El Kanka prepara el lanzamiento de su quinto disco, 'Cosas de los vivientes', y su gira de regreso. alan nartikoev
Entrevista

El Kanka: «Llevaba muchos años en una suerte de excesos por no dejar pasar ninguna oportunidad»

El malagueño regresa de su parón «radical» con la ilusión renovada. De los motivos, de lo aprendido en tiempo de desconexión y de sus neuras habla en su primera entrevista tras el retiro

Sábado, 17 de septiembre 2022, 00:23

Durante nueve meses no dio ningún concierto, no hizo ninguna colaboración, no concedió entrevistas, ni siquiera publicó en redes. El Kanka desapareció por completo de ... la escena. Una medida «radical» como respuesta a un desarrollo también radical del proyecto musical. En la desescalada, cuando la vida se recuperaba a cámara lenta, él dio 35 conciertos en tres meses. En los dos años de pandemia rozó los cien bolos. Sin fines de semana, sin dormir en casa, sin tiempo para más que viajar y cantar. Quienes le conocen saben lo mucho que él disfruta del directo, pero incluso lo bueno en exceso cansa. Tenía que frenar y desconectar. Necesitaba recuperar las ganas para volver a por todas. Y ese momento ha llegado. El 23 de septiembre lanzará 'Autorretrato', el primer single de su nuevo trabajo ('Cosas de los vivientes'), y ya hay fecha para su regreso a Málaga: 15 y 16 de abril en el Teatro Cervantes.

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El cantautor malagueño concede a SUR su primera entrevista tras el retiro, una charla tranquila y sincera donde habla de estos meses de desconexión, reconoce sus miedos y da cuenta de la lección aprendida: «Hay que dejar escapar algunas oportunidades, no pasa absolutamente nada».

-¿Cómo está?

-Muy bien, contento de volver.

-¿Se esperaba la expectación que ha generado su regreso en las redes?

-Te mentiría si te dijera que no me esperaba algo. Este año me ha servido para desconectar, pero me sorprendía saber que la gente estaba ahí. Por ejemplo, las escuchas mensuales en Spotify se han mantenido, y yo pensaba que iban a bajar los números, hubiera sido lo normal. Pero no ha ocurrido. Sabía que había ganas de que volviera, pero aún así mola comprobarlo.

-Empecemos por el principio, ¿por qué paró?

-Sobre todo, paré como una respuesta un poco radical a un comportamiento del proyecto que estaba siendo también un poco radical. Me explico. Yo podría haber parado un par de meses y con eso ya tendría suficiente, o podría haber dejado de dar conciertos pero seguir publicando. Pero ha sido un parón de 360, de todo. Llevábamos muchos años en una suerte de excesos. No me he podido quejar de falta de trabajo, pero sí de excesos de bolos, de muchas entrevistas, colaboraciones, conciertos a muchísima distancia. De decir que sí a todo por parte del equipo y por la mía propia, de no querer decir que no a nada desde un proyecto independiente. No tengo una discográfica que me apoye si me tomo un tiempo. En nuestro caso ha sido ir facturando de los conciertos e ir invirtiendo la mayoría de lo que ganamos en que el proyecto cada vez tenga más calidad. Y como éramos desconocidos muy populares no hemos querido dejar las oportunidades pasar, hemos cogido la mayoría de oportunidades que se nos presentaban, pero llegó un momento en que eso era no hacer nada más que coger oportunidades. Parar fue decir «ok, nos hemos pasado, vamos a recuperar las ganas de trabajar».

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«He tenido la sensación de estar demasiado presente y es bonito echar de menos a alguien»

-¿Llegó a perder la ilusión por tocar?

-Un poquito. No ha sido algo dramático, he disfrutado casi cada vez que me he subido a un escenario. Pero ha habido varias veces en las que me planteé disminuir el ritmo. Cuando pasó la famosa desescalada, yo había estado dos meses en Málaga en la casa de mi hermana con mi padre en el hospital. Iba a verle dos veces al día, con un tubo metido en la boca incapaz de hablar ni de moverse. Fue muy duro. Y cuando vuelvo a Madrid porque mi padre mejora [fallecería un año después], hago 35 conciertos en tres meses. Era una gira en la que se notaba un poco la desesperación por tocar y por ver si se podría hacer todo lo que estaba cerrado. Fueron muchísimos bolos yo solo en el escenario. En el último concierto volviendo de Valencia me dio un ataque de ansiedad en el coche. No podía más. Yo en el escenario me vengo arriba porque noto el cariño de la peña, pero en el momento de antes, en los viajes y en todo lo que significa dar un concierto, sí que me he encontrado desilusionado en muchos momentos.

-Esto lo necesitaba por pura salud mental.

-Yo creo que sí. Y también por una sensación que yo he tenido de estar demasiado presente. Es bonito echar de menos a alguien.

-No ha pasado ni un año desde su despedida. ¿Por qué volver ahora?, ¿ya ha recuperado las ganas?

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-Las he recuperado hace ya un montón de meses. Pero la idea era estar al menos un año sin dar conciertos, y eso va a ocurrir, porque yo paré en diciembre y la gira va a empezar en marzo de 2023. Pero no puedes volver de la nada, vamos a ir sacando algún temita nuevo y vamos a anunciar las fechas ya para que la gente pueda sacarse las entradas con antelación.

El Kanka reapareció el pasado jueves en una presentación privada en los Cines Callao de Madrid. Marina Neira

-¿Qué ha hecho en este tiempo?

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-¡Muchas cositas! He compuesto temas, pero ninguno va en el nuevo disco porque lo grabamos en marzo y tenía como 20 canciones ya. Lo grabamos durante un mes y medio en Barcelona. Aparte de eso, he leído mucho, he cocinado mucho, me han operado de una hernia inguinal y ¡hasta se quemó mi casa! Me he tenido que mudar. Parece que ha sido algo eléctrico, aún lo están viendo. Estoy hecho para estar entretenido porque cuando paro…

-¿Ahora se tomará las cosas de otra forma?

-Para mí era casi lo principal, aprovechar este silencio para la introspección, para pensar yo conmigo mismo y como equipo, darle una vuelta al rollo. Ahora evidentemente llevo un año sin aparecer y cinco sin publicar disco, yo quiero trabajar y hacer una gira en condiciones, quiero recorrer España entera e irme a Latinoamérica. Pero dejando un hueco para los descansos, no hacer tantas colaboraciones, que no sean giras de 70 bolos, que las distancias entre un concierto y otro no sean tan grandes… Reducir un poco para que sea más llevadero.

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-Para eso tiene que aprender a decir que no.

-En el fondo se trata de eso. Y no solamente yo, sino como proyecto. Hay que dejar escapar algunas oportunidades, no pasa absolutamente nada, ya vendrán otras.

-Y ya tenemos una edad en la que se valoran otras cosas, como la tranquilidad y estar con la familia.

-Cuando empecé eran conciertos mucho más duros que ahora. Viajaba en autobús yo solo y dormía en el sofá de quien pillara tras un concierto donde estaba la peña hablando y el sonido era una porquería. Y, sin embargo, con 25 años esa aventurilla me gustaba. Ahora me gusta estar con los chicos de la banda y tomarme una cervecita después del bolo, pero no me gusta estar todo el día yéndome de mi casa. Si pudiera dormir en mi casa todas las noches, lo haría.

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«Llevo nueve o diez años en terapia. Nada que me impida llevar a cabo mi trabajo, pero tengo muchas neuras»

-¿La muerte de su padre el año pasado fue un punto de inflexión?

-En este sentido no, yo ya lo venía rumiando de antes. Su muerte me ha afectado en muchos sentidos. Era un padre que estaba muy presente, y el único que me quedaba porque mi madre falleció cuando yo era joven. Ha sido un golpe muy fuerte, me acuerdo de él cada día de mi vida en algún momento, unas veces con alegría y otras con nostalgia. Seguro que ha influido, pero de una manera secundaria. Cuando pasó lo de mi padre, ya habíamos pensado esto.

–En el single que pronto saldrá se hace un 'Autorretrato' muy poco complaciente. Se dice a sí mismo que canta mal, que es un agobiado, un neurótico, un majadero, con cara de pan…

-¡Y nada es mentira! (risas) Quería hacer un retrato que tuviera mucho de mí de verdad y si no te metes en tus miedos, no puedes hacerlo. Lo más sincero que hay en la canción es cuando digo «la mente en las nubes y este miedo a morir». Se me ponen los pelos de punta, le tengo mucho miedo a la muerte. Pero dentro de que las canciones son mentira, que son poesía, he intentado dejarme algo de mí mismo aquí. Y como tengo una atracción incontrolable por la guasa y por la ironía, he jugado un poquito al antihéroe. Lo de «el que sale en el cartel con esta cara de pan» es completamente cierto (ríe). Soy una persona que goza de cierta popularidad pero lo sigo viendo como una cosa extraña. No tiene ningún sentido que yo, que me sigo viendo como un chaval muy normal de Málaga, de repente sea conocido, esté en los carteles y salga por la tele.

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«Soy una persona que goza de cierta popularidad, pero lo sigo viendo como una cosa extraña»

-¿Y es un neurótico de libro como dice?

-Esa es de las partes que son absolutamente verdad. Soy un neuras absoluto. A día de hoy llevaré nueve o diez años en terapia. Me da mucho miedo la muerte, tengo pequeñas fobias cotidianas, la altura me da ansiedad… Nada que me impida llevar a cabo mi trabajo ni mis relaciones, pero tengo muchísimas neuras. Me las trato y entonces las voy sabiendo más o menos gestionar.

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