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Hay quien pasa por el día de su cumpleaños haciéndose el loco, sin pena ni gloria, y hay quien arma de la nada una celebración ... inolvidable. Los miembros de Danza Invisible pertenecen, sin duda, al segundo grupo.
Volviendo a 1982, hay que reconocer que los comienzos fueron renqueantes para esta banda malagueña, aunque en plena Movida estallaron en éxito en la Costa del Sol con temas como 'Sabor de amor', 'Sin aliento' o 'Catalina'. Bajo la estela de su música sus seguidores de los ochenta y los noventa han ido envejeciendo escuchando éxitos inmortales y no se han olvidado de esta fecha, a partir de ahora una efeméride. ¿La cita oficial? En la plaza de toros de la Malagueta en la segunda jornada de Brisa Festival, edición que se ha encumbrado como el gran homenaje al grupo malagueño para el que han querido rodearse de viejos y nuevos amigos de la música.
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Las primeras horas de la tarde fueron una prueba fiable de que la expectación burbujeaba en el tendido y el albero; la malagueña Anni B Sweet fue la primera en dar cariño a este cumpleaños de nostalgia. Sin embargo, los planes no le salieron como esperaban a ella y a su banda: sus instrumentos, que venían en un vuelo hacia Málaga, finalmente no llegaron, y tuvieron que modificar la idea del concierto para convertirlo en un delicioso acústico. Le ofreció explicaciones a un público agradecido, que las tomó y disfrutó del nuevo plan de concierto encantado, nada que no solucione la música. Además, cantó junto a Javier Ojeda su tema 'Sola con la luna', un plus para comenzar el día más esperado del fin de semana.
Pronto llegó Juan Perro al escenario con sus aires jazz y caribeños que convierten sus conciertos en un deleite para los que quieren apreciar cada acorde. Los que venían a bailar, en cambio, se quedaron algo apagados en el tendido. Con una Fender Custom Telecaster Santiago Auserón (quien se esconde tras el Perro) estuvo más poético que nunca, dialogante con el público y muy comunicativo, explicando cada tema que tocaba con su banda y dando rienda suelta a las «canciones nuevas y a las más maduritas» de su repertorio.
De esta última categoría el excantante de Radio Futura trajo a Málaga 'Semilla negra', uno de sus temas más conocidos con ese regusto de la música popular cubana: «Málaga tiene la misma temperatura en el alma», comentó Juan Perro antes de presumir de su amistad con los miembros de Danza Invisible: «Javier me llevaba por la Costa del Sol cerrando bares y acabaron con mi salud», relató entre risas para darle paso. Interpretaron juntos 'A este lado de la carretera', un momento regocijo entre el público, que cambió su actitud apaciguada para saltar en el sitio y cantar con los protagonistas.
Faltó, y muchos estuvieron de acuerdo con un sonoro «¡otra, otra!», el tema más exitoso de Radio Futura, 'Enamorado de la moda juvenil', pero otra vez será.
Mikel Erentxun, el penúltimo artista de la noche, no tardó mucho en aparecer entre bambalinas. Acompañado de Marina Iñesta, vocalista en el grupo Repion, crearon temas con un aura distinta, y consiguieron conectar con el público casi a la mitad del show con los temas de Duncan Dhu. Las más de 5.000 personas que acudieron a esta cita vociferaban 'Una calle de París' y 'Esos ojos negros' con gran fuerza, prueba de que se encandilaron con los temas más veteranos de Erentxun. Enamoraron, incluso, al presidente en funciones de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, quien no quiso perderse la cita integrándose con los malagueños entre el albero.
Ojeda tardó muy poco en salir a cantar con Erentxun 'Agua sin sueño', momento de oro en la segunda jornada de Brisa. A estas alturas del concierto el público se disponía como podía entre las gradas, haciendo uso de escalones, laterales y quedándose, incluso, de pie al no encontrar hueco libre. Aforo al completo en la plaza de toros para vivir un concierto histórico. El grupo estrella de la noche salió pasadas las 23.15 horas prometiendo un show de éxitos, y no defraudaron: «Estamos desbordados del follón que ha montado Brisa alrededor de este aniversario. No lo vamos a olvidar jamás», reconocía Ojeda al comienzo del concierto. Con 'Reina del Caribe' crearon un instante de comunión cuando apenas habían pasado 15 minutos de show: la pista con los brazos en alto entonando el estribillo, tan sólo una pincelada de lo que se vivía en la Malagueta.
Entre la larga lista de amigos de Danza Invisible Olga Díaz, del grupo Mataka, salió para entonar algunos temas con los veteranos, aunque la fiesta paró por unos instantes cuando, entre el público, una persona sufrió un desvanecimiento. El grupo dejó de tocar hasta que el hombre pudo recomponerse, y aunque fueron unos minutos, la espera enfrió a unos fans bastante comprensivos. Para remediarlo, cuando el concierto reanudó su gracia Ojeda bajó a la pista para cantar entre los asistentes 'Por ahí se va', causando gran revuelo entre la multitud. Además, entre esos invitados al show no faltó el primer cantante y batería de Danza, Ricardo Texidó, quien se subió al escenario para poner el ritmo a 'Ecos'.
Desde luego, en este homenaje mutuo (de Danza al público y viceversa) hubo hasta una tarta, que se sopló antes de entonar el hit por excelencia del grupo, 'Sabor de amor', las últimas pinceladas de un espectáculo para el que Ojeda sacó una conclusión en el escenario: «Ya nos podemos retirar tranquilos».
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