La música deja su huella en la naturaleza con Salvia
El primer festival de ritmos independientes en la era Covid salda con éxito su primera edición con 200 espectadores y cumpliendo las medidas sanitarias a rajatabla
Un chico entre el público se quita la gomilla que sostiene su moño y deja caer su melena para mover la cabeza al ritmo de ... la música sin moverse de su silla. Sonríe, aunque lleva la mascarilla puesta, pero su gesto le delata: la música le ha poseído. La era Covid en los conciertos ha convertido a los oyentes en unos auténticos superhéroes de la contención y la prudencia. Cuando surge esa chispa que une músico y espectador es prácticamente imposible no dejarse llevar por el ímpetu del rock, el jazz o el indie electrificado; por un momento olvidas que la situación global se agrava y sólo te centras en disfrutar el instante.
Esta sensación es la que producen los directos que se aúnan en festivales: no contener la emoción, pero aguantarla para no quebrantar las normas y que el mundo musical siga funcionando, en la medida de lo posible, como antes.
Las Jornadas de Cultura Sonora, Salvia, lo han logrado con creces. Es de los pocos festivales con restricciones de aforo (tan sólo 200 personas) que se han celebrado durante la pandemia y han acertado de pleno, respetando las medidas e integrando música y naturaleza a la perfección. Agotaron sus entradas a los pocos días de anunciarse en redes y es que el público, los oyentes fervorosos de la música independiente de la escena local y nacional, estaban deseando acudir a un evento de estas características.
Velvet Club, la sala de ocio nocturno del centro de Málaga con Juan Diego Altamirano al frente, ha sido la promotora de este evento tan onírico y que ha tenido como protagonista el Jardín Botánico con dos escenarios, en los que se ha intercalado música, conferencias y proyecciones relacionadas con la cultura. Patricia y Pablo acudieron ambos días con una idea fija: el apoyo a la escena local es imprescindible, ahora más que nunca, y este encuentro fue la excusa ideal para pasar una tarde diferente y arrimando el hombro a los compañeros de la cultura.
Comienza la música
La tarde de sábado, la segunda jornada Salvia, se animó de la misma forma que su estreno: paulatinamente, de forma ordenada y sin armar pelotones. Esto, cuando muchos de los asistentes acuden con sus niños pequeños, es todo un lujo para poder disfrutar con tranquilidad de una tarde noche de espectáculos.
En el espacio la Casa Administrador los conciertos empezaron un poco después de su hora con el trío Zwicky, que hermanaron contrabajo, batería y guitarra eléctrica para crear ritmos fusión y melodías de abstracción. Iba cayendo la noche y el público se iba sumando a la fiesta de las sillas con bebida en mano y abrigándose a medida que la humedad de la naturaleza botánica se hacía más notoria. En la Casa Palacio, Pepo Galán abría la tarde con de indie electrónica y le seguía el encuentro 'Flamenco: ni caminos ni fronteras', que fue cercano y tuvo al público en escucha atenta durante toda la charla.
Con la llegada de los toledanos Mauri al escenario de la Casa Administrador se disipó cualquier duda que pudiera quedarle al público: '¿Se puede bailar en la silla?' Se debe, porque este grupo de pop rock te induce la alegría en vena con sus ritmos y melodías pegadizas. Estaban engrasados y se notaba, porque a pesar de la distancia con su público parecía que estuvieran tocando a ras del suelo. «Teníamos una perspectiva desde arriba que hacía que te quedaras embobado; la comunión que había con el público era increíble, nos hermanamos perfectamente», reconoció Mauri, el vocalista del grupo, que definió este festival como un encuentro músico-botánico imperdible. Continuó en escena Notes To Myself, con ritmos indie, pero más rompedores y profundos; Bromo fue una demostración artística digital de Paloma Peñarrubia y Azael Ferrer.
Lo cierto es que la oferta cultural de la jornada del sábado fue totalmente abrumadora: The Jazz Loft, Luz Prado, Jamie 4 President, Delia Membrives & José Naranjo se despidieron con sus voces de las especies de la finca de la Concepción hasta nuevo aviso. El encuentro 'Málaga en vivo y sus bares' y la proyección 'Salad Days. A Decade of Punk in Washington DC' fueron el culmen para una experiencia muy valiosa y valerosa: ¿será este el ejemplo y el empuje para que la música local siga funcionando en directo?
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