Borrar
Pasión Vega, durante el concierto de anoche en el Teatro Cervantes.

Ver fotos

Pasión Vega, durante el concierto de anoche en el Teatro Cervantes. Hugo Cortés

25 años cantando de la forma más ‘apasionada’

Pasión Vega recurre a la fusión en su gira ‘40 quilates’, con la que ayer llenó el Teatro Cervantes

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Sábado, 16 de diciembre 2017, 00:21

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

20 años después de aquel espéctaculo glorioso de ‘Azabache’ en la Expo 1992 con Rocío Jurado, Nati Mistral, Imperio Argentina y Juanita Reina; las nuevas estrellas de la canción española reeditaron en 2012 este musical. Pastora Soler, Pasión Vega y Diana Navarro (también tuvo un papel Manuel Lombo) demostraron entonces por qué se merecían este honor en un negocio musical bastante más complicado que el de las cuatro ‘grandes’.

Ya desde entonces, y después de aquello, las tres han sabido ligar las raíces andaluzas a un mercado nacional e internacional donde la copla pura apenas tiene cabida.

Pastora Soler acaba de anunciar una segunda fecha en Málaga tras el éxito de su retorno; mientras que Diana Navarro cerrará el 30 de diciembre el año en la ciudad que la vio nacer y comenzar su gira de ‘Resiliencia’. Ayer fue el turno de Pasión Vega, que con ‘40 quilates’ ha sacado al mercado su undécimo disco de estudio en 25 años de extensa y exitosa carrera.

Pasión Vega nunca fue una coplera arquetípica; jamás necesitó de batas de cola y excesos vocales para dar personalidad a sus espectáculos. Sin embargo, se disfruta lo que sí ha tomado de las glorias del siglo pasado: una teatralidad que convierte sus conciertos en una obra bien diferenciada en sus partes. Desde que inicia a capella sentada frente a su espejo hasta la forma que tiene de arrancar las flores que se había colocado junto al pie de micro. Eso sí, nada como aquel recital en el Auditorio de la Luna Mora, en Guaro, cuando embarazadísima abría y cerraba los arcones junto a los hermanos Del Valle.

Como ya hiciera entonces con ‘Dos pianos con Pasión’, el espectáculo de ayer fue un recorrido por sus gustos, sus influencias y sus recuerdos. Para eso, claro, había que hablar de Joaquín Sabina, de Javier Ruibal (interesante la versión de la complicadísima canción de ‘La flor de Estambul’), y por supuesto de Camarón. Esta vez los arreglos eran mucho más amplios: piano, chelo, batería, percusión, guitarra y demás ornamentación musical que permitía recurrir a más opciones en el repertorio.

Empezó, quizás, algo nerviosa. Apenas es el tercer concierto de la gira tras el Teatro Real y el Teatro del Liceu –lo que vuelve a poner a Málaga en el centro–, y aunque no haya nacido aquí, es su ciudad desde que tiene tres años. Sin embargo, rápidamente se vieron los primeros aplausos de pie con clásicos como ‘María la portuguesa’ (procedente del álbum-homenaje a Carlos Cano), en el que demostraba que siempre ha podido saber hacer suya la copla sin copiar y al mismo tiempo con el deje de tradición en su timbre de voz.

La realidad es que no son tiempos de coplas puras; y puede que tampoco de flamenco. Con la necesidad de estar sacando trabajos nuevos cada año y medio o dos años, las tres (Vega, Soler y Navarro), se ven obligadas a fusionarse a ellas mismas una y otra vez para no sonar a siempre lo mismo para unas generaciones jóvenes que ansían ‘productos’ nuevos. De ahí este álbum, claro está, pero eso no quita que a Pasión la quieren escuchar cantar la copla, como a Diana las saetas. «Viva Málaga, y viva este teatro al que admiro desde pequeña», exclamaba, para reconocer –justo antes de cantarla– que nunca había quitado ‘Malagueña salerosa’ de su repertorio.

Homenaje a la ‘negra’

En esta dinámica de fusión y préstamos de otros países aparecieron algunos como Armando Manzanero o Charles Aznavour, aunque de Mercedes Sosa versionó dos canciones que ella hizo famosas. El himno melancólico de ‘Gracias a la vida’, ejecutado a la perfección, y sobre todo ‘Como la cigarra’. Eso sí, uno que ha crecido con estas canciones debe hacer un apunte a lo que dijo Vega: la ‘negra’ la cantaba, pero sus versos son de María Elena Walsh.

Este mes de diciembre el negro azabache está para ser combinado con las luces de Navidad. Todas quieren venir al Cervantes. Algo habrá hecho bien este público.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios