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El cantaor Miguel Poveda, ayer, tras la entrevista. Alberto Ferreras
«Me duele Cataluña»

«Me duele Cataluña»

Miguel Poveda ·

Cantaor y cantante, repasa tres década de carrera en un disco doble que alterna el flamenco más puro con aromas de rock sinfónico | «No he dejado nunca de cultivar el duende y de despojarme de muchos 'migueles'»

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Miércoles, 28 de noviembre 2018, 01:27

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Miguel Poveda no tenía «ni una papeleta» para convertirse en cantaor. Nacido en Barcelona en 1973 y criado en Badalona, acabó duendeando como nadie, alternando coplas y quejíos con sones o boleros y superando los límites del flamenco que le consagró. Ganó la lámpara minera de La Unión en 1993 y acabó cantando en el Real. Alterna fandangos y seguiriyas con coplas, rumbas y temas con aroma de rock sinfónico. Desde esta diversidad celebra tres décadas en la carretera con 'El tiempo pasa volando', disco doble y complementario de su afortunado 'EnLorquecido', donde fue «a la esencia de mi amor por el poeta».

Aúna el flamenco mas tradicional con versiones de temas míticos de Bambino, Los Chichos, los Chunguitos, El Pescaílla, Manzanita, Tijeritas o Lole y Manuel «en una mezcla que refleja la diversidad en la que crecí, con los discos de Supertramp, Pink Floyd o Alan Parnsons de mi padre, y los de Chiquetete, Farina o Rocío Jurado de mi madre». «Lo he metido todo en la coctelera para volver a mis orígenes, mezclando de nuevo mi pasión por lo nuevo y el respeto a la tradición», explica.

Es la esencia de las tres décadas de andadura de este «cantaor y cantante». «Soy ambas cosas», dice risueño y orgulloso de «abrir la ventana de los recuerdos para trastear con los vinilos y casetes que hicieron de mí lo que soy». «Soy flamenco, sí, pero activo mis otras teclas de libertad y curiosidad para aprender y equivocarme. Detrás del cantaor hay un cantante que come de todo: del bolero al tango, de Gardel a Adamo o Lucho Gatica».

Catalán de pura cepa, ha cantado poemas en la lengua de Verdaguer, pero no ve muy factible cantar en catalán los palos más tradicionales, jondos y «sentíos». «El flamenco tiene su idiosincrasia. Si canto por seguiriyas y soléas y no huelo su esencia, ya no es lo que es. Si canto por malagueñas tengo que respirar Málaga, y lo mismo pasa con las alegrías y Cádiz. Si canto a Pastora Pavón, tengo que oler a Sevilla, la Alameda y Triana. Cataluña está a muchos kilómetros», ironiza.

«Me duele Cataluña, y me duele mucho», dice esta catalonoparlante con deje sureño. Afincado hoy en Andalucía, contempla «con tristeza» lo que pasa «en mi tierra y con mi gente». «Quiero empatizar con las diferentes ideologías y entender a todos, pero quiero que los políticos echen el freno», reclama. «Antes convivíamos mucho mejor. Bromeaba con los independentistas de mi familia y ahora es imposible», se duele. Cree que «todo está ahora más calmado» y pide «a los políticos de todos los partidos que den ejemplo» «Lo que pasó el otro día en el Congreso con insultos y salivazos fue bochornoso», lamenta.

En todos estos años no ha dejado nunca de «cultivar el duende». «Hay quien lo tiene de nacimiento, como Lola Flores, que era el duende mismo, magia continua, pero los demás tenemos que alimentarlo», admite Poveda, que afronta una maratoniana sesión promocional con decenas de entrevistas. «He tenido que despojarme de muchos 'migueles', cambiar de piel y aprender haciendo diabluras y equivocándome; yendo al tuétano de las las cosas, ya sea el flamenco más puro o la poesía de Lorca o Quevedo», explica.

Hoy se encuentra más que cómodo en el papel de padre. «Soy otro. Ser padre me ha hecho mejor persona. Me ha enseñado una forma de amor desconocida, casi divina, distinto al amor de mis padres, de mis amigos, a mi profesión y al de mis parejas, que a veces me ha destrozado por dentro» También le hizo «mejor persona y mejor artista» hablar con naturalidad de su homosexualidad « y mostrame sin filtros y dando visibilidad a otros».

«El futuro del flamenco es la diversidad», dice mirando más allá del huracán de Rosalía. «Pienso en Rancapino, Quico Peña, María la Terremoto, Marina Heredia, Arcángel, que se acaba de ganar un Grammy merecidísimo, y en Rosalía con su novedad, desde luego. Pero ojalá viviera Morente y cantara junto a Lagartija Nick y Juan Habichuela con Chano Lobato».

¿Por qué copla daría un riñón? Resopla, gesticula echa la vista al techo y responde que por 'La ruiseñora', de Quintero, León y Quiroga. «Es una historia desgarradora, que está contada como si fuera una película y a través de ella denunciaría la lacra del maltrato», concluye.

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