Del seminario a la literatura pasando por el Juzgado
A sus 72 años, el malagueño José de Vicente lanza su primera novela tras una vida con diversas pasiones: la religión, el Derecho y la Administración
Cada minuto que pasa en la conversación con José de Vicente García se desvela una nueva profesión. Si dicen que siete vidas tiene el gato, ... está claro que él superaría este dicho. Nacido en el pequeño municipio malagueño de Sayalonga, José de Vicente lanzó hace unos meses su primera novela, 'La dama de Agadir', y por ese mismo motivo se cita con este periódico para una entrevista. Pero lo asombroso es que su vida va mucho más allá y se podría resumir en 'Del seminario a la literatura pasando por el Juzgado'. Aunque aquí se detalla cómo se desarrolló todo: «Ahora que tengo 72 tacos...», como él mismo comenzó.
Ahora que tiene 72 años puede decir que es Licenciado y Doctor en Derecho, además de tener el cargo de vicepresidente en el Colectivo Malagueño de Escritores. Su currículum dice mucho más: militar de carrera del cuerpo de Intendencia de la Armada, Interventor-Tesorero de la Administración Local, Magistrado, profesor asociado de la Universidad de Málaga durante quince años, vicesecretario de la Unión Iberoamericana de Municipalistas...
Y casi sacerdote. José de Vicente recuerda cómo «de jovencito» se instaló en el Seminario de Málaga, donde estudió Bachillerato. No llegó a ejercer de cura porque a los 18 años lo dejó para irse a Granada a estudiar Derecho. «No tenía ni 10 años cuando entré en el seminario; estuve muchos años allí y la realidad es que ha sido muy determinante porque me aportó una formación humanística muy importante. Pero me di cuenta de que lo que a mí me gustaba no era compatible con ser sacerdote», confiesa.
José de Vicente reinventa su vida a los 72 años con su primera novela, 'La dama de Agadir'
Lo raro en su pueblo era que alguien estudiara. «Casi que fui el primer universitario de Sayalonga», apunta orgulloso José de Vicente. Su padre quería que fuese militar de carrera y él se negó para estudiar Derecho. «Así que lo que hice fue terminar la carrera y estar unos ocho años de militar. Estuve luego seis meses en la escuela naval que fueron duros, pero tenía aguante porque venía de la vida estoica del Seminario», relata el malagueño, que en su siguiente fase de la vida llegó a prepararse oposiciones con José María Aznar. «Me estaba preparando para interventor de administración local. Aprobé y mi primer destino fue en Benalmádena, donde luego me nombraron gerente del organismo principal de Recaudación; en ese momento estaba intercalando dar clase en la facultad y me hice doctor en Derecho en 1997», detalla.
Pero luego llegó otra nueva pasión a su vida: la magistratura. «Estaba en la Diputación de interventor y vi que salió un concurso para magistrado; me presenté en Contencioso-Administrativo y conseguí destino en Melilla. Ahí estuve unos años en el Juzgado nº1 y luego me vine aquí a Málaga porque se quedó una plaza libre en el nº4», concreta José de Vicente.
En 2004 se topó con un momento determinante en este recorrido. «La vida judicial me iba a volver loco, es muy bonita, pero a mí me gustaba más trabajar en equipo. Pedí la excedencia y volví como interventor y tesorero en Ceuta. Luego me llamó el presidente de la Mancomunidad de Municipios de la Costa Occidental y ahí estuve desde 2006 hasta 2022 que me jubilé», añade. Pero, como él mismo dice, «a todo esto se le suma ser padre de familia». Y es que en uno de sus destinos conoció a su mujer y ahora tiene dos hijos y dos nietas. A ellos les dedica muchos de sus poemas, otra de sus pasiones.
Una vocación
«Siempre he tenido vocación de escribir. En el Seminario dedicaba poemas y en Granada también. Soy más de poesía que de narrativa, pero ahora he visto que tampoco está tan mal», señala. Con 'Renacer desde el Ocaso' se estrenó en la literatura y ahora con 'La dama de Agadir' se reafirma. «Dicen que está escrita de forma que parece un relato real, pero nada de la novela es biográfico. Los temas que trato son de actualidad, cotidianos porque son universales. Aunque soy personalmente jurista, socialmente tiendo a ser activista», aclara el malagueño.
Jubilarse le dio más tiempo para desarrollar lo que le quedaba por hacer, si es que tenía más hueco en su largo y amplio currículum... Y así está siendo: ahora ese José de Vicente que empezó su recorrido en un Seminario sigue caminando entre páginas de literatura.
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