tengo la inmensa suerte de estar en Málaga. Estar aquí es vivir de vacaciones.
–¿Podemos decir que ya es una malaguita más?
–Totalmente. Estoy ya instaladísima en Málaga. ¡No os libráis de mí!
–¿Qué le ha conquistado?
–Sobre todo su gente, su alegría y su manera de entender la vida, de disfrutar y de intentar sacar lo mejor de uno cuando vienen torcidas. Tanto en el teatro como en la productora, estoy aprendiendo de gente con mucha experiencia que viene de muchos sitios diferentes y que bajo la mirada y el ala de Antonio estamos haciendo proyectos muy bonitos y especiales que en otro sitio, en otro lugar del mundo, no podríamos hacer.
–Propuestas que sobre el papel parecerían imposible.
–Sí, porque si tienes de jefe a alguien como Antonio que te dice 'sueña grande' y 'pelea tus sueños', es muy fácil contagiarte de esa energía. Antonio dice que todo lo que va relacionado con la cultura requiere tiempo para que vaya calando, y nos hemos juntado una cuadrilla de locos soñadores.
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«Las broncas de Antonio Banderas son poquitas, es un tipo muy constructivo»
–Todos tenemos jefes, ¿cómo son las broncas de Antonio Banderas?
–(Ríe) Poquitas, porque es un tipo muy constructivo y sobre todo sabe del esfuerzo y de las ganas. Vamos con todos los proyectos muy de la mano con él, lo hablamos mucho y buscamos proyectos en los que toda la familia Soho nos sintamos parte. Y sobre todo, con los valores de Antonio de la excelencia, de buscar hacer algo diferente, que no tiene por qué ser mayoritario, pero sí con alma y con piel.
–¡Pero no puede ser perfecto!
–(Ríe) La única pega es que lo echamos mucho de menos. Cuando se mete en un rodaje pasa tiempo fuera y nos encantaría tenerlo más cerca. Son muchos proyectos los que tiene Antonio en marcha y al final tienes que entender que tiene que repartirse entre todos sus hijos. Pero es un jefe que te deja hacer.
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–¿Dónde lleva a sus amigos cuando la visitan?
–Todo el Centro de Málaga me gusta mucho. Me gusta pasearlo, callejear. Y luego ya me tiro para la playa, me lleves a donde me lleves. La luz y la calidad de vida que tienes aquí no la tienes en otros sitios.
–Y ya se conocerá el diccionario malagueño.
–Ahora hablo con todos los amigos de Madrid, con mi cuadrilla, y me dicen '¡pero si hablas malagueño!'. Y yo les contesto 'una mijita'.
«No me da pudor llorar en público, a veces siento que no lo puedo parar»
–Una curiosidad, ¿siempre quiso ser periodista?
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–Siempre quise ser periodista, pero nunca pensé que acabaría haciendo televisión porque toda mi locura por el periodismo nace por el amor a la radio. Empecé haciendo radio y por casualidades de la vida acabé haciendo tele y presidiendo la Academia de la Televisión. Yo era la típica que huía de una cámara, no me llamaba la atención.
–Hace unos meses lloró en su programa 'Las tres puertas' por la presión de las audiencias y aquello fue noticia. ¿Estamos tan deshumanizados como para que sorprenda que alguien se emocione?
–No lo sé. Cuando haces información te toca estar más encorsetada, pero cuando te dedicas a hacer programas y eres alguien muy empático y muy sensible, si me toca reír, río y en el caso de llorar, lloro. No me da pudor llorar en público, a veces siento que no lo puedo parar. En el caso de la entrevista a Pedro Ruiz, fue muy bonito el calor que recibí de parte de toda la profesión. Yo creo que sirvió mucho para visibilizar lo que supone ese mundo de las audiencias. De esa audiencia, que es como pasar un examen todos los días, ya no solo depende tu estado de ánimo, desgraciadamente, sino también tu futuro, que tu programa siga o no. Pero yo sí que creo que están de moda los sentimientos.
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–La televisión es muy desagradecida, porque da igual que uno se deje la piel en lo que hace.
–La gente a veces se queda con la parte más visible y más bonita de la televisión y no te paras a pensar en la dureza o en el trabajo que hay detrás, a veces está bien ponerlo delante del espejo para que lo sepan.
–Parece además que en estos tiempos siempre hay que estar contentos y posar felices, todo muy de 'postureo'.
–Sí, de escaparate. Y hay mucho más. Hay muchas veces que te toca estar en una alfombra roja sonriendo cuando no te apetece.
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–¿Y cómo anda de autoestima?
–Fenomenal (ríe). El tiempo todo lo cura. Son momentos o intensidades, y cuando estás en esa situación con tanto nervio es normal que te toque la línea de flotación, sobre todo porque estás muy expuesta en un programa como 'Las tres puertas', donde se compartía al invitado y te compartes tú. Esa es la manera de que sea un programa de verdad, que es lo que yo creo que llegaba a la gente. Lloré porque me sobrepasó. Y hay momentos en los que se tiene que masticar la tristeza y se tiene que llorar. No pasa nada.
–¿Qué ve en televisión?
–Veo mucho informativo, ese es mi 'abc' de todos los días. Y soy muy de series. Las veo y las reveo. Estoy como loca con 'El ala oeste de la Casa Blanca'. Cada vez que la veo me gusta más. No se pasa de moda. Es alucinante.
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