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Pampliega cuenta cómo los ultras rusos quedan para pegarse en los alrededores de Moscú a modo de entrenamiento. Cuatro
Antonio Pampliega: «Mi error fue querer ser el mejor»

Antonio Pampliega: «Mi error fue querer ser el mejor»

El fotoperiodista, que estuvo secuestrado 299 días por el Estado Islámico, muestra la otra cara del Mundial en Cuatro. «Los ultras rusos son el brazo armado de los grupos políticos», advierte

MIGUEL ÁNGEL ALFONSO

Miércoles, 6 de junio 2018, 00:19

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El fotoperiodista Antonio Pampliega (Madrid, 1982), que estuvo secuestrado por el Estado Islámico en Siria durante 299 días, cambia el conflicto en Oriente Medio por las peleas callejeras entre ultras del extrarradio de Moscú. El próximo 14 de junio arranca allí el Mundial de fútbol y una de las grandes preocupaciones son los 'hooligans' locales, que ya han amenazado con atacar a los hinchas de otras selecciones si se les «provoca». El resultado se verá esta noche en Cuatro (a partir de las 22.30 horas), en la nueva entrega de 'Pasaporte Pampliega'.

- Esta es la otra cara del Mundial.

- Sí, hemos visto cómo actúan los ultras rusos. Primero en Bilbao, durante los incidentes en el partido entre el Athletic y el Spartak de Moscú, y después viajamos con ellos a Rusia para entenderlos.

«Dicen que son patriotas y usan el fútbol como excusa para reventar protestas»

- ¿Qué ha acabado entendiendo?

- Que todo es cultural, la violencia entre los ultras rusos viene de los 80, cuando organizaban auténticas batallas campales. A raíz de la Perestroika y el gobierno de Putin se trasladaron a las afueras de las grandes ciudades para crear clubes de lucha. Quedan para pegarse y entrenar con tácticas paramilitares. Todo eso lo ponen en práctica cuando viajan al extranjero.

- Parece difícil acceder a ellos.

- Hemos logrado entrevistar a un gran ultra del CSKA de Moscú. Nos costó muchísimo porque para Vladimir Putin el Mundial es un escaparate de su país. Él los ha atado en corto y los ha blindado.

- ¿Qué le dijo?

-Que los ultras van a estar tranquilos salvo que británicos, franceses o alemanes les provoquen o ensucien el nombre de Rusia. Ellos no se definen como nazis, sino como patriotas. Luego te das cuenta de que estos grupos son el brazo armado de grupos políticos, los que revientan manifestaciones de la oposición o a favor de los homosexuales. Usan el fútbol como excusa, les da igual lo que ocurra dentro del estadio.

- ¿Le ha controlado el gobierno?

- Nos estuvieron siguiendo durante todo el reportaje y el último día, durante una entrevista, aparecieron seis policías para interrumpirla. Nos hicieron ver que no éramos bienvenidos porque, dijeron, la prensa manipula y miente.

- ¿Los seguidores españoles van a poder estar tranquilos?

- Mi sensación es que no va a haber grandes disturbios. Los ultras van a quedar para pegarse en los bosques. Así que no creo que pase nada, quizá algún enfrentamiento por culpa del alcohol.

- ¿Qué opina su familia de que vuelva a jugársela?

- Después de hacer lo que he hecho, ir a Rusia no suponía un gran peligro, como mucho me hubieran dado un puñetazo. Otra cosa es cuando les dije que en dos semanas me voy a Afganistán a hacer otro reportaje...

- ¿Regresa a Oriente Medio?

- Sí, a hacer un reportaje sobre matrimonio infantil y la situación de la mujer allí. Vamos con mucho cuidado, con gente de confianza. Grabaremos lo mínimo en la calle, porque ahora mismo hay atentados suicidas todas las semanas en Kabul. Es zona de riesgo pero voy tranquilo.

-¿Y si un estudiante de Periodismo le dice que quiere ir a Siria?

- Que no vayan por ser el nuevo Pérez-Reverte o Jon Sistiaga. Mi error fue querer ser el mejor. Les diría que fueran conscientes del peligro, que arriesgan sus vidas.

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