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TV

'DINASTIA'

MIKEL LABASTIDA

Lunes, 22 de mayo 2017, 01:17

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Las 'soap opera' vivieron en los años ochenta su momento de esplendor en televisión gracias a títulos como 'Dallas'. El lujo en el que vivían los personajes y la maldad de algunos protagonistas atrapó a un público que necesitaba distraerse con historias que le eran ajenas y gozar con tramas que le hacían soñar. A la estela de JR y los Ewing llegaron otras sagas como los Capwell de 'Santa Bárbara', los Channing de 'Falcon Cres' o los Carrington de 'Dinastia'. Esta última está a punto de regresar a la pantalla gracias a esa cadena resucitadora de títulos pasados que es CW, que en otros tiempos ha propuesto nuevas versiones de 'Sensación de vivir' o 'Melrose Place'. Ahora le toca el turno al culebrón que se desarrollaba en Denver, del que ya se ha emitido un avance. Para los que no recuerdan este título o no lo vieron en su momento (porque no habían nacido o por otras razones), cabe explicar que giraba en torno a un magnate de petróleo que se casa con su secretaria y debe lidiar contra sus hijos, que se oponen a esa boda, y contra su exmujer, dispuesta a toda clase de tropelías para amargarle la vida.

En el tráiler que hemos visto de la nueva versión conocemos al nuevo Blake, que está interpretado por Grant Show (el ligón de 'Melrose Place', que ahora ya le toca el rol de patriarca de familia). Este va a contraer matrimonio con una mujer más joven que él, algo que no gustará a su hija Fallon, que no duda en boicotear el romance e incluso en enzarzarse en una pelea con la que será su madrastra.

Las peleas entre mujeres fueron uno de los signos distintivos de esta producción, sobre todo las que lidiaban Linda Evans y Joan Collins, las dos supermujeres de la vida de Blake. Lo mismo se tiraban de los pelos en un estanque que en un despacho, donde la ira despertase. En los ochenta, ver a aquellas dos actrices perder los papeles de ese modo resultaba sorprendente e incluso divertido. Era algo así como &lsquolos ricos también tienen su espíritu barriobajero&rsquo. Pero hoy en día nada de esto llama la atención, resulta rancio e impostado. ¿Era necesaria esta vuelta? No. Y mucho me temo que pasará tan inadvertida como pasó la de la nueva Dallas.

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