Pepón Nieto: «Salir de fiesta me ha salvado»

La conversación empezó tal y como arrancó su carrera: en el camino de viaje de Marbella a Madrid con su padre. «Mi padre me dijo: '¿Pero cómo vas a ser actor con lo feo y gordo que eres?' No lo hacía con ninguna maldad, lo decía un tío que tenía un bar y cuyo hijo le confesó que quería ser actor; en aquel momento los que triunfaban eran resultones. Pero mis padres nunca me han coartado, siempre he sentido que estaban orgullosos de mí», reconocía. Y, a partir de ahí, la charla con Alberto Gómez evolucionaba al ritmo de los tiempos de su carrera profesional: «No lo he pasado mal económicamente, a lo mejor no me he podido dar muchos caprichitos en algunos momentos. Pero es duro porque cuando no trabajas te da hasta vergüenza decir que eres actor».

En ese momento de la conversación llegaba otra de sus confesiones: «Salir de fiesta me ha salvado, las borracheras, disfrutar de la ciudad de Madrid... Estoy diciendo la verdad, es una ciudad muy divertida y a mí me ha salvado mucho de comerme la cabeza; entre que pensabas en salir, lo hacías y luego se pasaba la resaca... Pues se te iban los días», explicaba para provocar la risa en el público. También habló de su salto al cine, de los reconocimientos y de la fama. «Me hacen más ilusión los premios por la llamada de mi hermana, la cara de mi madre o mis amigos que por mí mismo. Cuando salió 'Periodistas' fue un choque muy grande, de repente te conoce todo el mundo y eso es verdad que te cambia un poco. Pero he tenido una relación muy sana con la popularidad», aseguraba.

«Estoy mejor ahora que hace unos años, ¿no?», preguntaba Pepón Nieto al público cuando hacía referencia a la crisis de los 50 «y la de los 40, los 42...», añadía el actor, con los 56 años recién cumplidos. «¿Sabes qué pasa? Me puse muy gordo en la pandemia y me hicieron una revisión médica en la que me dijeron que tenía de todo, por eso empecé a cuidarme y adelgacé mucho. Ahora me mantengo, me encuentro mejor que hace cinco o seis años», admitía el malagueño. Su papel en 'Los hombres de Paco'; sus últimas apariciones en 'Smiley', un éxito en Netflix; y el teatro con el que está de gira, '¡Ay, Carmela!': con eso y mucho más seguía transcurriendo esta cita del ciclo 'Málaga, ida y vuelta', que estaba siendo un disfrute para los que allí estaban. «El teatro es mi trabajo y mi forma de vida. Pero yo me quiero jubilar, he mirado mi vida laboral y lo haré a los 65. Me va a quedar una mierda, pero yo me voy a jubilar como todo el mundo», aclaraba.

El público también participó en esta conversación: «¿Cómo ve el panorama artístico y cultural? ¿Falta libertad?», lanzaba uno de los asistentes. «Existe la censura, hace unos meses tuve una movida con un programa que grabé en Televisión Española y donde también se emitía 'Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí'. Una semana antes me dijeron que no se iba a emitir el programa, les dije que eso era censura y lo publiqué en las redes sociales. Al día siguiente rectificaron y finalmente lo emitieron», admitió Pepón Nieto.

De eso también habló en la ronda de preguntas, de las redes sociales: «Son una mierda, han condicionado nuestra vida y, en general, a peor. Twitter es un campo de minas donde todo vale y te pueden amenazar incluso de muerte. Una vez hice un comentario sobre Ayuso y luego una cuenta que no conocía me mandó un mensaje en el que me aseguraba que sabía donde vivía, me dijo la dirección de mi casa y me advirtió de que cuando pusiera un pie en la calle, me mataría», desveló el actor.

Uno de los asistentes le preguntaba qué era eso que dejó en Málaga cuando se fue a Madrid para ser actor. Pepón Nieto no lo dudó: «Mis colegas y familiares. Todas las cosas que me he perdido por la profesión, esas reuniones y encuentros en los que no he podido acompañarlos. Pero vaya, siempre que he podido he intentado venir, aquí me han tratado con mucho cariño y no puedo pedir más. Estoy encantado con mi tierra y la llevo por bandera». Y siguió el encuentro con incontables risas y confesiones de un Pepón Nieto que estaba cómodo en su Málaga, ese lugar al que siempre vuelve.