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Chano Domínguez junto a Hadar Noiberg, el pasado sábado en el Clarence. Pepe Ainsua
El único club de jazz de Málaga peligra: el Clarence cerrará si no logra 50.000 euros en un mes

El único club de jazz de Málaga peligra: el Clarence cerrará si no logra 50.000 euros en un mes

La sala de Torremolinos, la mayor del país dedicada al género, lanza un crowdfunding para saldar las deudas que arrastra desde la pandemia

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Sábado, 1 de octubre 2022, 00:32

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Chano Domínguez, penúltimo Premio Nacional de las Músicas Actuales, estuvo allí el pasado sábado. Esta vez le acompañaba la flautista israelí Hadar Noiberg en una hermosa fusión de lenguajes musicales que han llevado a escenarios de Estados Unidos, Europa y buena parte de España. En Málaga paró, como suele ser habitual, en el Clarence de Torremolinos, el mayor club de jazz del país y el único que resiste en la provincia. Pero puede que no por mucho tiempo. El Clarence Jazz Club hace una llamada de auxilio a la desesperada, ahogado por las deudas que arrastra desde la pandemia: necesita 50.000 euros para seguir adelante. Si no lo consigue en menos de un mes, «se cerrará, se venderá todo lo que hay dentro y con eso se pagará a los acreedores».

Quedan 27 días y 48.880 euros para cumplir el objetivo del crowdfunding lanzado en la plataforma Verkami con el lema 'We love jazz' (#WeLoveJazz). Es la única vía de escape que ha encontrado Javier Salinas para continuar al frente de un negocio para grandes minorías que no logra cerrar las heridas que provocó el coronavirus. La crisis sanitaria le obligó a echar el cierre solo ocho meses después de reabrir en su nueva casa de Torremolinos (calle Danza Invisible, 8), tras cinco años en un local del centro de Málaga.

Había invertido buena parte de los ahorros en transformar esos 800 metros cuadrados, distribuidos en dos plantas, en un coqueto y moderno club de jazz de aires neoyorquinos, con capacidad para 500 personas sentadas en veladores frente al escenario. Una apuesta valiente y arriesgada que confiaba en recuperar con conciertos de grandes nombres de la escena. Solo en sus primeros meses pasaron por allí, además de Chano Domínguez, Diego Amador, Jorge Pardo, Miguel Zenón, Eli Degibri, Luis Salinas, Vince Benedetti y Javier Colina.

«Como instalación es el mejor club de jazz que tenemos en España»

Chano Domínguez

Pero el Clarence, como el mundo entero, cerró en marzo de 2020 y no volvió a abrir sus puertas hasta septiembre de 2021, casi un año y medio después. Un tiempo en el que la sala de Torremolinos, recién montada y casi sin usar, seguía haciendo frente a los costes de alquiler. Hasta 1.200 euros se estuvieron pagando puntualmente por el 'renting' con opción a compra del piano de la sala, la joya del club, aunque nadie lo tocara. Y cuando, por fin, el local salió del letargo tuvo que enfrentarse a restricciones de aforo durante meses, a cancelaciones por contagios de artistas y a la constante amenaza de una nueva ola que mantenía al público potencial del jazz en casa. “La sexta ola de las Navidades nos terminó de rematar”. Levantar cabeza se hacía cada vez más difícil.

Ernesto Aurignac, con el proyecto Charlie Parker With Strings.
Ernesto Aurignac, con el proyecto Charlie Parker With Strings. Pepe Ainsua

Pese a todo, el proyecto ha continuado. En lo que va de 2022, Clarence ha celebrado alrededor de 150 conciertos entre las jam sessions de los jueves y las actuaciones de los viernes y los sábados noche. Si todo va bien, en noviembre volverán los domingos de jazz. Sobreviven, pero el agujero que ya tienen es imposible de tapar así. “Necesitamos 50.000 euros para cubrir una parte de la deuda que nos permita respirar y tirar hacia adelante”, explica Salinas. Para ello ha diseñado una campaña de crowdfunding con aportaciones que van desde los 5 euros (Fila 0) hasta los 1.500 euros (pack de cien entradas para empresas o instituciones que figurarían como colaboradores del proyecto).

Entre medias, una amplia gama de opciones entre las que aparece como donación destacada los 50 euros de la tarjeta de socio del club, un pase por un año que incluye descuentos en las entradas y precios especiales en las bebidas, entre otras ventajas. Es la fórmula más factible para la continuidad de la sala porque, como recuerda Javier Salinas, casi todos los clubs de jazz de España subsisten con los socios. A él le han propuesto reconvertir el espacio en una discoteca por las noches o alquilarlo para otros eventos, pero Salinas es un romántico de los clubs tradicionales y se niega a hacerlo. “Aquí acaba el concierto del día y lo que hago es proyectar en una pantalla actuaciones grabadas. De lo contrario no sería un club de jazz”.

«No puede ser que se cierre y luego nos lamentemos. Es único y especial en el mundo entero»

Ernesto Aurignac

Los artistas se han volcado con la causa enviando mensajes de apoyo que en los próximos días se irán colgando en las redes sociales. “He tenido la suerte de haber tocado en grandes clubs del mundo y este no tiene nada que envidiar a ninguno”, dice el pianista cubano Pepe Rivero. “Es donde mejor se escucha la música por sus condiciones acústicas”, añade el contrabajista Javier Colina. “Como instalación es el mejor club de jazz que tenemos en España”, aporta el pianista Chano Domínguez. “No puede ser que se cierre y luego nos lamentemos (...) Es único y especial en el mundo entero”, resume el saxofonista malagueño Ernesto Aurignac. Ahora falta pasar de los dichos a la acción, que los aficionados del jazz hagan efectivo ese respaldo con donaciones que completen el reto.

Mientras tanto, la maquinaria no para. Javier Salinas trabaja en la programación para los próximos meses en los que ya ha cerrado nombres como Julián Sánchez con Marco Mezquida, Gonzalo del Val, Pepe Rivero y Felix Rossy, entre otros; y está pendiente de fechas para Gonzalo Rubalcaba, Diego Amador, Dorantes, Bergonzi, Joe Magnarelli y Miguel Zenón. Pero, de momento, solo está asegurada la agenda de octubre. Lo que pase después ya no depende de él, sino de Verkami. Recuerden: 27 días y 48.880 euros.

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