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Los personajes de Laura Palmer y el agente Cooper vuelven a encontrarse en la habitación roja. :: R. C.
Laura Palmer y Cooper, de nuevo juntos

Laura Palmer y Cooper, de nuevo juntos

MIKEL LABASTIDA

Martes, 23 de mayo 2017, 01:02

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La nueva temporada de 'Twin Peaks' (estrenada en todo el mundo en la madrugada del domingo al lunes) se abrió recuperando aquella conversación vista en el último episodio emitido hasta ahora (10 de junio de 1991) en la que Laura Palmer emplazaba al agente Cooper a verse 25 años después. En realidad han pasado 26, pero la promesa se ha cumplido. Los dos protagonistas de la producción firmada por David Lynch y Mark Frost se han reencontrado en la habitación roja que tantas turbaciones provocó en este título que revolucionó la televisión en los años 90.

El inclasificable Lynch trasladó su universo a la pequeña pantalla en un momento en que esta se regía por criterios más o menos convencionales y en el que había poco espacio para el riesgo y la improvisación. Se saltó todas las reglas: creó un abanico de personajes complicados, mezcló ingredientes del culebrón y del drama policiaco e introdujo elementos fantásticos. &lsquoTwin Peaks&rsquo se convirtió en un fenómeno que, sin embargo, la cadena que lo programó, la ABC, no supo entender ni gestionar y mató prematuramente. Lynch tuvo que hacer concesiones que no quería y terminó desentendiéndose.

Ahora tiene oportunidad de resarcirse. Y lo va a hacer. Vistos los dos primeros episodios, las intenciones del realizador están claras. Se va a dejar llevar por el surrealismo que le caracteriza, desconcertará al espectador -sobre todo al que necesite que le den respuestas de todo-y hará caso omiso de lo que mandan las estructuras tradicionales. Y una cosa más: no pretende dejarse llevar por la nostalgia.

Esta última característica es una buena noticia. Lo habitual cuando se resucitan títulos antiguos (una moda en alza) es tratar de reeditar un éxito pretérito con los mismos mimbres que lo hicieron triunfar en su época. Y eso se agota rápido y no suele propiciar los resultados esperados. A Lynch se le quedaron muchas ideas en el tintero. Le obligaron a buscar atajos que no deseaba. Los nuevos tiempos (hoy se producen infinidad de series de temáticas y estilos variados y el espectador está más abierto a la experimentación) ayudan. Y la cadena que le ha encargado 18 episodios inéditos (Showtime) le ha otorgado carta blanca y un cheque con suficientes ceros.

Arrugas adictivas

Reconocemos &lsquoTwin Peaks&rsquo desde el principio, pero no es el mismo &lsquoTwin Peaks&rsquo de siempre. Es como la cabecera. Suena la mítica sintonía compuesta por Badalamenti, pero han variado las imágenes. En la tercera temporada -atención spoilers-, el papel del pueblo, de momento, es mínimo. Las principales tramas se desarrollan en Nueva York (donde se lleva a cabo un experimento con una urna de cristal en la que se dejan ver seres extraños) y en Buckhorn -Dakota del Norte-, donde se ha producido un macabro crimen en el que está implicado el director del instituto.

El cándido agente Cooper luce un nuevo &lsquolook&rsquo (con pelo largo y atuendo de macarra) y es ahora un tipo temerario. Hemos sabido que desapareció sin dejar rastro y que los habitantes del pueblo hace 24 años que no saben de él. Y volvimos a encontrarnos, en breves apariciones, con personajes legendarios como Lucy, Andy o Lady Leño. Quedan 16 capítulos por delante en los que todo puede ocurrir. Los amantes de Lynch están de enhorabuena porque ha vuelto en forma. Sus detractores no tienen nada que hacer. No cederá por ganar adeptos. A &lsquoTwin Peaks&rsquo le han sentado bien los años. Luce arrugas adictivas y capaces de desconcertar.

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