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'Solipismo', de Felipe Navarro, relato ganador del I Premio de Microrrelatos Pablo Aranda

'Solipismo', de Felipe Navarro, relato ganador del I Premio de Microrrelatos Pablo Aranda

El certamen organizado por SUR en colaboración con el Ayuntamiento y la Diputación concede sus menciones especiales a Mario Virgilio Montañez y Mónica González

Miércoles, 20 de octubre 2021, 21:27

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La primera edición del Premio Pablo Aranda de microrrelatos, organizado por SUR en colaboración con el Ayuntamiento de Málaga y la Diputación Provincial, ya tiene ganadores. Tras la lectura de los microrrelatos preseleccionados, el jurado ha concedido el primer premio, dotado de 1.500 euros, a Felipe R. Navarro por 'Solipsismo', y dos menciones especiales, con 500 euros cada una, a Mónica González Inés por 'Los zapatos' y Mario Virgilio Montañez por 'Día uno'.

Solipsismo, de Felipe R. Navarro:

El chef famoso despierta con un hambre desfallecedora en su día de descanso y decide hacerse unas tostadas con jamón, aceite y tomate. Y entonces lonchea el pan hasta casi transparentarlo, y después lo mete al horno con intención de transformarlo en una suerte de crujiente, y toma el jamón y lo enrolla y reboza en una tempura suave. Luego emulsiona el aceite y lo perfuma con orégano y albahaca, y con el tomate acomete una confitura que depositará, una vez fría y ya que estamos, bajo una espuma de queso de cabra levemente templada, pero cuando está finalizando la espuma de queso cae al suelo de la cocina, desfallecido, claro; ya lo habíamos advertido en la primera frase.

Día uno, de Mario Virgilio Montañez:

Al abrir los ojos, Adán vio huellas.

Los zapatos, de Mónica González Inés:

Entraron apremiados por la lluvia incesante que los había acompañado durante todo el viaje a París. Era pronto para comer; el restaurante estaba desierto. Se sentaron en una mesa con vistas a la zapatería cuyo escaparate ella había contemplado tantas veces desde su llegada. Mientras él leía el periódico, ella miraba con ansia hacia el otro lado de la calle. «Qué lástima que no haya mi talla», dijo. Él enarcó las cejas y siguió leyendo. Comieron en silencio. Cuando el metre retiró los platos, ella se levantó y pidió su gabardina: «Creo que me los probaré de todos modos». Sin apartar la mirada del periódico, él murmuró: «Te acompaño, si quieres». La lluvia repiqueteaba con fuerza tras los cristales. Cruzó sola la calle y preguntó por los 'stilettos' del escaparate. Se probó el único número que quedaba. Le apretaban. «Son fabulosos», dijo mientras abría su cartera.

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