El mantón de Anita Delgado y otras prendas de seda históricas, en el Museo de Málaga
Una exposición recorre la evolución del mantón de Manila y su imaginario desde principios del siglo XIX con fondos de la Colección Perraut
En la memoria está la imagen de Anita Delgado vestida de maharaní con ricos tejidos envolviendo su cuerpo y su cabeza. Así la retrató Federico ... Beltrán Masés en París en 1919 en un famoso cuadro que forma parte de los fondos del Museo de Málaga. Pero antes de convertirse en la mujer del maharajá de Kapurthala, Anita fue una espléndida bailaora, una malagueña muy arraigada a la tradición flamenca y a las costumbres de su tierra. Y eso siempre la acompañó. A finales de los años 40, ya en su madurez, separada y afincada en Madrid, Anita Delgado regaló uno de los mantones chinos con los que ella actuaba en su juventud a la madre de Encarnación Perraut, dueña de una sorprendente colección de mantones que ahora se expone en La Aduana.
El museo de la Junta de Andalucía viaja en el tiempo hasta el primer tercio del siglo XIX para recorrer la historia de una de las prendas más populares del vestuario femenino de España y Latinoamérica. Con una sugerente museografía que sitúa las piezas en su contexto, con cuadros y mobiliario de época, La Aduana exhibe una selección de 41 mantones y otros enseres de la colección de la familia Perraut, cedida por Encarnación Perraut y su hijo Jesús Burgos Perraut.

'El mantón de Manila. Colección Perraut', comisariada por Dolores Vargas, permite profundizar en la historia, las técnicas de bordado, los diseños y la iconografía de estos pañuelos que forman parte del imaginario español. Curiosamente, su nombre no se refiere al origen, porque esas prendas bordadas en seda procedían de la región china del Cantón, sino que responde al lugar desde donde se distribuían al mundo y por donde pasaba todo el tráfico mercantil oriental, la capital de Filipinas.
La variedad de mantones es amplísima, y todos están en esta muestra. Los hay de 'ala de mosca', los primigenios, de seda muy fina y llamados así por el color de la seda, negro parduzco. Después proliferarían los chinescos, llenos de escenas costumbristas chinas. De los flecos sacados de la misma tela se pasaría al macramé. Y más adelante, en el último tercio de siglo, los mantones se enriquecerían con apliques de caras chinescas en marfil, nácar, porcelana o plata, y también mantones «isabelinos».
Hispanos y españoles
La colección incluye también ejemplos de 'mantones hispanos', realizados en Lima, Chile o Panamá para sortear el encarecimiento de los facturados de China. Nunca consiguieron igualar a los originales, eran inmensos con enormes flores bordadas sobre seda gruesa y flecos exagerados. Aunque fueron muy demandados en América del Sur, pero en España se siguió prefiriendo el chino.
También los hubo bordados directamente en España, reflejando así los gustos y costumbres nacionales. El folklore español adaptó el mantón como un elemento integrado en su indumentaria, evolucionando a los mantoncillos de traje de flamenca, como el que lucía La Paula en el retrato que le hizo Antonio Montiel (1964). Pero también los llevarían las chulapas madrileñas y los trajes regionales extremeños, castellanos, aragoneses o valencianos.
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Acompañando a las prendas, se exhiben también algunos muebles u objetos de temática chinesca y otros vinculados al embalaje y transporte de los mantones, también de la Colección Perraut. Hay, por ejemplo, un baúl y tres cajas originales de embalaje de los mantones para su transporte durante el siglo XIX, un biombo de madera lacada del siglo XX, un jarrón de porcelana policromada y piezas de joyería. El Museo de Málaga aporta, además, mobiliario histórico de sus fondos y cuadros como el de Anita Delgado, 'Después de la corrida' de Denis Belgrano (1885- 1890), 'Gitana' de Gonzalo Bilbao (c. 1900), 'La buenaventura' de Enrique Simonet (1915), la terracota 'Bailaora' (anónimo, s. XX) y la escultura 'Pequeña madre' de F. González Macías (1961).
La exposición, que forma parte de una apuesta por 'Revisitar el Patrimonio' para poner en valor la cultura andaluza, podrá visitarse hasta el 20 de julio en el horario habitual del museo: de martes a sábado, de 9.00 a 21.00 horas; domingos y festivos, de 9.00 a 15.00 horas.
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