Amaral resplandece en una jornada sostenida por el pop-rock nacional

En esa fiesta del pop-rock nacional en que se ha convertido el cartel de hoy también han brillado Izal y León Benavente, quienes hace un año fueran una apuesta de este mismo festival y solo doce meses después se hayan revelado como claro sostén y reclamo del grueso de los 13.000 asistentes, según cifras de la organización.

La mañana en la Plaza del Trigo, sobre todo con la actuación de los roqueros Perro, ya indicaba que el día se fraguaría con éxito para las referencias y guitarreos nacionales.

Los murcianos Second abrían por la tarde el turno de los grandes conciertos y hacían volar algunos de sus temas de pop cósmico con el apoyo de las cuerdas de Sinfónica 2502, por ejemplo durante su célebre "Rincón exquisito".

Después de ver a tanta gente sobre el escenario se hacía especialmente evidente el mérito de Jairo Zavala, alias Depedro, para llenar el escenario con solo dos músicos de acompañamiento, excepcionales y estratégicos en pasajes como la cabalgada de la batería en "Nubes de papel".

Imposible obviar la proyección y posibles ecos de este artista en temas recientes como "Hombre bueno" y "Una vez más", extraídos de su último largo, "La increíble historia de un hombre bueno", o en clásicos como "Llorona".

La noche con todo andaba falta de estrellas, pero salió la luna en el escenario de Amaral. Con una puesta de escena sencillísima, compuesta por la imagen en la trasera del gran astro nocturno, comenzaba el concierto de los zaragozanos.

Lo hacían con "Ratonera" y apostando por el formato acústico para ir, en sus propias palabras, "de menos a más". No hacían falta grandes juegos de luces, porque para refulgir ya estaba Eva Amaral, capaz de exhibir mil caras, demostrando que es una de las artistas más versátiles y dotadas del panorama nacional, tanto a uno como a otro lado de la línea que puedan trazar los indies más exacerbados.

"Amigos del festival" en su segunda actuación en el Sonorama Ribera, la cantante y su compañero Juan Aguirre han venido sin disco nuevo que presentar -el último, "Hacia lo salvaje", se publicó en 2011- y eso ha dado pie a un concierto poliédrico, repaso de toda su carrera.

Del que será su nuevo álbum, sumido aún en "el caos" de su gestación, han sonado dos temas, a destacar "Cazador", arropados por una batería de grandes éxitos que el público ha recibido con entusiasmo, como "El universo sobre mí", "Días de verano" y "Cómo hablar".

Eva, muy guapa con un vestido negro de corte retro y arriesgado escote, se destapaba insinuante con las guitarras ondulantes de "Hoy es el principio del final", sutil con "Estrella de mar" y subversiva en "Revolución", con su megáfono de cristales y la ya habitual inclusión del "Heroes" de David Bowie.

El fragor de su concierto lo han recogido León Benavente, que han vuelto a Aranda de Duero solo un año después de su comentada última actuación, esta vez con otro estatus, tras acumular más de 80 conciertos y varios premios.

Que el Sonorama les dio suerte es algo sobre lo que ellos mismos incidían esta noche durante su actuación y se nota que estas tablas les inspiran, porque se han mostrado inspirados, arrolladores e incluso cataclísmicos, más que en su reciente actuación en el Low de Benidorm (Alicante).

La rabia "post-punk" contenida en las canciones de su disco homónimo han jalonado el repertorio, cerrado con puro fuego con la considerada "mejor canción" del año pasado por los Premios de la Música Independiente, "Ser brigada".

También Mikel Izal y el resto de su banda triunfaban el año pasado en estos páramos, aunque en un escenario mucho más modesto, y el fruto de su enorme evolución se ha refutado tras comprobar su capacidad para sostener y levantar en el horario de máxima audiencia al público del Sonorama .

La tercera jornada, que también ha incluido actuaciones de Fuel Fandango y Reptile Youth, dará paso mañana al cierre de este evento musical, que contará con los australianos Cut Copy, la pluma certera de Nacho Vegas y el retorno de los históricos Duncan Dhu a los escenarios.