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Micky era muy conocido en los círculos musicales de la provincia. Paco Maese
Muere Micky, el primer rocker de Málaga

Muere Micky, el primer rocker de Málaga

Artista bohemio e indomable, formó parte de la movida madrileña, impulsó la Rockin'Race Jamboree de Torremolinos y prendió la mecha del género en toda una generación de malagueños

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Jueves, 4 de febrero 2021

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Llevaba tupé y patillas, y vestía una chaqueta oscura con el cuello de la camisa vuelto hacia arriba. En la Málaga de finales de los 80, un tipo así era una rareza. Pero Miguel Ángel Martínez Rodríguez venía de Madrid, de vivir intensamente 'la movida' junto a amigos como Ana Curra y Alberto García-Alix y de descubrir el que sería el verdadero motor de su vida: el rock and roll. Micky, como todos le conocían, fue el primer rocker de Málaga, el padre y mentor de toda una generación de roqueros malagueños que ahora le despiden con tristeza. Micky falleció el pasado lunes de cáncer tras haber «exprimido la vida al límite». Este 2021 hubiera cumplido 60 años.

Nació en Madrid, pero pasó su primera juventud en Málaga. Poco después volvería a la capital para estudiar Artes y Oficios. Acababan de empezar los 80 y la movida lo enganchó. Cambió las clases por conciertos, fiestas e inauguraciones; y, entre copa y música, vendía donde podía sus dibujos, hacía cómics y colaboraba en fanzines. Dicen que conoció a Almodóvar, que compartió piso con Rossy de Palma… La mejor huella que queda de aquellos tiempos es el impresionante retrato que García-Alix le hizo en mayo de 1981 y que ha formado parte de diversas exposiciones. Pasados los años, incluso las décadas, se dejó ver orgulloso por las calles de la ciudad en compañía del fotógrafo, Premio Nacional, y de quien está considerada la reina española del punk.

Con todo eso a sus espaldas, Micky regresó a Málaga y quiso trasladar aquí algo de ese espíritu contracultural y roquero que le había absorbido ya para siempre. Ricardo Texidó, músico y miembro fundador de Danza Invisible, resalta su contribución a la movida malagueña, con grupos como el de punk-rock que creó con él, con Mario y Conde: Sociedad Anónima. “Recuerdo especialmente una canción que escribió Micky llamada ‘Hormigas de Ciudad (No Personalidad)’, que intentaré grabar en su honor algún día”, explica Texidó. Porque con Micky, su amigo de la infancia, se inició en el rock and roll y el punk rock.

«Tenía esa sabiduría de haberse movido mucho. Siempre tenía un montón de discos que aquí no había manera de conseguir», recuerda Guillermo Jiménez, de Sleazy Records. Con él y con Miguel Ángel Serrano, promovió la organización de un festival rockabilly en Torremolinos, que acabaría convirtiéndose en el ya emblemático Rockin' Race Jamboree. Casualidades del calendario, justo hoy hubiera empezado su nueva edición si la pandemia no se hubiera llevado por delante toda la música en vivo.

«Todos heredamos de él y aprendimos muchísimo», añade Daniel Romero, de Drunk-O-Rama Café. Lo conoció con apenas 14 años, Micky tenía quince más que él y le descubrió grupos y autores que jamás hubiera conocido de otra forma. «Lo teníamos en un pedestal, le idolatrábamos». Admite que parte «de lo culo inquieto que es», siempre inventando nuevos eventos para agitar la cultura y la música local, se lo debe a Micky. «Es lo que él nos inculcó», afirma.

Arriba, Micky pintando el mural del Club 60. Abajo en una reunión de roqueros malagueños, en una imagen cedida por Daniel Romero. A la derecha, la portada de uno de sus cómics, que conserva Rafael Rodríguez.
Imagen principal - Arriba, Micky pintando el mural del Club 60. Abajo en una reunión de roqueros malagueños, en una imagen cedida por Daniel Romero. A la derecha, la portada de uno de sus cómics, que conserva Rafael Rodríguez.
Imagen secundaria 1 - Arriba, Micky pintando el mural del Club 60. Abajo en una reunión de roqueros malagueños, en una imagen cedida por Daniel Romero. A la derecha, la portada de uno de sus cómics, que conserva Rafael Rodríguez.
Imagen secundaria 2 - Arriba, Micky pintando el mural del Club 60. Abajo en una reunión de roqueros malagueños, en una imagen cedida por Daniel Romero. A la derecha, la portada de uno de sus cómics, que conserva Rafael Rodríguez.

En Málaga, el rocker continuó lo que había empezado en Madrid. «Todo el que quería diseñar algo buscaba al Micky», apunta Guillermo Jiménez. Ilustraba fanzines, dibujaba cómics, firmó la portada del disco de los Biscuters, creaba los carteles de los conciertos de los grupos malagueños y decoraba los bares de moda del momento. Hasta los mods -la corriente opuesta a los rockers- contaban con él. De hecho, Micky dio color con sus murales al Club 60 de calle Beatas y al que después abrió en La Princesa, y creó toda la cartelería de sus conciertos. «Era un gran artista. Era capaz de hacerte un dibujo en una servilleta en cinco minutos», rememora Rafa Rodríguez, propietario del bar, que conserva mucho material de él. Y puntualiza: «Él siempre decía que era un teddy boy, los primeros rockers». Y así se mantuvo hasta el final, con su tupé y sus patillas.

Tenía una prodigiosa capacidad artística, pero fue un «bohemio incomprendido». Como analiza Guillermo Jiménez, Micky «no supo canalizar su arte». De hecho, su única exposición la haría en 2008 en Drunk-O-Rama. «Le podía la vida. La ha vivido al límite, y eso fue su cruz», lamenta el cofundador del Rockin' Race Jamboree. «No aceptaba los convencionalismos. Lo único que le interesaba en la vida era el rock and roll», añade Daniel Romero. Entrañable, pero difícil. Generoso, pero indomable.

Todos reconocen que él «creó esa llama» del rock and roll más puro en Málaga. «Era el abuelo y con él todos estábamos unidos. Cuando se dispersó se rompió ese núcleo de unión», cuenta el propietario de Sleazy Records. Pero su prematura muerte ha removido muchos recuerdos y ha generado un aluvión de reacciones en las redes sociales, recuperando parte de ese espíritu de comunidad rocker de entonces. «Ahora estamos hablando todos para hacerle un homenaje como se merece con una exposición», concluye Guillermo Jiménez.

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