Borrar
El músico James Rhodes.
El pianista James Rhodes: «El silencio te hace cómplice de tu violador»

El pianista James Rhodes: «El silencio te hace cómplice de tu violador»

El músico y escritor ofrece en España un estremecedor testimonio sobre los abusos sexuales que sufrió de niño, narrados en el libro 'Instrumental'

Miguel Lorenci

Martes, 28 de junio 2016, 18:37

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«El silencio al que te obliga el violador es peor que el abuso; te convierte en su cómplice». Lo denuncia y lo lamenta James Rhodes (Londres, 1975), pianista y escritor, autor de Instrumental, que ofreció un conmovedor testimonio sobre los abusos sexuales que sufrió en la infancia en Sin cicatrices. Es el congreso por el final de la violencia contra la infancia en el que Andrés Conde, director de Save The Children, denunció «una elevada tolerancia social» de la violencia contra los menores. Sus organizadores reclaman una ley «integral y específica» que la ONU pidió ya al Gobierno español en 2010 y que permita luchar contra una lacra sobre la que no hay cifras fiables.

Las cifras que se manejan son la punta del iceberg. El Ministerio del Interior contabilizó 38.500 menores como víctimas de algún delito o falta penal en 2013, el primer año con registros. Desde entonces y hasta 2015, 12 menores han sido asesinados y un centenar se han quedado huérfanos. Hasta 3.364 menores fueron víctimas de delitos contra la la libertad e indemnidad sexual solo en 2013, lo que suponen un 42,69 % de todas las víctimas en este ámbito.

James Rhodes, que ha contado en Instrumental el infierno en el que le sumieron los abusos que sufrió entre los cinco y los diez años, manejó cifras igual de estremecedoras. Solo en el Reino Unido hubo 47.000 denuncias por abusos sexuales en 2105. «Se calcula que son solo entre el 5 y el 12% de los casos reales y hay quien estima que la cifra podría ser veinte veces mayor», denunció. «En todo el mundo son 185 millones los niños que cada día sufren abusos. Hasta 2030 morirán por causas evitables 69 millones de niños y habrá 750 millones de niñas y niños casados en matrimonios forzados, «que son otra denominación de la violación infantil», según Rhodes.

El violador de Rohdes fue su profesor de gimnasia. Tenía cinco años y no habló del terrible episodio, que callaron otros profesores del colegio, hasta los 31. Hoy asegura que ese silencio culpable impuesto por los pedófilos «es incluso peor que la agresión». «Si hablas te ocurrirán cosas terribles, dicen todos los pedófilos, que al imponer ese silencio convierten a la víctima en cómplice», denuncia Rhodes. «Si no hablas gana los malos, las cosas no cambian», asegura.

Maratón lastrada

«Siempre hay cicatrices y son duraderas. Es un jodida mentira eso de que el tiempo lo cura todo», afirma. «La vida es una maratón, pero si te violan es como si corrieras con un sola pierna y con una mochila cargada de ladrillos», explica gráficamente. Asegura que la peor consecuencia «no es el dolor horrible de la violación ni las graves secuelas físicas, sino la soledad en la que te sumes y ese cansancio permanente que genera la falta de sueño y las pesadillas». Explica Rhodes que hoy cuando llora experimenta una erección. «Cuando tenía 9 años y me violaban, en medio de llanto tenía esa reacción fisiológica, y eso sigue en el fondo de mi cerebro».

Con 41 años y un hijo, ha podido exorcizar muchos de sus fantasmas, pero lamenta que las víctimas de los abusos sigan llevando la peor parte. Cuando acudió a la Policía fue interrogado durante horas. «Me pidieron todo tipo de detalles morbosos, que explicara cómo y por dónde me violó, cuántas veces, si me introdujo el pene el la boca, si eyaculó, si tragué el semen..... Supe que cuando la Policía investigó en el colegio les dijeron que mi violador jamás había trabajado allí. Les mintieron. Cuando al fin lo localizaron, seguía trabajando con niños. Sin denuncia, quizá siguiera violando a alumnos, a sus hijos a o sus nietos», dice Rhodes.

Todo está en un libro que se ha convertido en un éxito global cuya publicación fue vetada por los tribunales británicos y solo permitida tras una dura y larga batalla legal de dos millones de libras de costas judiciales. «Los jueces se referían a este material como tóxico. Decían que era como si un marido contagiara de sida a a sabiendas a su esposa y yo me sentía de nuevo culpable, como si hubiera hecho mal», explica Rhodes. «Además de la vergüenza por haber sido violado, soporté cómo un grupo de jueces no me permitían explicarlo», lamenta.

Su tabla de salvación fue la música, en la que se formó de manera autodidacta. «Seguí esa máxima de Bukowsky que dice encuentra lo que te gusta en la vida y deja que te mate. Puede ser la fotografía, la escritura, la cocina o la danza. Se trata de encontrarse con uno mismo y expresar sin palabras lo que no puedes expresar», apunta. «Me encerré en una sala con un piano, cerré el pestillo y me sentí seguro y feliz por primera vez en mi vida». Lo demostrará en el Teatro de San Lorenzo del Escorial, donde el jueves 30 ofrece un concierto con piezas de Bach y Chopin, entre otros.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios