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Las primeras tiendas de campaña instaladas en Ojén
Ojén se transforma para la avalancha 'indie'

Ojén se transforma para la avalancha 'indie'

El tranquilo pueblo de la Sierra de las Nieves cambia por completa para el Ojeando Festival.

Regina Sotorrío

Viernes, 4 de julio 2014, 18:25

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Ojén amaneció hoy tranquilo...pero en un rato esto será "¡la locura!", exclama Graciela Pesce en el bar que regenta, El rinconcito de Carla. El pueblo de la Sierra de las Nieves se prepara para multiplicar por cinco su número de habitantes en 48 horas, dos días de música y fiesta que toman todas las calles del municipio. A pleno sol, los puestecillos artesanales empiezan a montar su mercancía, los bares se aprovisionan de bebidas y los vecinos se mezclan con turistas y jóvenes con barba y mochila apasionados de la música indie. Está a punto de comenzar una nueva edición de Ojeando Festival. Todavía son pocos: el sol pega fuerte y muchos hacen tiempo en la piscina del pueblo. "A partir de las 10 aquí ya solo se verán cabezas", avanza Juani, la panadera.

Ojén acelera su ritmo y se transforma para la 'avalancha indie'. Los bares cambian sus cartas por comida rápida -"la comida que le gusta a los jóvenes", dice Paqui, del restaurante El Calabazo-, quitan mesas para ampliar el espacio y las calles están tomadas por puestecillos de artesanía y comida. En pocas horas, el pueblo bailará con la música de bandas de referencia en el pop rock independiente como Sidonie, Izal, Delafé y las Flores Azules, The Right Ons y Ruidoblanco. Desde primera hora de la tarde ya ensayan en el Escenario Patio, en el colegio del pueblo, y el único de pago de los cuatro que ofrece Ojeando. En la plaza, mientras tanto, prueban sonido los malagueños Las Ventanas y los jovencísimos The Loud Residents.

Hasta que llega ese momento, muchos preparan la que será su casa en los próximos dos días: una tienda de campaña en la zona de acampada, junto a la piscina municipal a las afueras del pueblo. Con neveras, un arsenal de alimentos e incluso mesas y sillas -que no falte de nada-, al mediodía ya se levantaban una veintena de tiendas de campaña. "Creo que nos hemos traído comida para toda la acampada", bromeaba Jennifer Carrero frente a una mesa llena de tortilla de patatas y filetes empanados. "Y la cerveza que no falte", decía unas tiendas más allá Julia Díaz. Mucho calor en lo más alto del pueblo, donde se instala la acampada, y un olor especial... No piensen mal: alguien ha encendido barritas de incienso.

Los guacamayos de Toñi

Ojeando Festival no es solo música. Una docena de puestos de artesanía ocupan la calle principal del pueblo. Y detrás de uno de ellos, tres guacamayos que se han convertido en el centro de atención. "Son Lolo, Lola y Bufón, el más gamberro", cuenta Toñi Mata, de ArteSanos K&T.

Son sus mascotas, siempre le acompañan en la caravana. "Pero aquí hace mucho calor, así que nos lo hemos traído al puestecillo". Con las plumas que mudan hacen pendientes, bolígrafos y paypays.

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