Borrar

VEN A CENAR TRÓSPIDOS

MIKEL LABASTIDA

Lunes, 27 de noviembre 2017, 00:07

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Poco se habla de 'Ven a cenar conmigo', que es lo más tróspido (con permiso del Hematocrítico) que hay en la parrilla actual. Ni los granjeros, ni los solteros con madre. Donde realmente se reúne lo más granado de nuestra televisión es en el espacio gastronómico (es un decir) de Cuatro. Poco tiene que ver con el que en su día produjo Antena 3. Aquellos eran tiempos en los que la gente se prestaba menos a dar la nota en la tele. Ahora es otra cosa; ahora si no la das es difícil que salgas. Antes el personal se esforzaba por demostrar lo bien que cocinaba. Pero en la versión actual es más importante que uses ingredientes donde no toca o que seas ocurrente con el nombre con el que bautizas cada plato.

Por ejemplo, la semana pasada una concursante preparó una paella mixta al estilo Vanessa Princesa. Echaba para atrás nada más verla. A Samantha, de 'MasterChef', le habría dado un síncope si hubiera tenido que estar a cien metros de semejante guiso. Pero a los comensales que había reunido la anfitriona les agradó. Algunos porque las papilas gustativas no las tenían funcionando y otros porque estaban obnubilados por un tanga que habían encontrado en un cajón. Sí, en el programa de cocina los concursantes no se intercambian recetas, se critican a la espalda (le falta sal, le sobra aceite) y se registran los armarios. «Tiene en su mesilla condones XL», comentaban de otro participante. También hablaron de tanatopraxia, la técnica de conservación temporal de los cadáveres, que es un asunto que abre el apetito a cualquiera.

Todo esto lo narra Luis Larrodera, que ha vuelto así a la tele nacional, lo cual es una buena noticia. Cuenta con un sentido del humor que encaja con este formato a la perfección. Y es que para asumir algunas perlas que se sueltan ahí se necesita mucho humor. «Yo valgo físicamente para que un hombre me mantenga», aseguraba Vanessa sin despeinarse ni un pelo. Que tiene mérito. De las cenas, ni me acuerdo. Ni falta que hace. El espacio está concebido con otros propósitos que poca relación guardan con el apetito. Apelan a otros sentidos, no al del gusto.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios