Nueva vieja Norteamérica

De hecho, muy acertadamente, la dimensión pedagógica y formativa del festival, que se traduce en los numerosos talleres que profesionales del ámbito del arte, el diseño, el vídeo o la edición imparten como parte del festival, encuentra en esta exposición un aspecto ciertamente destacable. Por un lado, en el bloque de 280 piezas se incluyen proyectos que Timber! ha desarrollado para la industria y que le permiten expandir su imaginario a numerosos soportes. Por otro, la presencia del diseño, la ilustración, el diseño gráfico y la identidad visual es manifiesta, parcelas que entran en los planes de estudio de una institución como San Telmo. Y, por último, la incorporación en el conjunto de grupos de piezas que describen el proceso creativo y técnico de Timber!. Esto es, ejemplos de cómo nace una obra con un apresurado apunte en cualquier soporte y cómo va adquiriendo entidad pasando a boceto, dibujos complejos, distintas pruebas de edición y finalmente su resultado en serigrafía.

El conjunto expositivo recorre su obra desde 2006 hasta la actualidad, con lo que adquiere condición de retrospectiva. Este particular se traslada también al montaje de la exposición, generándose un friso en el que se dispone su obra por orden cronológico, con lo que no sólo obtenemos nítidamente una evolución de su estilo con un barrido visual por las casi 300 piezas que ocupan toda la pared de la sala de exposiciones, también vemos cuándo aparecen algunos de sus iconos más reconocibles, como el oso símbolo de California, así como hitos de su trayectoria, como su colaboración estable con Element, una de las empresas gigantes del universo del 'skate', lo que le ha reportado mayor visibilidad.

Dos aspectos son fundamentales en el trabajo de Timber!, que participa del mundo de la ilustración, el diseño y el diseño gráfico. Por un lado, crea densas imágenes que juegan con el vocabulario formal de la xilografía –es un trampantojo, pues son serigrafías–, admirando a autores que han trabajado el grabado en taco de madera. La profusión de motivos y el generalizado color oscuro del soporte (negro) acentúan la densidad de sus estampas. Por otro, la creación de un corpus iconográfico absolutamente reconocible que reformula imágenes en torno a los mitos fundacionales de su país natal, Estados Unidos. Así, sus imágenes están pobladas por tipos como exploradores, leñadores, nativos americanos, esqueletos de vaqueros que muestran evidencias de haber muerto a manos de esos nativos o el misterioso 'bigfoot' o Jetty. Sin duda, una mirada desacomplejada al imaginario norteamericano. Igualmente, se atisban otros constructos identitarios como lo indómito de la Naturaleza –piensen en el Parque de Yosemite, en su Estado natal, California–, el Lejano Oeste o la sistemática presencia del oso, símbolo californiano que ocupa la bandera bicolor del Estado y que sustenta una historia revolucionaria y de independencia. Ciertamente, ha existido y existe una continua visitación a esos tipos y tópicos de la cultura y la genealogía de los Estados Unidos; en los años treinta y cuarenta del siglo pasado, autores como Thomas Hart Benton o Grant Wood, con la pareja de granjeros de la icónica 'American Gothic' (1930), se entregaron a su recuperación y puesta al día, incluso más recientemente, Mark Ryden ambienta algunas de sus composiciones en la conquista del Oeste y, como Timber!, emplea la galería de personajes propia de aquel episodio.

Es sumamente interesante cómo esas mitologías populares son reformuladas por un autor como Timber!, adscrito a la cultura urbana y a la cultura popular contemporánea. Desde el ámbito de la ciudad y por tribus que desarrollan hábitos inscritos en ella ('skate', 'bmx', etc.) se mantiene una iconografía, en cierto modo, anacrónica y ajena a ese contexto e incluso a esos individuos. En cualquier caso, el mundo de Timber!, aunque está modulado por la ironía, representa ciertos valores medioambientales y de sostenibilidad y propicia una mirada libre de conflicto al pasado histórico.

Timber! no sólo ocupa el espacio expositivo de San Telmo con sus serigrafías, ilustraciones, dibujos y bocetos, también ha pintado uno de los paredones de la plaza de El Ejido con un monumental 'graffiti', asumiendo la dimensión de intervención pública que viene caracterizando las últimas ediciones del Moments.