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Los protagonistas de 'Friends'.
Diez años sin tomar café en el Central Perk

Diez años sin tomar café en el Central Perk

El 6 de mayo de 2004 echaba el cierre 'Friends', la serie que conquistó a millones de personas con el humor y la empatía de sus protagonistas

Óscar Bellot

Martes, 6 de mayo 2014, 00:46

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El 6 de mayo de 2004 fue un día aciago para los 'friends adictos'. La NBC echaba el cierre a una de las telecomedias más populares de todos los tiempos tras diez años en antena. Más de doscientos episodios que sirvieron para que gentes de todo el mundo descubriesen el placer de tomar una taza de café en el Central Perk, ese ficticio establecimiento que llegaría a competir en popularidad con las grandes atracciones turísticas de la 'Gran Manzana'. Escenario de flirteos, malentendidos y pésimas actuaciones a cuenta de gatos apestosos, no fue su mullido sofá ni la calidad de sus productos lo que llevó al público a entrar una jornada sí y otra también por sus puertas sino la reunión de un grupo de amigos que crecerían física y emocionalmente a la par que lo hacía una generación marcada por su singular impronta.

Para cuando cerró sus puertas definitivamente, nada quedaba ya de la modosita y mimada joven que irrumpió en él vestida de novia tras escapar de su boda con un dentista que no tenía reparos en engañarla con su mejor amiga en su propia consulta. Y menos rastros aún se atisbaban de la neurótica obsesa de la limpieza que la acogió en el piso que un día fuera de su tía. Tampoco el guaperas que sólo de tarde en tarde conseguía rascar un trabajo de actor era el mismo. Y qué decir del paleontólogo al que se le caía la baba cada vez que la veía desde los tiempos en que visitaba su casa de la mano de su por entonces obesa hermana. En cuanto al socarrón señor Bing, su irreverencia resistía incólume, mas el amor le había aportado un poso de madurez. Lo mismo que a la alocada chica que blandía su guitarra amenazando con el desastre a los clientes cada vez que entonaba una nota.

Jennifer Aniston, Courteney Cox, Lisa Kudrow, Matt LeBlanc, David Schwimmer y Matthew Perry. Ellos fueron los artífices del milagro logrado por Marta Kauffman y David Crane, el de hermanar a millones de espectadores con unos personajes a los que llegaron a querer casi como si fuesen miembros de sus propias familias. Y eso pese a que no todos fueron las primeras opciones de los productores. A Perry, por ejemplo le escogieron cuando se toparon con la imposibilidad de reclutar a Jon Cryer, a quien habría de llegarle la popularidad más tarde por su papel en 'Dos hombres y medio' y que por entonces se encontraba haciendo una obra de teatro en Inglaterra. Un golpe, sin duda, de suerte, pues hoy resulta imposible pensar que nadie hubiese dotado de tan inclasificable personalidad a Chandler Bing.

Estrellas millonarias

Las dudas sobre la ideoneidad del reparto eran lógicas. Por entonces, ninguno era un 'primer espada' de la televisión. Jennifer Aniston había pululado por unas cuantas series sin dejar demasiada huella en ninguna de ellas. Algo más larga era la trayectoria de quien habría de convertirse en su inseparable amiga dentro y fuera de la gran pantalla. Courteney Cox había combinado cine y televisión, pero su rostro tampoco se había grabado en la memoria del público. Y tampoco Lisa Kudrow había conseguido despuntar. Por lo que se refería a los chicos, David Schwimmer apenas podía presumir en su currículum de unas cuantas apariciones en producciones como 'Aquellos maravillosos años' o 'La ley de Los Ángeles', siempre con pequeñas intervenciones, un camino similar al que habían seguido Matt LeBlanc, en ficciones con menor calado en la audiencia, y Matthew Perry, al que tan sólo se recordaba como uno de los novios de Carol en 'Los problemas crecen'.

Todo ello cambiaría radicalmente a partir del 22 de septiembre de 1994, fecha de emisión del primer capítulo de 'Friends' en la televisión estadounidense. Apenas un dato basta para constatarlo. Del salario de 22.500 dólares por episodio que cobraban cada uno de ellos durante la primera temporada, pasarían a un millón por cabeza en las dos últimas. Una auténtica fortuna amasada por unas estrellas que al tiempo que ascendían a la cúspide de Hollywood, veían cómo sus vidas se transformaban en muchos otros sentidos. Por ejemplo, en el amoroso, terreno en el que se llevaría la palma Jennifer Aniston, casada en julio de 2000 con uno de los hombres más deseados del mundo, Brad Pitt, y protagonista posteriormente de un sonado divorcio después de que éste se echase en los brazos de Angelina Jolie mientras rodaban 'Mr. y Mrs. Smith'. Tampoco tendría fortuna en este ámbito Courteney Cox, a quien su matrimonio con David Arquette -bendecido por el resto del reparto de 'Friends' adoptando el apellido de este último en los títulos de crédito del capítulo que abriría la sexta temporada- le duraría once años y fruto del cual llegaría una niña cuya madrina sería Aniston. Habría tiempo también para la desolación, silenciosa eso sí, personificada esta vez en la figura de Matthew Perry, quien andando el tiempo revelaría el calvario sufrido a cuenta de sus problemas con el alcohol.

Tiempo, en fin, para amar y para odiar, para reír y para llorar que pasaba a engrosar el baúl de los recuerdos cuando el piso de Monica quedaba vació para siempre. La pequeña de los Geller se mudaba a una urbanización del brazo de quien había pasado de ser su amigo a su esposo, pese a tener que comerse las palabras que un buen día pronunciase sobre que Chandler siempre sería el tío que le meó encima. Rachel y Ross culminaban por fin con éxito su larga historia de encuentros y desencuentros -descansos incluidos- justo cuando ésta parecía insalvable ya. La antigua camarera reconvertida en ejecutiva de moda no portaba una alianza -ese objeto tan querido por un Ross que acumulaba para entonces tres matrimonios fallidos, uno de ellos con la propia Rachel tras una alocada noche en Las Vegas- pero sus destinos quedaban definitivamente unidos. Phoebe sí lucía un anillo, el que le había entregado Mike, un joven que se había enamorado perdidamente de su extravagante carácter. Y Joey partía hacía la costa oeste, rumbo a un 'spin off' con el que los estudios trataban de compensar la melancolía de los seguidores de 'Friends' pero que sólo resistiría un par de temporadas.

La NBC echaba el telón de la serie y dejaba en libertad a unos actores que, con la excepción de Aniston, no han terminado de superar tamaño adiós. Quizás por ello, de cuando en cuando, resurgen los rumores sobre un próximo reencuentro, al estilo de lo que ocurrió con 'Sexo en Nueva York' y sus versiones cinematográficas. Pero, de momento, son sólo eso, habladurías destinadas a levantar el ánimo de quienes aún añoran a quienes tiempo atrás les hechizaron con su empatía.

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