Dos faenas antológicas de Fortes para el público de Madrid
Toros ·
Tarde memorable del torero malagueño que no pasa con la espada y se deja un botín de cuatro orejas pero deja marcada la Feria de San IsidroSecciones
Servicios
Destacamos
Toros ·
Tarde memorable del torero malagueño que no pasa con la espada y se deja un botín de cuatro orejas pero deja marcada la Feria de San IsidroBarquerito
Madrid
Jueves, 22 de mayo 2025, 13:22
Las dos faenas de Saúl Fortes a segundo y quinto de la corrida de Arauz de Robles fueron por todo antológicas en la tarde primaveral ... que se disfruto este miércoles en Madrid. No es que rozara la perfección la del segundo. Fue la perfección misma. Un basto toro receloso y que Fortes fijó de salida en el tercio con lances acompasados -brillante el remate a pies juntos- y dejó sujeto en la muleta con solo tres muletazos iniciales de horma, de ida y vuelta y de una despaciosidad y una suavidad inesperadas. Fue solo el preludio de lo que iba a ser un auténtico concierto de hasta cinco tandas ligadas de toreo puro, traído por delante y rematado detrás, de un ajuste y una lentitud insuperables en esta feria de San Isidro.
Posado, casi ingrávido, la figura vertical sin forzar, sueltos los brazos, impecable el dibujo, Saúl se enroscó el toro en todas las bazas, salvo en los remates de pecho, alivio para un toro sometido a trato tan exigente. Con la diestra primero, con la izquierda después en dos tandas de escándalo, la primera rematada con el kikiriki y ligado con él un improvisado cambiado por alto, y la segunda, con un cambio de mano que precedió al de pecho clásico.
En silencio el torero y en silencio no se sabe si asombrado de la mayoría, que se entregó sin reservas cuando se echó Fortes la muleta a la izquierda y la faena tomó un vuelo sideral. En señal de dominio, fue faena en un palmo de terreno. Y en prueba de sobriedad, sin apenas pausas. Ni un solo muletazos enganchado ni de más. Tampoco los tres ayudados por alto con que dejó cuadrado a un toro que en sus manos pareció casi de seda sin serlo. Dos pinchazos sin pasar y una estocada defectuosa. No quiso Saúl dar la vuelta al ruedo, que era de ley.
Cinqueño, descarado, muy ofensivo, altísimo, de traza caballuna, 612 kilos, el quinto, trotón y suelto de partida, encontró cobijo y gobierno en el capote de Fortes antes de huirse. Lances cadenciosos y media que fue un recorte. En varas y banderillas cobardeó a modo el toro. Fortes brindó al público. No era toro de brindis, ni llegó a parecerlo nunca, y, sin embargo, con él volvió Fortes a hacer y firmar maravillas, de calado y formas diferentes.
La faena anterior había acabado resultando placentera. Esta tuvo por razón mayor el valor, y en grado superlativo, porque, probón y mirón, escarbador, incierto, el toro se asomó al chaleco de Fortes no pocas veces. No se le fue ni una uña del pie a Fortes plantado estoico en la distancia cero, la única donde se sujetaba el toro. Fue una especie de milagro sacarle muletazos por debajo de la pala del pitón, de los dos pitones, obligarle a tomar engaño a pesar de su resistencia y de sus protestas y punteos.
Si la primera había sido de recreo, esta otra faena lo fue de tensión porque, a pesar de la seguridad de Saúl, se estuvo mascando la cornada. Ligar hasta cuatro tandas como a tenaza fue la otra cara del milagro. Sueltos, los muletazos habrán sido ya solos un monumento. Cosidos en tanda, valieron el doble o más. Cuando el toro se resistió al pase de pecho que iba a rematar la última tanda de naturales, Fortes renunció y sin más se fue de la cara del toro después de haberse columpiado como si nada. Un pinchazo y una estocada caída y atravesada, Un aviso. Y ahora sí, una clamorosa vuelta al ruedo dada con la misma tranquilidad con que había estado toreando sin sufrir.
Mansa con avaricia salió la corrida de Arauz de Robles, de hechuras muy desiguales. Dos toros de pinta barrosa, primero y tercero, de mal estilo: el uno solo pegó trallazos, el otro, andarín, huido hasta de su sombra, fue una especie de rey de la mansedumbre. Con el de los cabezazos dejó probado Morenito de Aranda su notable sentido de la lidia, su poder y su buena cabeza. Con el mansísimo arriesgó sin límite y puso nerviosa a la gente Adrián de Torres. Morenito le halló el cómo a un cuarto revoltoso y sin fijeza que llegó a prenderlo y pegarle en el mismo platillo una soberana paliza de la que salió ileso por milagro. Se partió casi en dos de salida un tremebundo sexto de aire fiero, fue devuelto y entró de sobrero un enorme cinqueño de Castillejo de Huebra, fuera de tipo, rebrincado, a la defensiva, Y de nuevo Adrián de Torres dejó probado su seco valor.
FICHA DEL FESTEJO
Lugar: Madrid. 11ª de San Isidro. Primaveral. Las banderas, a plomo. 16.687 almas. Dos horas y media de función.
Ganadería: Cinco toros de Arauz de Robles y un sobrero -6º bis- de Castillejo de Huebra.
Diestro: Morenito de Aranda, silencio tras dos avisos y saludos tras aviso; Fortes, saludos y vuelta tras aviso; Adrián de Torres, silencio tras aviso.
Incidencias: Dos pares soberbios de Iván García al cuarto toro.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El motorista fallecido en Quintanilla de Trigueros es hermano del alcalde de Cigales
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.