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Santiago Posteguillo vuelve a Roma en la obra ganadora del Planeta L. Muñoz. EFE
Santiago Posteguillo: «En la novela histórica, las autoras van por delante»

Santiago Posteguillo: «En la novela histórica, las autoras van por delante»

El autor presenta esta semana en Málaga y Marbella la novela ganadora del Planeta, 'Yo, Julia', que rescata a la emperatriz más poderosa de la antigua Roma

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Martes, 29 de enero 2019, 00:37

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A Santiago Posteguillo (Valencia, 1967) no le habría importado llevar toga blanca y sandalias en la antigua Roma. Incluso descubre en esta entrevista la época imperial que más le hubiera gustado vivir. Y mientras algún científico descubre la máquina del tiempo, el escritor se empeña en viajar una y otra vez a la corte romana para enseñarnos historias cargadas de Historia y descubrirnos personajes como la protagonista de 'Yo, Julia', la emperatriz que creó su propia dinastía y que conquistó al jurado del Premio Planeta. Posteguillo presenta mañana y pasado en Fnac Marbella y Málaga, respectivamente, esta novela histórica cargada de poder, pasiones, política y traiciones.

Usted es un provocador. En la era digital presenta este novelón.

–Sí, no me corto. Yo pensaba que uno de los motivos por lo que no podía conseguir el Planeta era por la extensión de la novela. Debe ser la más larga que ha ganado y han publicado.

Al principio de la novela avisa de que las mujeres están poco representadas en los textos históricos. ¿Por qué se fijó en Julia Domna?

–Entre las mujeres del mundo romano, Julia es la emperatriz más poderosa. Instaura una nueva dinastía, recibe más títulos que ninguna, como madre de los césares, madre de los emperadores, madre del Senado, madre de los ejércitos, madre de la patria… Es un personaje formidable y su vida es muy novelesca. Coincidía además con un periodo poco conocido. Estamos en la quinta edición, con 270.000 ejemplares editados, así que está gustando.

Las novelas también hablan del tiempo en que se escriben. Y estamos en el tiempo de las mujeres...

–En mis novelas se observa la incorporación de personajes femeninos en la medida que me doy cuenta de que han estado injustamente olvidadas en las fuentes clásicas. He intentado hacer ese equilibrio, porque yo también soy fruto de mi sociedad y comparto la sensibilidad creciente por la igualdad de género que entiendo que la hemos de construir en el presente y mirando hacia el futuro, pero también en el pasado; no cambiando o revisando la historia, sino contándola al completo con los grandes hombres y también las grandes mujeres.

«En España ya no se va con dagas al Senado, pero las traiciones son parecidas a las de la época de Roma»

Ellas son las perdedoras de la Historia. ¿También de la novela histórica?

–En el mundo anglosajón tenemos autoras como Colleen McCullough y Lindsay Davis y en España, a Almudena Arteaga, Toti Martínez de Lezea, Margarita Torres y las novelas de María Dueñas y Luz Gabás se podrían considerar históricas. Y la última de Carmen Posadas. A bote pronto, mira las que me han salido. Como relatoras, hoy día van a la par con los autores y, muchas veces, por delante.

En el título hay una referencia clara a Robert Graves y su 'Yo, Claudio'.

–En 2012 hice una visita especial a su casa museo en Deià (Mallorca). Su hijo William me dejó sentarme en el escritorio en el que escribió 'Yo, Claudio'. Cuando empecé a escribir 'Yo, Julia' no tenía título hasta que me di cuenta de que Graves nos cuenta el devenir de uno dinastía y que yo estaba relatando el intento de Julia de instaurar una nueva dinastía. Me parecía bonito este juego de espejos.

¿Por qué rescata al padre de la medicina, Galeno, como narrador?

–'Yo, Julia' combina la primera con la tercera persona y por eso necesitaba un narrador que fuera potente intelectualmente para reflexionar sobre ella. Eso me permitió recuperar a Galeno que es un magnífico personaje coetáneo de la emperatriz y un hombre apasionante que cambió la medicina y que le da fondo al relato de la lucha bestial por el poder.

Su novela es ágil y documentada. ¿En el detalle está la diferencia?

–Es una de las diferencias. Yo intento tener un estilo cinematográfico y dinámico, pero que esté salpicado de detalles minuciosos y rigurosos. Lo que intento evitar son las largas descripciones que ralenticen el ritmo. Estos detalles van dando ambientación, solidez y seguridad al lector de que lo que está leyendo está escrito por alguien que se ha preocupado mucho por conocer aquella época.

Paradójicamente, ninguna de sus novelas ha llegado al cine. Tal vez, si usted hubiera sido anglosajón...

–La industria audiovisual española no creo que pueda por si sola trasladar estas novelas con la espectacularidad conveniente. Ando en un proyecto con Globalset y con productores americanos e italianos para intentar adaptar la trilogía de Escipión a una serie de televisión. Vamos avanzando, pero chocamos con los guionistas norteamericanos que se empeñan en cambiarlo todo y no entienden que la Historia es más espectacular que lo que se les ocurre a ellos.

Julia era de Siria. Y en Roma gobernaron augustos de diferentes partes, como Andalucía. ¿Tiene poco que ver con la Italia actual y la ola nacionalista que invade Europa?

–Hago novelas de personajes que me interesan mucho y no me gusta atarme a cuestión ideológica alguna. Por otro lado, con Julia aprendemos que la xenofobia hacia Oriente y hacia Siria no es de ahora, sino que viene de hace mucho tiempo. Y con una novela como ésta también aprendemos que una unidad como la UE, tan compleja y con defectos, pero que ha dado el mayor tiempo de paz a Europa en muchos siglos, fue posible porque ya existió una unidad administrativa y geopolítica que se llamó el Imperio Romano. La unidad hace la fuerza y la división destroza, y eso sí que son mensajes interesantes para reflexionar desde el siglo XXI.

«La inacción en política es en ocasiones una falta tan imperdonable que puede equipararse a la del político que quebranta la ley». He tenido dudas de si hablaba del emperador Pértinax o de alguien más contemporáneo como Mariano Rajoy…

–Yo escribo la novelas y el lector puede extraer las conclusiones. Es cierto que es una frase en el contexto de Pértinax, pero puede tener aplicaciones universales o atemporales.

Las conspiraciones de estos días en Podemos no se diferencian mucho de la corte de Roma...

–La naturaleza humana no ha cambiado, por lo que amamos y odiamos, somos leales o desleales de la misma forma que hace 2.000 años. En el Imperio Romano la lucha por el poder era fraticida y brutal, y eso no ha cambiado. En España, gracias a Dios, ya no van con dagas al Senado, pero las traiciones siguen siendo parecidas.

De haber nacido en el imperio romano, ¿qué época le hubiera gustado vivir y cerca de quién?

–Pues en los años 30 en Palestina y ver lo que pasó allí sin intermediarios. De las personalidades que han creado religiones, Cristo es el que más ha influido en el mundo occidental.

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