«No tengo barco ni avión privado. ¡Y un vaquero me dura un año entero!»
«Lo de las tarjetas 'black' sí que es un escándalo y no mi canción», afirma el cantante, que ha agotado las entradas para sus cinco noches en el Cervantes
Regina Sotorrío
Miércoles, 15 de octubre 2014, 01:10
No le gusta que los nietos le llamen 'abuelo', ni que la prensa le hable de usted. «No por favor, de tú», dice nada más ... empezar esta entrevista telefónica. Eso hay que reservarlo para la gente mayor... y él deja bien claro que no lo es. El pasado agosto, unas 16.000 personas cantaron con él 'En carne viva' o 'Qué sabe nadie' en uno de los festivales indies de referencia, Sonorama. «Ellos aparentemente eran más jóvenes que yo. Pero solo aparentemente», cuenta entre risas. Ni Raphael ni sus canciones envejecen. Mañana volverán a escucharse en el Teatro Cervantes, en la primera de las cinco noches que el de Linares pasará en Málaga. Presenta un nuevo recopilatorio, 'De amor & desamor', que él dedica a esa nueva generación que ahora le descubre. Y lo ha vuelto a hacer: está todo el papel vendido en Málaga.
Lo ha conseguido de nuevo: está todo agotado en Málaga.
Eso es por la gracia que tenéis las malagueñas (risas). ¡Habría que preguntarle a los malagueños qué ven en mí!
'De amor y desamor' muestra a un Raphael más allá de 'Escándalo' y de 'Mi gran noche'.
Sí, siempre hay que ir más allá. Si no, sería reiterativo. Puede que a los jóvenes les suenen sobre todo esas dos canciones, pero aquí está 'De amor y desamor' para demostrar que hay más. En realidad este disco está dedicado a los jóvenes. ¡A la gente joven de ahora! Porque yo ya he tenido cinco generaciones de gente joven...
¡Que se dice pronto!
Se dice pronto, sí (risas). Pero la gente que tiene 20 años ahora me conoce por 'Mi gran noche', 'Como yo te amo'... las que se oyen en las discotecas y en todos lados. Yo lo que quiero es que esas personas, que tienen una predisposición hacia mí, conozcan mi repertorio de verdad. No estoy remasterizado, estoy grabándome de nuevo para que sea del gusto de hoy y con los arreglos de hoy.
¿Se sintió cómodo rodeado de hipsters e indies en el Sonorama?
¡Cómo no me voy a sentir cómodo! ¡Si el más independiente del mundo soy yo! Estaba en mi salsa. Lo que pasa es que ellos aparentemente son más jóvenes que yo. Pero solo aparentemente (risas).
¿Sabe lo que significa hipster?
Sí, pero lo he sabido últimamente. Y con 'indie' yo no caía que querían decir independiente (risas). Cuando me lo explicaron dije: 'Pues entonces no entiendo cómo no he venido antes'. Luego me enteré de que llevaban cuatro años intentando llevarme, hasta que ha podido ser.
En el fondo, usted siempre ha sido un moderno.
Yo creo que sí, toda mi vida, desde el principio de mi carrera. Entonces a los cantantes se les llamaban 'crooners', y cantaban para que la gente bailara. Y yo dije que conmigo no se bailaba. Empezando ya por ahí... todo fue volver las cosas del revés.
¿Le volveremos a ver en festivales indies?
No lo sé, depende de las fechas y de esas cosas. Pero espero que entonces ya no extrañe tanto.
Porque ha acaparado muchos titulares con su presencia allí, ha sido una revolución.
Pues volveremos, volveremos.
Los artistas de hoy podrán tener una carrera tan larga como la suya o eso hoy día es imposible?
Depende de cómo se tomen sus carreras y lo que trabajen. Yo he sido un currante toda mi vida y eso ha tenido su premio. Depende de lo que les guste salir por la noche, porque eso no es bueno. Para conseguir ciertas cosas hay que sacrificarse en otras.
¿Usted nunca perdió la cabeza?
Nunca la perdí, la sigo llevando sobre los hombros. Y es la misma (risas).
Sin lujos
¿Siente que ha tenido que sacrificar mucho por el éxito?
Pero no mucho, porque lo que más me importaba a mí era mi carrera. Las otras cosas me importaban menos. Hay gente que se muere por un vaso de whisky, pero yo no. Con esto no quiero decir que no beba nadie, que cada uno haga lo que quiera, pero eso trae consecuencias.
No tiene necesidad de seguir madrugando y de pasar tanto tiempo en aeropuertos. ¿Por qué lo hace?
Porque me gusta, simplemente. Soy un enamorado de mi profesión, tengo verdadera pasión por ella. No hay más. Tengo una casa maravillosa y todo lo que se puede tener, pero tampoco soy una persona a la que le guste amasar nada, ni pan ni dinero. Estoy contento con lo que tengo, pero es que mi trabajo me gusta mucho.
No es hombre de grandes lujos.
No, para nada. Total, no me puedo poner más de un pantalón cada día (risas). Y me lo puedo poner hasta que se rompe. ¡Un vaquero me dura un año entero! Yo no tengo barco ni avión privado, ni nada de eso. Entre otras cosas porque me espanta tener un avión privado, que no esté bien atendido ¡y que me puedan dejar caer!
Entonces, aunque algunos puedan pensarlo de las grandes figuras, usted no vive alejado de la realidad.
Vivo en la realidad total y absoluta. Mis hijos son muy jóvenes y me transmiten la realidad pura y dura.
¿Y qué le parece esto de las tarjetas 'black' de Caja Madrid?
¡Ay Dios mío! Eso sí que es un escándalo y no mi canción. Tremendo, tremendo, tremendo.
¿Y qué opina de iniciativas como la de Podemos? Parece que algo se está moviendo en la vida política.
Siempre hay que andar moviéndose... y luego que gane el mejor. En el Gobierno siempre tiene que estar lo mejor, sea del color que sea.
Lo difícil es saber hoy día qué es lo mejor.
Algunos tienen mucha facilidad de palabra y emborrachan a la gente de cosas que, no es que no quieran cumplir, es que no pueden hacerlo. Quiero creer que la gente es buena. Ellos piensan que van a arreglarlo todo, y no pueden.
¿Cuesta cantar al desamor con una vida sentimental plena?
No, porque cantarle al desamor tiene su aquel. Para un intérprete como yo es muy lucido.
Va a volver al cine de la mano de Álex de la Iglesia. ¿Le impone?
No, para nada.
Es que ya no le asusta nada...
No, es que hice mucho cine. ¡Hombre! Me extrañarán cosas que ahora serán muy diferentes.
La tecnología ha avanzado mucho...
Sí, pero la cámara enfrente de tu cara no cambia (risas).
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