El teatro tiene ganas de Jarana
Para abrirse hueco en la inmensidad de la oferta teatral de Madrid hay que salirse de la norma. La obra multidisciplinar 'Antología de la rabia' y un taller de inmersión teatral en plena naturaleza son la carta de presentación de la malagueña Elena Santos y el almeriense Juan Asego
Se fueron a Madrid al terminar la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga (ESAD) con la maleta cargada de ganas e ideas. Buscan la ... acción, crear para provocar algo. Pueden producir adhesión o rechazo, pero el reto es obtener una respuesta, generar alboroto, tumulto... jarana. La malagueña Elena Santos y el almeriense Juan Asego ponen en marcha la asociación Jarana con la aspiración de gestionar su propio espacio en la capital con fines culturales y sociales. De momento, desde las trincheras del teatro alternativo, han levantado una compañía (Colectivo Trance) que pronto estrenará su primera obra y han organizado para principios de septiembre un innovador taller de inmersión teatral en un pequeño pueblo de Segovia. «El objetivo es hacer ruido, que nos escuchen y vean nuestro discurso, que lo compartan o que se dividan frente a él, pero que nos vean y nos escuchen», insisten.
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Ruido harán del 2 al 6 de septiembre en la localidad de apenas 117 habitantes de Cerezo de Abajo. Lejos del asfalto y sin distracciones de ningún tipo, una veintena de personas vivirán cinco días de teatro intensivo, mañana, tarde y noche, con el tutelaje de Alberto Velasco (director de 'Danzad Malditos', premio MAX al espectáculo revelación), Andrea Jiménez (Teatro en Vilo) y Francesco Carril (experimentado actor de teatro y un habitual en las películas de Jonás Trueba). «Se trata de dejar a un lado el estrés que nos acompaña en las grandes ciudades para entregarnos en cuerpo y alma nueve horas al día al teatro», señala Asego. Habrá tiempo para la piscina, pero también ahí sucederán cosas (más información en jaranacreacionsocial.com).
Trabajan con todas las disciplinas buscando crear multitud de estímulos por escena
En un mercado saturado de propuestas, ellos buscan aportar un valor añadido, diferenciarse sacando el teatro de su contexto para llevarlo a un entorno natural e idílico. «Aquello es un paraíso», asegura Santos. Se la han jugado, sin recursos para publicitar su oferta más allá de las redes, pero ya tienen buena parte del cupo cubierto. Primer reto superado: «Que la gente conozca lo que hacemos». Ahora queda que funcione el «boca a boca» para próximas iniciativas.
Mientras llegan, Elena y Juan seguirán volcados en el motor de Jarana, la compañía teatral Colectivo Trance. 'Antología de la rabia' es su debut, una obra que preestrenan en octubre en el Centro Cultural Antonio Machado de Madrid para después mover en salas y festivales.
Aplican a la escena su particular 'matar al padre' que diría Freud. Se revelan contra el teatro convencional, le dan una vuelta y se saltan todos los cánones establecidos en lo que cuentan y en cómo lo cuentan. Trabajan la «intermedialidad escénica», la exposición de todo tipo de disciplinas en una función, desde la performance al teatro textual, pasando por la danza, la videoescena y la música «sin que predomine una sobre otra». No buscan la simetría y la técnica perfecta de un paso de baile, sino la «organicidad y la verdad». «La perfección está en otro sitio», sentencia Santos.
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El desafío es crear en una misma escena «un millón de estímulos» para que el espectador se detenga en lo que más atrape su atención. «Intentamos despertar las neuronas espejo, las que actúan cuando empatizas con algo», explica Asego.
Nueve actores (Juan Asego, Marina Clyo, Axel Medrano, Raquel Ventosa, Álvaro Delgado, Antonio Araque, Noelia Pérez, Sara Bores, Tania Medina) ponen en escena 'Antología de la rabia', con la dificultad que ello implica. Parte de textos escritos por los fundadores de Jarana, cada cual por su lado. Cuando los pusieron en común descubrieron que compartían las mismas preocupaciones y que la rabia funcionaba como nexo de unión. «Nos mueve la necesidad de acción, de despertar nosotros y despertar a la gente, la necesidad de plantarte en la cara lo que está ocurriendo. Si te molesta, lo siento. No digo que yo sea mejor que tú, lo hago igual de mal, pero tenemos que hacer algo porque nos estamos autodestruyendo como sociedad. Por nosotros que no quede. Tenemos algo que contar y generar», argumenta Santos.
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En 'Antología de la rabia' hacen un paralelismo entre la enfermedad de la rabia del perro y la que sufre la humanidad en una realidad distópica en 2030. Los síntomas que muestran los animales hasta la muerte son comparables a los que desarrollan los hombres en una reflexión sobre «cómo acabaremos si seguimos como hasta ahora». Todo sucede en una madrugada del 2030 en un rave con jóvenes contagiados de rabia.
Abordan el machismo, la realidad LGTBI, las redes sociales y el individualismo, la rigidez de la estructura de la sociedad... «Al final hablamos de lo que nos pasa a la gente de nuestra edad. Por eso los actores enseguida hicieron los textos suyos», indican.
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Lo sacan adelante en sus horas libres, en el tiempo que les dejan los empleos con los que ahora pagan las facturas. Elena Santos es representante en una empresa y Juan Asego trabaja en una tienda de productos cosméticos. Se trata, dicen, de «estar en la lucha y moverse muchísimo», de poner todos sus esfuerzos en un objetivo a la espera de que llegue el golpe de suerte definitivo.
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