La Filarmónica de Málaga logra un récord de abonados tras superar la mayor crisis de su historia
La orquesta, con nuevo gerente desde principios de este año, rompe la barrera de los mil socios y rebasa la cifra lograda en tiempos de Aldo Ceccato
Los números no miden la calidad, pero sí ayudan a evaluar una situación. La Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM) comienza la temporada 2025-2026 con ... un récord histórico de abonados: 1.041 socios para los dos conciertos por programa que ofrece en el Teatro Cervantes. La agrupación supera su anterior máximo logrado en 2007 en tiempos de Aldo Ceccato, hasta ahora imbatible en adhesión de público con 1.013 espectadores fijos, y vuelve a romper la barrera de los mil, esta vez bajo la batuta de José María Moreno. Una marca simbólica que llega en un momento crucial para la orquesta, tras superar la mayor crisis desde su fundación que desembocó el año pasado en la dimisión de Juan Carlos Ramírez después de casi tres décadas en puestos de responsabilidad.
La OFM vive un cambio de ciclo con Esteban Morales en la gerencia desde principios de 2025, un relevo que ha puesto fin a un enfrentamiento anquilosado durante años entre la dirección administrativa y los músicos (con una huelga general incluida en 2019), y que ha traído aires frescos a la orquesta. De hecho, la Filarmónica ha ganado presencia en las redes sociales, con una cuenta de Instagram activa desde hace apenas unos meses, y ha reforzado su promoción. «Da la sensación de que hasta ahora estaba escondida y que después de 30 años se está dando a conocer. Es un renacimiento para nosotros como orquesta», confirma el representante de los músicos, Carlos González, presidente del comité de empresa.
Con la actual cifra de afiliados se podría cubrir todo el aforo de una sesión en el Cervantes, con 1.000 butacas
El público respalda también así el trabajo de José María Moreno desde el atril en ese difícil equilibrio entre los grandes compositores del repertorio clásico (lo que la mayoría de la audiencia quiere escuchar) y las propuestas más innovadoras. «Están contentos con cómo suena la orquesta y con lo que programamos, con las obras que ofrecemos y los artistas que proponemos», se felicita Moreno, que es consciente de que no son muchas las agrupaciones que llegan a estos niveles de abonados. Se trata de la quinta subida consecutiva de socios bajo su batuta, después de que tuviera que tomar las riendas con el contador a cero en el año de la pandemia.
Tras un 2021 con 776 socios, la OFM alcanzó los 966 el ejercicio anterior hasta llegar a los 1.041 de hoy. Un repunte que, a diferencia de otras ocasiones, no se sustenta en el bono especial para mayores de 65 años, sino que se apoya principalmente en el público general y, sobre todo, en los jóvenes. De hecho, el mayor incremento se ha dado entre los menores de 30 años (han pasado de ser 88 a 126), con una tarifa especial de 50 euros para los quince conciertos de la temporada. Para el Teatro Cervantes, sede de los conciertos de abono, estos datos son un reflejo del «intenso trabajo» realizado con centros educativos y de proyectos como Cervantes Lírico, que acerca la música a los jóvenes a través de la inmersión en el proceso creativo de las producciones operísticas.
Con la actual cifra de afiliados se podría cubrir todo el aforo de una sesión en el Cervantes (con 1.000 butacas). Es casi el doble de lo registrado en el peor momento de la OFM en cuanto a público se refiere, en 2012-2013 con apenas 594 espectadores afiliados, en plena crisis económica y con una falta de conexión de la audiencia con las propuestas del maestro Edmon Colomer.
La realidad ahora es muy diferente. «Queda claro que la orquesta genera interés en el público, que vamos a más y que el teatro se nos queda chico», reivindica el representante de los músicos. En su opinión, si el número de abonados no sube más, es porque no cuentan con «el lugar adecuado» para sus conciertos. «Necesitamos urgentemente el nuevo Auditorio», concluye el también chelista de la OFM. De momento, mientras las administraciones consiguen (o no) sacar adelante el proyecto de la casa de la música en el Puerto, se tendrán que conformar con la nueva sala de ensayo que acaban de estrenar en El Ejido, tras 34 años de provisionalidad en Carranque.
Pero todavía queda camino por recorrer para lograr la normalidad en la OFM. Según el comité, la orquesta tiene en estos momentos 20 plazas vacantes. Cinco están a punto de ofertarse, pendiente de que se haga pública la convocatoria pública de empleo, un proceso que empezó en febrero y que sigue a la espera. Esa lentitud en los trámites por parte del Ayuntamiento es, para González, el principal freno para la orquesta. Y no solo afecta a la plantilla de músicos: también está sin ocupar, por ejemplo, el puesto de producción. Desde que un miembro de la orquesta se jubila hasta que se cubre definitivamente su plaza pueden transcurrir dos años de vacío.
La mayor subida de socios se ha registrado entre el público general y los menores de 30 años
Hasta entonces, los huecos se cubren tirando de la bolsa de trabajo, pero también esta tiene déficits de profesionales, lo que dio lugar durante la anterior gerencia a una sucesión de contratos temporales que fueron investigados por la Inspección de Trabajo como posibles falsos autónomos. Para evitar esta situación, la OFM publicó hace una semana las bases del procedimiento selectivo de la bolsa de trabajo temporal para cubrir plazas violín; viola; violonchelo; flauta y flautín; oboe y corno inglés; fagot y contrafagot; trompa; trompeta; trombón tenor; tuba; percusión; piano, celesta y órgano, y arpa.
Y mientras tanto, la música sigue sonando. Tras inaugurar la temporada hace unos días con un programa lírico, este jueves y viernes ofrecerá un concierto doble dedicado al romanticismo alemán con obras de Robert Schumann, Carl Maria von Weber y Félix Mendelssohn. En el pódium estará la directora británico-polaca Ewa Strusinska, acompañada por la fagotista coreana Minju Kim.
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