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1988. En el caluroso verano de aquél año, Pedro Delgado, Perico, protagonizó una gesta que tuvo a toda España pendiente del televisor. :: r. c.
La hazaña de Perico

La hazaña de Perico

Treinta años después de ganar el Tour de Francia, Movistar+ recoge aquél triunfo de Pedro Delgado en un documental.«Sirvió para que el país tuviera ganas de hacer cosas», dice

MIGUEL ÁNGEL ALFONSO

Jueves, 28 de junio 2018, 00:16

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Cuando Rafa Nadal, Andrés Iniesta, Mireia Belmonte o Marc Márquez todavía tenían dientes de leche o ni siquiera habían nacido, el triunfo de un deportista español era un acontecimiento extraordinario. Como el que sucedió durante el caluroso verano de 1988, cuando un ciclista segoviano sorprendió a todos con su triunfo en el Tour de Francia y acabó con una sequía de quince años, desde que Luis Ocaña se enfundara el maillot amarillo en París por última vez. Aquél joven de 28 años se llamaba Pedro Delgado y ayer, tres décadas después, se volvió a emocionar durante la presentación a los medios de '30 años de amarillo', un documental que le ha dedicado Movistar+ y que se estrenará mañana (a partir de las 22.30 horas) en el canal #0 de la plataforma.

«Era 1988 y España estaba creciendo, pero los españoles nos sentíamos ciudadanos de segunda categoría a nivel europeo. Por meter un poco el dedo en la llaga, recuerdo que escuchaba a menudo en Francia que África empezaba de los Pirineos para abajo. Esto sirvió para que el país comenzara a tener ambición y ganas de hacer grandes cosas. Fue un momento para decir 'rompemos fronteras', para reivindicar un sentimiento de que somos igual que el resto», reconoció ayer Delgado.

El documental arranca en los años previos al Tour del 88 y reúne las confesiones de personas muy cercanas al ciclista, como su hermana Marisa, su técnico en el equipo Reynolds, José Miguel Echavarri, o el cinco veces ganador de la ronda gala Miguel Indurain, quien tomaría el relevo del segoviano en lo más alto del podio. También tocará aspectos delicados, como el caso del falso positivo que se filtró días antes de que Perico llegara a los Campos Elíseos vestido de amarillo, lo que alentó una enorme presión para que abandonara la carrera.

«Ese tema lo llevo fatal, fue muy duro. Yo gané legal, pero me vi obligado a justificar algo que no tenía por qué justificar. Iba todo tan bien que pensé: 'es que no puedo ganar nunca tranquilo?'. Asumí hace muchos años que tengo una cierta atracción para cosas inverosímiles; salía a las carreras sabiendo que iba a pasar algo», señaló.

Un relevo «liberador»

Entregar el testigo a Indurain fue para él «una gran liberación». Después de su victoria en 1988, los aficionados y la prensa le seguían pidiendo triunfos, pero nunca ganó otro Tour. «Indurain era un caballero. Pudo ganar el del 90, pero el cambio de galones se hizo año a año. Él no creía ser un corredor para una prueba de tres semanas, pero tenía potencial de sobra -le reconoció Pedro Delgado-. Recuerdo que en una ocasión se fue por delante con los favoritos y yo quedé rezagado. Prefirió esperarme a mí. Se entregaba por el compañero por encima de sus intereses».

Perico también fue preguntado ayer por los corredores actuales del Movistar Team, heredero del antiguo Reynolds, y su papel en el próximo Tour, que arrancará el 7 de julio. «La clave es Alejandro Valverde. Tiene el carácter necesario y es el que puede crear esa unión entre los líderes; será el punto de referencia entre Nairo Quintana y Mikel Landa -explicó-. Tiene la experiencia que une y crea equipo para decir lo que haga falta al resto. Lo importante es no perderle en la etapa inaugural, como ocurrió el pasado año».

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