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MARINA M. LUNA

Ana Rando: «Empecé imitando coreografías de videoclips»

La Granizada ·

Dejó la carrera de Diseño Industrial para perseguir su vocación. La coreógrafa malagueña prepara su siguiente espectáculo, mientras sigue bailando y enseñando

MARINA RIVAS

Málaga

Lunes, 27 de agosto 2018, 00:33

Uno o una nunca sabe dónde le puede venir la pasión que acabe por marcar su futuro. Heredó el oído musical de su padre, afinador de pianos y, desde bien pequeña ya empezó a ver que lo suyo era la danza. La reputada coreógrafa malagueña Ana Rando compagina sus facetas como gestora de espectáculos, bailarina y profesora. Además de ser una gran consumidora de arte y amante del campo y los animales.

¿Qué está planeando ahora?

–Pues, a pesar de que sea domingo, me pillas trabajando. Aprovecho os fines de semana para trabajar un poco más.

¿No descansa nunca?

–Poco (ríe). Entre las clases, el espectáculo que estamos preparando de Chagall, que se llama 'Azul Prusia, Azul Berlín' y estará en octubre en el Teatro Echegaray…

¿Puede explicar un poco la temática de la obra?

–Es difícil de explicar, pero gira en torno a la obra del pintor ruso Marc Chagall, nos inspiramos para crear movimientos en cuatro bailarines a través de lo que nos transmite su obra, su vida y su carrera. Eso sí, en este caso no estaré como bailarina, sino como directora y en la parte de producción y todo lo que hay detrás del espectáculo: coreografía, escenario, música...

¿No se sentirá extraña al ver a sus bailarines y no estar ahí sobre el escenario?

–Bueno, es como decirle a un director de cine que si se siente raro porque no está actuando. No es la primera vez que lo hago y es verdad que quizá la parte de bailarina es más agradecida, porque al final la gente es la que más valora, en la que más se fija. Muchos van a ver el espectáculo y no valoran o no ven todo el trabajo que lleva detrás. Esta faceta creo que es más compleja y quiero que salga todo bien.

¿Siempre deseó dedicarse al mundo de la danza?

–En realidad, fue saliendo. Sí que he bailado desde pequeña en mi casa, recuerdo empezar imitando las coreografías de los videoclips, como los de los Backstreet Boys o Michael Jackson (ríe).

¿Y lo sigue haciendo?

–No, que va (ríe). Eso ya pasó, ahora busco muchas formas de inspirarme para después plasmarlas en el baile o crear nuevos movimientos, pero lo de los videoclips ya no.

Y acabó en el Conservatorio…

–Sí y mientras estaba allí ya empecé a impartir algunas clases y a bailar para alguna compañía, así que cuando salí prácticamente ya estaba trabajando.

O sea que nunca le dijeron aquello de 'No va a vivir nunca de esto', ¿no?

–En el Conservatorio sí que nos mentalizaban de los duro que era este mundo para poder vivir de él, pero yo que siempre he intentado estar trabajando, haciendo cosas… Soy muy curiosa y de momento no he tenido mucho problema.

¿Ya le venía de casa esta pasión?

–Bueno, la referencia que tengo en casa es que mi padre tenía un gran oído musical porque era afinador de pianos. Además, mi familia siempre ha visto que me gustaba todo lo que era el mundo de la danza y me han apoyado.

Aunque luego he visto que también ha pasado por la Universidad…

–Sí, hice el bachillerato tecnológico y luego me metí en la carrera de Diseño Industrial. Me gustaba mucho, pienso que no se me daba mal y quién sabe si me hubiera dedicado a ello, pero al final no la terminé.

Su pasión por la danza predominaba e incluso la llevó a trabajar al extranjero…

–Sí, he estado por varios países de Europa y, sobre todo, un año y medio que estuve viviendo y trabajando en Londres. Tengo buenos recuerdos de cómo funcionaban las cosas allí, había grandes ideas que no se ven en otros países y recuerdo un mayor gusto por la danza en el público, es decir, acudía mucha gente a ver los espectáculos.

He podido ver también que le encanta la música, ¿qué es lo que más escucha ahora mismo?

–Pues mira, aunque no te lo creas, escucho todo tipo de música y ahora, por ejemplo, estoy escuchando mucho a Residente, el de Calle 13.

¿No se ha planteado introducir algo urbano en sus espectáculos?

–De momento no, tengo un estilo que no soy capaz de definir y sy curiosa, por lo que no descarto nada para el futuro, pero no me lo planteo de momento.

Como coreógrafa y docente, imagino que en sus clases habrá tenido todo tipo de alumnos… ¿Cómo se le dice sutilmente a alguien que no vale para eso?

–Pues mira, igual suena demasiado políticamente correcto, pero no creo que nadie sea tan malo como para eso. Es verdad que hay gente más activa, con más ritmo… Pero el trabajo de todo profesor es trabajar más con las personas que más lo necesitan, lo último que queremos es que alguien se aleja de la danza porque crea que no es bueno para esto. Siempre que se tenga deseo por la danza y por aprender, se puede avanzar. Quizá si alguien tiene más problema, a lo mejor porque empiezan desde cero siendo más mayores, lo que les recomiendo es que lo refuercen con otras actividades y luego intento adaptar las clases a cada público.

Con todo el trabajo, ¿le sigue qudando tiempo libre?

–Sí. Además soy una gran consumidora de la danza y del arte, me encanta ir a ver otros espectáculos, mi cabeza está todo el día pensando en el baile. A lo mejor voy por la calle, veo una pared de ladrillo y me sale una idea.

¿Y más allá de la danza?

–Pues mira, me gusta mucho el campo, hacer rutas siempre teniendo cuidado con mi rodilla, nadar en ríos… Y me encantan los animales, mis padres tienen perros y yo me escapo a verlos en cuanto puedo (ríe).

¿Dónde se ve en cinco años?

–De momento, manteniéndome. Siguiendo con mi pasión, con todo lo que tenga que ver con el mundo de la danza y bailando, enseñando y dirigiendo todo lo que pueda.

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