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Juan Francisco Ferré, en el Parque de Málaga, antes de la entrevista. :: salvador salas
Juan Francisco Ferré: «No soy un fundamentalista de la literatura»

Juan Francisco Ferré: «No soy un fundamentalista de la literatura»

El autor malagueño presenta el miércoles en Málaga su nueva novela, 'Revolución', en la que retrata a los 'millennials' de la España de dentro de dos décadas

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Martes, 4 de junio 2019, 00:14

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Radical, crítico y original, Juan Francisco Ferré (Málaga, 1962) es de los explora el mundo en el que vivimos en novelas provocadoras, desinhibidas y perturbadoras. No le gusta repetir caminos y su nueva ficción, 'Revolución', no es una excepción. El mundo de la familia entra en la órbita de este autor y crítico de cine que viaja a la España de dentro de dos décadas para retratar un mundo que es diferente, pero que también conserva escenarios reconocibles. Dice que ha querido retratar a los adultos que hoy son 'millennials' y que por ello se ha borrado como autor para dar la voz a su personaje. El próximo miércoles día 5 presenta su nuevo libro en La Térmica.

–Sus novelas parten de realidades que nos atormentan: ETA, el 11-S, la España de la crisis. El marco de 'Revolución' es diferente.

–Es la España de 2037 y todo el ruido de fondo de hoy ha desaparecido. Los protagonistas son los 'millennials' de ahora, los que han empezando a votar en las últimas elecciones. He hecho un esfuerzo por contar la vida de esa gente cuando sea adulta y tenga que hacerse a las convenciones sociales, familiares y sexuales de entonces. Me interesaba mirar al presente desde el futuro, pero también al futuro desde el presente.

–Pero en esta novela futurista no hay distopía y muchas de las situaciones parecen coetáneas.

–A pesar de que se ambienta en el futuro, he querido hacer una novela realista. Si empiezas a leerla y piensas que es el presente, vas bien, pero si reconoces signos que no son muy de nuestro tiempo, también vas bien. Nos deslizamos en esa realidad sin saber muy bien si es presente o futuro, porque en el fondo el futuro no va a ser tan distinto de lo que conocemos.

–El protagonista, Gabriel, viene de la universidad, como usted. ¿Qué hay de Ferre en la novela?

–He querido quedarme en la sombra. Gran parte de las cosas que él piensa no son mías, sino suyas. En la ficción estamos acostumbrados a escritores que nos cuentan su vida. Eso no me interesaba, porque no quería enfatizar mi ego, sino desaparecer y cederle la voz a mi personaje.

«El cine cambió a los escritores del siglo XX y las series están cambiando la forma en la que entendemos la ficción»

juan francisco ferre

–Gabriel nos cuenta su historia en 33 capítulos y 33 días. ¿Ese número es un símbolo muy cristiano?

–Un amigo me decía el otro día que mi revolución tiene 33 revoluciones por minuto. Yo me voy a Dante, que constituye cada parte de la 'Divina Comedia' en 33 cantos, y me quedo con uno de ellos, el del Infierno, que es el que más me gusta.

–En la novela no muestra mucha fe hacia los telediarios y la televisión… que siguen dentro de dos décadas.

–Como novelista, me gusta jugar y la ironía es muy valiosa. La televisión tiene una autoridad para cierta gente irrevocable y eso me preocupa. Y en este libro tienen también mucha presencia los móviles y ordenadores, porque las pantallas se han multiplicado en nuestro mundo.

–La tecnología siempre ha tenido una presencia capital en su obra.

–Ya es más fácil hablar de ello, pero hace diez años cuando empecé a hacerlo parecía una cosa rarísima. Poco a poco nos hemos dado cuenta de que la ficción literaria tiene que dar un salto para no quedar desfasada.

¿Salto hacia dónde?

–El libro es la tecnología que te llega más dentro, porque tiene una herramienta que no utiliza ningún otro arte: el lenguaje verbal. El discurso sigue siendo fundamental en la sociedad y la literatura tiene que seguir nombrando la realidad, hablando de lo que la gente vive y anticipándose.

¿Las series se están apropiando del campo natural de la literatura?

–La ficción hace la realidad digerible y eso la novela lo hace mejor que nadie. Pero no soy un fundamentalista de la literatura. El cine cambió a los escritores del siglo XX y las series están cambiando la forma en la que entendemos la ficción, la relación con los personajes, el desarrollo del tiempo, la forma de contar. Esta novela no habría sido posible sin las series.

«El 'brexit' me parece una necedad total. Ha sido el triunfo de los catetos de Inglaterra y hay mucha gente allí que no soporta lo que está pasando. Igual que en Cataluña hay gente que no soporta lo que está pasando»

juan francisco ferré

¿También le ha atrapado 'Juego de Tronos'?

–Soy un fan total y –viene 'spoiler'– estoy cabreado como todo el mundo con la muerte de Daenerys. Me gusta de todo, como 'The Good Wife', que seguí mucho en una época, o 'Mad Men', 'Los Soprano'... El diálogo con las series pasa incluso por las que puedan no gustarme. Al fin y al cabo detrás de las series hay guionistas.

–Los escritores no suelen hacer estas concesiones a otros formatos.

–Ese ha sido el gran error de la literatura durante mucho tiempo. Estar encerrada en una supuestas claves históricas, pero si no está en el mundo no sirve para nada.

–Usted es un escritor atento a lo tecnológico, pero he intentado mandarle un 'whatsapp' y no tiene.

–Es una prevención. Estoy en Facebook y Twitter, aunque de forma distante. Estar en el mundo no significa estar siempre abierto a todo porque tengo mis límites y uno pierde mucho tiempo prestando atención a los demás en redes sociales. Al principio, hace diez años, en Facebook me metí a muerte, pero me di cuenta que era agotador y que le quitaba tiempo a artículos, novelas… Y el 'whatsapp', por ahora, no lo considero necesario.

–Pues le confieso que le tengo envidia sana.

–No le quito su importancia y veo que la mayor parte de la gente lo tiene, incluidas personas muy cercanas a mí. Pero también conozco a un montón de lectores que no están en redes sociales y utilizan la literatura para conectarse con el mundo.

¿Todo lo publicado es literatura?

–A veces comunicamos chorradas y, por muchos lectores que se tengan, eso no me interesa. Con los escritores que admiro y con los lectores que respeto quiero encontrarme en un punto en el que todos veamos que hemos hecho un esfuerzo. Aunque esa relación también tiene que ser abierta y no hay que sacralizar el libro. Si uno no te gusta, no hay que hacer un drama ni ponerlo a parir. En esta novela no he intentado provocar, sino ser bueno.

¿Qué entiende usted por bueno?

–Pues más humano de lo que en ocasiones me pide el cuerpo. Por eso utilizo la máscara de este personaje que es capaz de expresar cosas que yo en nombre propio no podría.

¿En la Universidad Panaeuropea del protagonista de la novela dan masteres para políticos?

–Ja, ja, ya le gustaría a alguno.

–Pues no sé si peca usted un poco de optimista con este centro del futuro ya que la idea de Europa está en crisis con la división del 'brexit'.

–Es verdad. Empecé a escribir esta novela mucho antes del 'brexit' y nació de una creencia en Europa, no en la UE. La experiencia europea es una de las más radicales de la historia y de las que ha hecho avanzar más la cultura y la civilización. En cuanto a la Unión Europea como institución me produce escepticismo, pero el 'brexit' me parece una necedad total.

¿Por la división en el país?

–Ha sido el triunfo de los catetos de Inglaterra y les va a costar décadas superar ese trauma porque ha creado una gran escisión y hay mucha gente allí que no soporta lo que está pasando. Igual que en Cataluña hay gente que no soporta lo que está pasando. O estamos con los catetos, por la gente que optado por volver atrás, a una idea de nación o de cultura preservada de la realidad, o bien nos enfrentamos al futuro, digerimos lo que venga y seguimos siendo capaces de ser Europa. A lo mejor no nos va a tocar verlo a nosotros, pero sí a los hijos de los personajes de mi novela.

–Muchos daban por derrotado a Francisco de la Torre, pero seguirá siendo alcalde con el aval precisamente de la Málaga cultural.

–Eso ha sido un milagro. El cambio de esta ciudad era impensable hace veinte o quince años. Y eso se debe a una gestión inteligente que se ha hecho en Málaga en la que tuvo mucho que ver el difunto Antonio Garrido Moraga al contagiar una idea diferente de ciudad. El malagueño está contento. ¿Por qué? No lo sé. Creo que en lo local se desvanecen las ideologías y las siglas, y se entra en cuestiones de gestión. Es tan simple como eso.

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